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Vecinos de Ollerías y El Molinillo claman contra la suciedad y el abandono.

El emblemático barrio malagueño de El Molinillo se asfixia bajo una marea de basura. Los vecinos denuncian abandono y exigen soluciones urgentes ante la creciente suciedad en sus calles.

El Molinillo se ahoga en basura: Vecinos claman por una solución urgente

El corazón bohemio de Málaga, el barrio de El Molinillo, late con un ritmo cada vez más lento y sofocado por la acumulación de basura y el abandono de la limpieza urbana. Las calles, antaño refugio de artistas y punto de encuentro de la vida malagueña, se han convertido en un escenario de suciedad y hedor, denunciado con insistencia por sus residentes. Desde la calle Ollerías hasta los confines del propio barrio, el panorama es desolador: aceras pegajosas, papeleras desbordadas y una atmósfera cargada de olores nauseabundos que invaden cada rincón.

El equipo de eldiariodemalaga.es ha recorrido las calles afectadas, confirmando de primera mano la gravedad de la situación. La Calle Duque de Rivas, en particular, se presenta como un punto crítico, donde la acumulación de residuos en esquinas y portales transforma el simple acto de caminar en una experiencia desagradable. Los vecinos relatan cómo deben sortear charcos de líquidos pegajosos y bolsas de basura abandonadas, mientras las papeleras, siempre al límite de su capacidad, son un foco constante de malos olores.

La falta de papeleras en algunos tramos agrava aún más el problema. Los peatones, ante la ausencia de puntos de recogida adecuados, se ven obligados a depositar sus residuos en el suelo, contribuyendo a la degradación del entorno. Este problema, sumado al inevitable desgaste provocado por el tráfico diario, convierte las aceras en superficies incómodas e insalubres, impregnadas de manchas y restos de alimentos.

¿Promesas vacías? La desesperación vecinal ante la inacción municipal

La paciencia de los vecinos se agota ante la aparente inacción del Ayuntamiento. A pesar de las numerosas quejas y reclamaciones presentadas, las medidas adoptadas hasta el momento se consideran insuficientes e ineficaces. Los residentes denuncian que la situación empeora notablemente durante los fines de semana y, especialmente, en los meses de verano, cuando las altas temperaturas intensifican los olores y la proliferación de insectos.

"No podemos más", lamenta María, vecina de la Calle Duque de Rivas. "Llevamos meses denunciando esta situación, pero parece que nadie nos escucha. Nos sentimos abandonados por el Ayuntamiento. Vivir así es insostenible, especialmente con el calor que hace en Málaga".

La pregunta que resuena entre los vecinos es clara: ¿cuándo tomará el Ayuntamiento medidas contundentes y efectivas para solucionar este problema que afecta a su calidad de vida y deteriora la imagen de uno de los barrios más emblemáticos de Málaga?

El clamor vecinal que emana del corazón de El Molinillo, ahogado literalmente en basura, no es solo una cuestión de estética urbana, sino un **síntoma de desatención sistémica** por parte de un Ayuntamiento que, a menudo, parece más preocupado por los fastos y las cifras turísticas que por el bienestar cotidiano de sus ciudadanos. La degradación de este barrio, otrora crisol de creatividad y vida malagueña, es un espejo que refleja la preocupante brecha entre la Málaga que se vende en las postales y la que realmente se vive en sus calles. No se trata de negar el progreso ni el atractivo turístico de la ciudad, pero sí de recordar que la verdadera sostenibilidad pasa por cuidar de los barrios, escuchar a sus vecinos y garantizar servicios básicos de calidad.

La situación en El Molinillo no es un problema aislado, sino un **aviso sobre la necesidad urgente de replantear las prioridades municipales**. Incrementar la frecuencia de la limpieza, instalar más papeleras y mejorar la gestión de residuos son medidas indispensables, pero insuficientes. Lo que realmente se necesita es un plan integral que involucre a vecinos, comerciantes y Ayuntamiento, fomentando la corresponsabilidad y la concienciación ciudadana. No basta con limpiar, hay que educar, prevenir y sancionar las conductas incívicas. De lo contrario, El Molinillo, y otros barrios de Málaga, seguirán sufriendo las consecuencias de una dejadez que, a la larga, terminará por socavar la propia imagen de la ciudad.

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