Los vecinos de la calle Limonero, en Rincón de la Victoria, claman por una solución. Lo que debería ser un apacible rincón residencial se ha transformado, según denuncian, en un auténtico vertedero a las puertas de sus casas. La situación, agravada por la proximidad de una gasolinera y un hipermercado, ha alcanzado un punto crítico que exige una intervención urgente por parte del Ayuntamiento.
Montañas de basura, restos de poda abandonados y un asfalto cuarteado componen un escenario dantesco que contrasta con la imagen turística que el municipio proyecta. La calle Limonero, lejos de ser un lugar de paso seguro, se ha convertido en una trampa para peatones. Socavones inesperados, grietas profundas y un pavimento irregular son una constante amenaza para ancianos y niños, especialmente en días de lluvia, cuando el agua arrastra aún más residuos y convierte la calzada en una pista de patinaje improvisada.
«Es una vergüenza. Vivimos rodeados de suciedad y peligro«, exclama María Pérez, vecina de la zona, con una mezcla de rabia y resignación. «Hemos enviado decenas de quejas al Ayuntamiento, pero nadie nos hace caso. Parece que somos invisibles», añade. Las imágenes que han llegado a nuestra redacción son elocuentes: bolsas de basura desbordando, ramas secas acumuladas durante semanas y un asfalto que parece a punto de desmoronarse.
Pero la situación no solo es un problema estético y de seguridad, sino también de salud pública. La acumulación de restos orgánicos atrae a roedores e insectos, que campan a sus anchas, incrementando el riesgo de enfermedades y generando un ambiente insalubre para los residentes. La preocupación aumenta al saber que la calle Limonero es una vía de acceso a zonas residenciales y colegios, lo que convierte a niños y familias en los más vulnerables.
Los vecinos exigen una limpieza integral de la zona, la reparación del asfalto y un plan de mantenimiento periódico que evite que la situación se repita. «No pedimos lujos, solo que se cumpla con lo básico: limpieza, seguridad y salud pública», afirma Juan Rodríguez, otro vecino afectado. El hartazgo es palpable y la paciencia se agota. La calle Limonero espera una respuesta que, por ahora, se diluye entre promesas incumplidas y oídos sordos. ¿Cuándo actuará el Ayuntamiento? El tiempo, y la salud de los vecinos, apremian.
La situación en la calle Limonero, tal y como la describen nuestros compañeros, no es solo una negligencia administrativa, sino un fracaso palpable de la gestión municipal. Rincón de la Victoria, un municipio que presume de atractivo turístico, no puede permitirse tener zonas residenciales convertidas en vertederos a la vista de todos. El abandono denunciado por los vecinos no es un caso aislado, sino un síntoma de la desconexión entre las promesas electorales y la realidad cotidiana. El Ayuntamiento debe asumir su responsabilidad y dejar de priorizar la imagen superficial sobre las necesidades básicas de sus ciudadanos.
Más allá de la evidente falta de limpieza y mantenimiento, este caso pone de manifiesto una grave carencia de planificación y control urbanístico. ¿Cómo es posible que se permita la proliferación de gasolineras e hipermercados sin un plan adecuado de gestión de residuos? ¿Dónde están los mecanismos de supervisión que deberían garantizar el cumplimiento de las normativas? La salud pública, la seguridad y el bienestar de los vecinos no pueden ser moneda de cambio en aras del desarrollo económico. Es hora de que el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria demuestre que la calidad de vida de sus ciudadanos es una prioridad real, no solo un eslogan publicitario.
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