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Málaga alcanza los 25,1 grados en enero, batiendo récords de calor en la península.

Málaga registra temperaturas inusuales de hasta 25,1 grados en enero, convirtiéndose en la ciudad más calurosa de la península, mientras un cambio climático se anuncia para los próximos días.

Calor inusual en enero: Málaga bate récords de temperatura

Este pasado fin de semana, Málaga sorprendió a sus residentes y visitantes con un clima primaveral, marcando un inusual calor en pleno mes de enero. Las temperaturas, que superaron los 25 grados centígrados en la capital, han generado un ambiente propicio para disfrutar del paseo marítimo y, para algunos audaces, incluso un chapuzón en la playa. Este fenómeno ha atraído a numerosos malagueños a las costas, desafiando la típica estampa invernal.

Con el termómetro alcanzando su punto máximo en 25,1 grados en la estación del Puerto de Málaga, la ciudad no solo se ha destacado a nivel regional, sino que ha sido la más calurosa de toda la península ibérica. Solo un pequeño rincón canario, el municipio de Vallehermoso en La Gomera, ha registrado un leve aumento con 25,2 grados, mostrando que la calidez ha abarcado varias zonas del territorio nacional. En la provincia, otros municipios como Vélez-Málaga y Torremolinos también experimentaron temperaturas cercanas a los 24 grados, lo que refleja una dinámica climática poco habitual para esta época del año.

El terral: el culpable del calor malagueño

La explicación de este fenómeno se encuentra en la presencia del terral de invierno, un viento cálido que sopla desde el interior hacia la costa, elevando las temperaturas en la zona. José Luis Escudero, conocido meteorólogo y colaborador del blog «Tormentas y rayos», ha asegurado que este viento ha sido el protagonista de un clima que ha sorprendido incluso a los más optimistas. “Es raro ver tantos grados en enero, pero el terral ha traído consigo este aire cálido que hemos estado disfrutando”, comenta.

Sin embargo, la alegría por estas temperaturas veraniegas tiene fecha de caducidad. Con la llegada del lunes, las previsiones climáticas anticipan un cambio drástico en el tiempo. Se espera un descenso de hasta diez grados, donde las máximas se situarán alrededor de los 15 grados, más acordes a lo típico de la temporada. Muchos ya comentan la ironía de tener que guardar de nuevo las camisas de manga corta en el armario, un recordatorio de que el invierno, aunque retrazado, aún se encuentra presente.

La inusual situación meteorológica de este fin de semana invita a la reflexión sobre los cambios climáticos a los que nos enfrentamos, recordándonos que en Málaga, el calor y el frío pueden hacer acto de presencia de forma inesperada. Mientras tanto, los malagueños disfrutan de un enero atípico, aprovechando cada rayo de sol antes de que vuelva el frío a cubrir las calles de la ciudad.

El sorprendente calor registrado en Málaga durante este enero ha generado una mezcla de euforia y desconcierto entre los ciudadanos. El hecho de que las temperaturas hayan superado los 25 grados es, sin duda, un fenómeno excepcional que invita a disfrutar de actividades al aire libre y a una vida social revitalizada. Sin embargo, detrás de este anticipo casi veraniego se oculta una realidad preocupante: el cambio climático ya no es una teoría distante, sino una experiencia palpable que confrontamos en nuestro día a día. Este episodio no debe ser visto únicamente como una curiosidad meteorológica, sino como un signo de los tiempos en los que vivimos, donde los patrones climáticos se vuelven cada vez más erráticos y difíciles de predecir.

La llegada apresurada de un invierno que se había hecho esperar pone de relieve la fragilidad de nuestro entorno y la necesidad de replantear nuestras actitudes hacia el mismo. Mientras que algunos celebran la oportunidad de disfrutar de una escapada a la playa en enero, otros deberían detenerse a considerar las implicaciones a largo plazo que estos cambios conllevan. Es imperativo que tanto las autoridades locales como los ciudadanos asuman su responsabilidad y trabajen en la adopción de políticas ambientales sostenibles que promuevan un estilo de vida más acorde con la realidad de un clima en transformación. La clave para enfrentar el futuro radica en la educación ambiental y en un compromiso colectivo hacia la sostenibilidad, buscando que los Veranos en enero no sean más que un recuerdo de lo que una vez fue un verano saludable y equilibrado en Málaga.

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