Málaga, 3 de junio de 2025 – La emblemática calle Eugenio Gross, antaño un ejemplo de vitalidad en el distrito Bailén-Miraflores, se encuentra sumida en una creciente crisis de salubridad. Los residentes, hartos de la situación, han alzado la voz ante lo que describen como un abandono sistemático por parte de las autoridades municipales, transformando la vía en un foco de insalubridad y malestar generalizado.
El problema, lejos de ser puntual, parece haberse enquistado, transformando la rutina diaria de los vecinos en una pesadilla. Las imágenes que llegan a nuestra redacción son elocuentes: montañas de bolsas de basura desbordando los contenedores, residuos esparcidos por la acera y un hedor nauseabundo que impregna el ambiente. Jorge Baro, un vecino de la zona que ha contactado con eldiariodemalaga.es, lo resume con frustración: «Ya no sabemos qué hacer. Vivir aquí se ha convertido en una tortura. La calle parece un vertedero improvisado».
La acumulación de basura no solo afecta a la estética de la calle, sino que ha generado graves problemas de salud pública. La proliferación de roedores e insectos, atraídos por los restos orgánicos, se ha convertido en una constante. Los vecinos temen por la salud de sus hijos y ancianos, especialmente durante los meses de calor, cuando la situación se agrava aún más. Los comerciantes de la zona también se ven afectados, con una disminución notable de la clientela debido al desagradable ambiente.
La situación se complica aún más para las personas mayores y aquellos con movilidad reducida. Las montañas de basura dificultan el paso, obligando a los peatones a sortear obstáculos y poniendo en riesgo su integridad física. Los vecinos denuncian que la falta de limpieza y mantenimiento ha convertido la calle en una trampa, especialmente para aquellos que dependen de sillas de ruedas o andadores.
Los vecinos exigen soluciones inmediatas y contundentes, que van desde un aumento en la frecuencia de la recogida de basura hasta una mayor concienciación ciudadana para evitar el depósito indiscriminado de residuos. La calle Eugenio Gross, claman, merece volver a ser un lugar digno y habitable para todos sus vecinos. El Ayuntamiento aún no ha emitido una respuesta oficial ante las acusaciones.
La situación en Eugenio Gross, descrita con crudeza por nuestros compañeros, no es un caso aislado, sino el síntoma de una dejadez municipal que comienza a ser alarmante en varios puntos de la ciudad. No se trata simplemente de un problema de recogida de basuras, sino de la desatención a las necesidades básicas de los ciudadanos. Una ciudad que aspira a ser un referente turístico y cultural no puede permitirse rincones como este, donde la insalubridad y la precariedad se imponen. ¿Dónde queda la responsabilidad del Consistorio, más allá de promesas y planes a largo plazo? La gestión eficaz pasa por atender lo urgente, por no abandonar a su suerte a los vecinos que claman por una solución inmediata.
Más allá de las responsabilidades políticas, este episodio debería servir como un revulsivo para la concienciación ciudadana. La falta de civismo, el depósito incontrolado de residuos y la indiferencia ante el problema son también factores que contribuyen a esta degradación. Urge, por tanto, una campaña de sensibilización que promueva el respeto por el espacio público y fomente prácticas más sostenibles. Pero la pelota está, principalmente, en el tejado del Ayuntamiento. Si no hay una respuesta contundente, si no se invierte en recursos y en una planificación eficaz, Eugenio Gross seguirá siendo un triste ejemplo de cómo la inacción puede convertir una calle en un auténtico estercolero.
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