El Festival de las Linternas, que se conoció en Málaga como una celebración vibrante del Año Nuevo chino, ha tomado oficialmente su última luminaria en el Parque del Oeste. En una decisión que ha dejado a muchos sorprendidos, los organizadores, Ximénez Iluminación y Lantern Group, han decidido no repetir la experiencia en esta icónica ubicación de la Carretera de Cádiz. Fuentes municipales han confirmado que los motivos de esta determinación se centran en la insatisfacción con el número de visitantes y la repercusión económica del evento.
Este anuncio ha resonado con eco en la comunidad malagueña, donde las quejas sobre el evento eran notables. El alcalde de la ciudad, Paco de la Torre, ha manifestado que el festival no contó con el suficiente consenso entre los vecinos. La decisión se formalizó este lunes tras una moción de Con Málaga, que fue acogida unánimemente, lo que refleja el sentir de muchos ciudadanos que pedían el cese del evento en este parque tan apreciado por la comunidad.
La intervención de la representante de la plataforma vecinal, Lola Trujillo, fue un momento clave en la reciente comisión del pleno de Medio Ambiente. En un emotivo discurso, Trujillo instó a la concejala de Fiestas, Teresa Porras, a escuchar las preocupaciones de una comunidad que se sintió desplazada mientras el festival ocupaba una significativa parte del parque, un espacio fundamental para el ocio y la convivencia de los malagueños. «Cambiar las cosas es posible», declaró, enfatizando el poder que tienen los ciudadanos cuando se organizan y expresan sus quejas.
Las críticas hacia la gestión del evento también han sido un tema candente en el debate político local. A pesar de la unanimidad en la resolución de no celebrar de nuevo el festival en este parque, las tensiones se incrementaron en el pleno, donde miembros de la oposición cuestionaron la capacidad del actual equipo de gobierno para aprender de los errores anteriores. La viceportavoz de Vox, Yolanda Gómez, no dudó en señalar que el canon pagado por la empresa fue «irrisorio», mientras que la viceportavoz socialista Begoña Gómez acusó al alcalde y su equipo de haber «insultado» a los vecinos que manifestaron su descontento.
Por su parte, Teresa Porras, en defensa de la programación de eventos como el Festival de las Linternas, destacó que a pesar de la polémica, el espectáculo había demostrado ser un éxito en otras localidades. En este sentido, aunque reconoció las quejas de ciertos vecinos respecto al ruido, argumentó que «a lo mejor la empresa se ha equivocado al venderlo», lo que sugiere la posibilidad de que el festival pueda encontrar un nuevo hogar más acorde con sus características. «Los chinos son los mejores en este tipo de eventos», añadió, subrayando el potencial que aún puede tener el festival en la ciudad, pero no en el Parque del Oeste.
La decisión sobre el futuro del festival abre un nuevo capítulo en la relación entre el Ayuntamiento de Málaga y sus ciudadanos, donde las voces de los vecinos han pasado a un primer plano en el debate sobre el uso del espacio público. Se espera que este precedente genere un cambio hacia un enfoque más consultivo y favorable a las necesidades de la comunidad en las actividades futuras que se celebren en la ciudad.
La decisión de que el Festival de las Linternas no volverá al Parque del Oeste de Málaga pone de manifiesto una realidad inquietante: la desconexión entre la administración municipal y las necesidades de los ciudadanos. A pesar de que el festival ofrecía una oportunidad única para enriquecer culturalmente la ciudad y celebrar el Año Nuevo chino, la falta de consenso y el descontento de los vecinos han llevado a la cancelación del evento. Este suceso debería ser visto como una oportunidad de aprendizaje para el Ayuntamiento, en lugar de un simple fracaso. Las quejas de la comunidad, expresadas por figuras como Lola Trujillo, evidencian la necesidad urgente de un diálogo más dinámico y efectivo entre los responsables políticos y los ciudadanos a los que representan.
Sin embargo, no se puede pasar por alto la manifestación de la oposición política durante el pleno municipal, que exigió explicaciones y medidas más contundentes respecto a eventos de esta naturaleza. La defensa que hizo Teresa Porras resalta una lección importante: la adaptación y la flexibilidad son esenciales para el éxito de iniciativas culturales. Si el Festival de las Linternas ha sido un éxito en otros lugares, quizás sea el momento de replantear la ubicación, buscando un espacio que no solo mantenga la esencia de la celebración, sino que también respete el sentir de los vecinos. Es imperativo que futuras actividades no solo busquen atraer visitantes, sino que también fomenten la convivencia y el uso consciente del espacio público, donde el deseo de la comunidad sea el eje central de la planificación cultural en Málaga.
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