Este viernes, 28 de febrero, las previsiones meteorológicas han hecho sonar las alarmas en Málaga. El Centro Meteorológico de Aemet ha elevado el nivel de aviso de amarillo a naranja, lo que indica un riesgo moderado de precipitaciones intensas en la región. Las mejores noticias, y al mismo tiempo las más preocupantes, son que la costa se prepara para un despliegue de lluvias que podría tener un impacto significativo en la provincia.
Las áreas que más sufrirán están ubicadas principalmente en la mitad más occidental de la Costa del Sol, donde se prevén acumulaciones de hasta 30 litros por metro cuadrado en una sola hora. Localidades como **Marbella** y **Estepona**, junto a sus sierras, se perfilan como las más afectadas. Esto no solo representa un riesgo de inundaciones, sino también la posibilidad de tormentas puntuales que podrían complicar aún más la situación.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Este episodio pluvioso podría ser un alivio para la sequía que afecta a algunos embalses de la provincia. En particular, se espera que el pantano de La Concepción recibirá una considerable cosecha de agua, con pronósticos de alrededor de 50 litros por metro cuadrado. Este incremento en el nivel de reservas es crucial, ya que garantiza el abastecimiento de agua para la Costa del Sol, área que depende en gran medida de estas reservas.
Además, en los embalses del Guadalhorce y Guadalteba, se anticipan precipitaciones de entre 30 y 40 litros por metro cuadrado. En contraste, la capital y gran parte de la comarca oscilarán entre 20 y 25 litros, mientras que lugares como **Antequera** y **la Axarquía** recibirán cantidades menores de lluvia, en torno a los 10 y 15 litros respectivamente.
La evolución de este fenómeno meteorológico a lo largo del puente sigue siendo incierta. Aunque la predicción de Aemet sugiere que en la capital malagueña habrá lluvias intermitentes durante el sábado y el domingo, así como el lunes siguiente, las incógnitas sobre la intensidad y la duración persisten. La proximidad de las lluvias a días festivos genera preocupación por posibles inconvenientes en actividades al aire libre, especialmente para aquellos que planeaban disfrutar de la gastronomía y cultura local.
Los próximos días podrían traer consigo un respiro a la sequía, aunque a la vez, la responsabilidad de estar preparados para los imprevistos que pueda traer un clima inestable. La ciudadanía deberá mantenerse informada y cautelosa ante la llegada de este fenómeno, que promete ser una de las experiencias climáticas más notables de la temporada.
La reciente elevación del **aviso naranja** por parte de Aemet para Málaga resalta una realidad que se presenta cada vez más evidente: la necesidad de prepararnos ante fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes y severos. Mientras la lluvia es esperada como una bendición por el alivio que aporta a la sequía que asuela nuestra región, no podemos obviar el riesgo que conlleva para las infraestructuras y el bienestar de la ciudadanía. Este contexto nos invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad de nuestras localidades y la inadecuada preparación de muchas de ellas ante precipitaciones intensas. **Marbella** y **Estepona**, en particular, son recordatorios de lo que puede suceder cuando la infraestructura no responde adecuadamente. Hace falta un compromiso serio por parte de las autoridades para mejorar los sistemas de drenaje y respuesta ante emergencias, haciendo frente a la necesidad de adaptarnos a un clima que, desafortunadamente, no será más amable en el futuro.
Es indiscutible que el agua en nuestros embalses es un alivio esperanzador; sin embargo, también es vital que tomemos este episodio como un llamado a la acción. Un simple aumento en el nivel de reservas no compensa las carencias que hemos heredado de una planificación deficiente a lo largo de los años. **La responsabilidad de gestionar el agua de manera sostenible y de prepararnos ante eventos inesperados** debe ser compartida no solo por las instituciones, sino también por la población. **La concienciación ciudadana** sobre la importancia de un manejo adecuado de los recursos hídricos y la adaptación a nuevas realidades climáticas es esencial para avanzar hacia un futuro más resiliente. En último término, el cambio climático no solo trae desafíos, sino también la oportunidad de transformar cómo vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno. En este contexto, la gestión de nuestras expectativas y responsabilidades será esencial en los días lluviosos que se avecinan y más allá de ellos.
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