Tomelloso, Ciudad Real – En un movimiento que intensifica la ofensiva contra la debilitada administración central, el Partido Popular ha puesto su mirada en el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Durante un acto celebrado hoy en Tomelloso, la formación liderada por Alberto Núñez Feijóo ha instado a Page a pasar de las críticas verbales a la acción, argumentando que su posición y la de sus diputados son cruciales para desbancar al actual presidente del Gobierno. «Si Page da la orden, el sanchismo se acaba mañana», aseveró Miguel Tellado, secretario general del PP, durante su intervención, generando un sonoro aplauso entre los asistentes.
La estrategia del PP parece clara: exacerbar las tensiones internas del PSOE y capitalizar el descontento existente en sectores del electorado socialista. La figura de García-Page, conocido por sus críticas públicas a algunas políticas del Gobierno central, se presenta como un posible punto de inflexión. Tellado ha sido contundente al afirmar que las críticas de Page son insuficientes si no se traducen en acciones concretas. «No vale criticar a Sánchez de boquilla y luego asumir sus cesiones al separatismo», sentenció, acusando al presidente castellano-manchego de «cinismo» e «hipocresía».
Más allá de la presión directa, el PP ha lanzado una oferta pública a Page: una acción conjunta para rechazar el posible «cupo separatista» de Cataluña. Esta propuesta, según Tellado, busca poner a prueba la verdadera voluntad de Page y evidenciar si sus críticas son genuinas o simplemente una estrategia para mantener su popularidad en Castilla-La Mancha. «Ahí está nuestra mano tendida. A ver qué contesta Page», desafió el número dos del PP.
La dirección del PP se muestra escéptica ante la idea de un PSOE manchego diferente al del resto de España. Argumentan que todos los miembros del partido, incluyendo aquellos que critican abiertamente al Gobierno, son «responsables de convivir» con sus políticas. La duda que planea en el ambiente es si las críticas de Page son un síntoma de una división real dentro del PSOE o una estrategia calculada para atraer a un electorado más moderado.
En este contexto, el PP insta a sus militantes a no bajar la guardia y a prepararse para una «derrota histórica» de Pedro Sánchez en las urnas. Conscientes de la debilidad parlamentaria del Gobierno, pero también de la capacidad de resistencia del presidente, el PP busca movilizar a su electorado y consolidar una alternativa «fuerte» que pueda «reconstruir este país». «No hay nada más peligroso que un perro herido o un Pedro herido», advirtió Tellado, señalando la necesidad de una victoria contundente en las próximas elecciones.
El Partido Popular, en su constante búsqueda del jaque mate a Sánchez, parece apostar ahora por una estrategia de pinza que recuerda peligrosamente a tiempos pasados: la erosión interna del PSOE a través del señalamiento de disidentes, en este caso, la figura de García-Page. Más allá de la legitimidad de la crítica política, lo preocupante es la instrumentalización de la autonomía regional para fines partidistas. Se intenta convertir al presidente castellano-manchego en rehén de sus propias palabras, obligándole a romper la disciplina de partido so pena de ser tildado de hipócrita. Esta táctica, además de poco elegante, revela una preocupante falta de ideas por parte del PP, que prefiere sembrar la discordia a construir una alternativa política sólida y creíble para los malagueños y el resto de España.
El órdago lanzado a García-Page con el tema del «cupo separatista» catalán es una trampa burda y previsible. Nadie duda de que la defensa de la igualdad entre territorios es un principio fundamental, pero utilizar este principio como arma arrojadiza para forzar una crisis interna en el PSOE es, como mínimo, oportunista. El PP debería centrarse en ofrecer soluciones concretas a los problemas reales de los ciudadanos, en lugar de dedicarse a alimentar el enfrentamiento territorial y el ruido político. En Málaga, por ejemplo, tenemos problemas acuciantes como la sequía y la falta de infraestructuras que merecen la atención y el esfuerzo de todos los partidos políticos, en lugar de este circo mediático orquestado desde la capital.
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