En una escalada de tensión política que sacude el panorama nacional, Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, ha lanzado este lunes una dura ofensiva contra Vox, acusándolos de coordinar una estrategia con el PSOE cuyo principal objetivo es, según sus palabras, «atacar al PP» y a su liderazgo. «A Vox se le está yendo la pinza», sentenció Feijóo en una entrevista matinal, marcando un punto de inflexión en la hasta ahora contenida relación entre ambas formaciones de la derecha.
La paciencia del líder popular, según ha trascendido, ha llegado a su límite. Feijóo denuncia una táctica por parte de Vox que, en lugar de centrarse en la oposición al gobierno de Pedro Sánchez, se dedica a erosionar la base electoral del PP. «Tienen una estrategia política que, de forma directa o indirecta, coincide con la del Partido Socialista, que es atacar al PP», afirmó con vehemencia, dejando entrever su frustración ante lo que considera una traición a la unidad de la derecha.
Feijóo ha expresado su decepción con la trayectoria de Vox, recordando su participación en gobiernos autonómicos donde, según él, «se han ido de todas». Esta referencia a la inestabilidad generada por Vox en las comunidades autónomas donde han gobernado en coalición con el PP, subraya la dificultad de mantener una relación fluida y constructiva. Frente a este escenario, el líder popular apuesta por una estrategia clara: gobernar en solitario. El objetivo, según sus propias palabras, es «conseguir que los votantes de Vox se den cuenta de que si votan al PP el cambio es seguro».
La estrategia del PP, por lo tanto, se centra ahora en captar directamente el voto de Vox, buscando convencer a sus electores de que la única opción real para desalojar a Pedro Sánchez del poder es un gobierno liderado por el Partido Popular. Aunque Feijóo no descarta acuerdos parlamentarios puntuales con Vox, ha dejado claro que no habrá una coalición gubernamental, estableciendo una línea roja infranqueable con Bildu y declarando la imposibilidad de pactar con Sánchez. «Tenemos una línea roja que es Bildu, y con Sánchez no se puede pactar», sentenció, dejando clara la hoja de ruta del PP.
La tensión entre Feijóo y Abascal se ha intensificado en las últimas semanas, con acusaciones mutuas de «mentir» y de «seguir el juego al PSOE». Feijóo ha criticado duramente la actitud de Vox, denunciando que su labor de oposición se reduce a «protestas» y carece de «propuestas». En este sentido, el líder popular ha insistido en que «la pinza del PSOE y de Vox ya empieza a ser conocida por todos», argumentando que existe una estrategia coordinada para «descalificar al PP» y a su liderazgo.
La denuncia de Feijóo coincide con un momento de auge demoscópico de Vox, que ha ido ganando terreno en las encuestas a costa del PP. La respuesta del líder popular, lejos de buscar un acercamiento, ha sido la de marcar distancias y denunciar abiertamente la estrategia de Vox, en un intento de recuperar el terreno perdido y consolidar su liderazgo en la derecha. La próxima semana, Feijóo decidirá si comparece en la comisión de investigación del Senado sobre el ‘caso Koldo’.
El viraje dialéctico de Feijóo, acusando a Vox de «pinza» con el PSOE, no es tanto una revelación como una **confirmación de la deriva estratégica del PP**. Intentar desmarcarse de la ultraderecha, presentándola como un aliado inestable y desleal, es un movimiento arriesgado que busca capitalizar el voto moderado huérfano. Sin embargo, esta táctica ignora la realidad del electorado conservador, cada vez más escorado hacia posiciones radicales. Al demonizar a Vox, Feijóo corre el riesgo de espantar a una parte importante de su base electoral, creando un caldo de cultivo para el fortalecimiento de la extrema derecha y dificultando la formación de mayorías estables en el futuro.
La estrategia del PP de **gobernar en solitario, apelando al voto «útil» de Vox**, es una apuesta que parece desconectada de la realidad política actual. Ignora la fragmentación del espectro político y la creciente dificultad de alcanzar mayorías absolutas. Además, el discurso de Feijóo se contradice al marcar líneas rojas con Bildu y Sánchez, cerrando la puerta a posibles pactos que podrían desbloquear la gobernabilidad. Esta postura, más que una muestra de firmeza, evidencia una falta de visión y una incapacidad para construir puentes en un contexto político cada vez más polarizado. Quizás, la verdadera «pinza» no sea la que denuncia Feijóo, sino la que él mismo se impone al limitar sus opciones de diálogo y negociación.
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