La Costa del Sol, motor económico de Andalucía, se prepara para un nuevo impulso gracias a la ambiciosa ampliación del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol. Con una inversión sin precedentes de 1.500 millones de euros, este proyecto, anunciado en julio de 2025, no solo busca ampliar las instalaciones, sino transformar el aeropuerto en un verdadero hub internacional, un nodo clave en la red global de conexiones aéreas. La ampliación se desarrollará a lo largo de los próximos años, con el objetivo de convertir a Málaga en un referente mundial en conectividad, sostenibilidad y accesibilidad.
El ambicioso proyecto de ampliación se basa en tres pilares fundamentales: capacidad, sostenibilidad y accesibilidad. El objetivo principal es aumentar la capacidad del aeropuerto para absorber el creciente flujo de pasajeros, pasando de los 30 millones actuales a más de 36 millones anuales. Pero no se trata solo de crecer en número, sino de hacerlo de manera responsable. La sostenibilidad es un eje central, con medidas para reducir la huella de carbono y optimizar el uso de recursos energéticos e hídricos. Y, por supuesto, la accesibilidad, garantizando que todos los viajeros, sin importar su condición física o sensorial, disfruten de una experiencia fluida y cómoda. La meta es clara: un aeropuerto digital y humano, donde la tecnología se pone al servicio de las personas.
La ampliación transformará por completo la terminal del aeropuerto. De los 80.000 metros cuadrados actuales, se pasará a 140.000, lo que permitirá duplicar los filtros de seguridad y multiplicar por cinco el área de control de pasaportes. Las zonas de espera y embarque se ampliarán considerablemente, al igual que la oferta comercial, con nuevas tiendas, restaurantes y servicios. Incluso los aseos serán redimensionados para garantizar el confort de los viajeros. En el campo de vuelo, se añadirán nuevas posiciones de contacto para vuelos no Schengen y se mejorará el tránsito de aeronaves. Además, los accesos terrestres serán renovados, con nuevos aparcamientos, viales internos y una conexión elevada hacia la MA-23.
El proyecto se dividirá en dos fases, el DORA III (2027-2031) y el DORA IV (2032-2036). Las obras comenzarán en 2028 y se prevé que finalicen en 2036. Durante este período, se irán alternando proyectos, licitaciones y fases constructivas, todo ello sin interrumpir el tráfico aéreo. Un desafío de coordinación que exigirá una planificación y ejecución impecables.
La ampliación del aeropuerto es mucho más que una inversión en infraestructuras. Representa un salto cualitativo para Málaga y la Costa del Sol, consolidando su posición como destino turístico de primer nivel y abriendo nuevas oportunidades para el turismo de negocios, la inversión internacional y la conectividad con mercados clave como América y Asia. Se espera que esta transformación impulse la creación de empleo y genere un impacto positivo en la economía local. El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol se prepara para despegar hacia el futuro, un futuro donde la innovación, la sostenibilidad y la accesibilidad son los pilares de un desarrollo próspero y equilibrado.
Si bien la inyección de 1.500 millones de euros para ampliar el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol se presenta como un «despegue hacia el futuro», resulta inevitable preguntarse si este futuro es el que realmente necesita la provincia. La apuesta por convertirnos en un ‘hub global’ parece obsesionada con engordar las cifras de un turismo ya masificado, sin abordar los problemas estructurales que genera: precarización laboral, gentrificación y una dependencia económica excesiva de un sector volátil y vulnerable a crisis externas. ¿No sería más sensato diversificar la economía malagueña, invirtiendo en sectores como la innovación tecnológica, la producción sostenible o el apoyo al tejido empresarial local, en lugar de seguir alimentando una burbuja turística que podría estallar en cualquier momento?
El discurso de la sostenibilidad y la accesibilidad, pilares supuestamente fundamentales de esta ampliación, suena hueco si no se acompaña de medidas concretas y ambiciosas. Aumentar la capacidad del aeropuerto para acoger a 36 millones de pasajeros anuales implica inevitablemente una mayor huella de carbono, por mucho que se optimicen los recursos energéticos e hídricos. Además, la promesa de un aeropuerto «digital y humano» corre el riesgo de convertirse en otro eslogan vacío si no se prioriza la creación de empleos de calidad, con salarios dignos y condiciones laborales justas, para los miles de trabajadores que operarán en las nuevas instalaciones. La verdadera sostenibilidad no se mide solo en términos medioambientales, sino también sociales y económicos, y en este aspecto, el proyecto deja muchas dudas en el aire.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.