El rugido del Metropolitano resonará durante mucho tiempo en los oídos de los aficionados colchoneros. En una tarde que quedará grabada en los anales del fútbol madrileño, el Atlético de Madrid destrozó al Real Madrid con una contundente «manita» (5-2), en un partido que evidenció un cambio de era para el equipo rojiblanco. Lejos de la imagen del cerrojo defensivo, el Atleti exhibió un juego ofensivo demoledor, desnudando las carencias de un Real Madrid que llegaba como líder invicto y con la vitola de favorito. El 28 de septiembre de 2025 será recordado como el día en que el Atlético de Madrid redefinió su identidad y sometió a su eterno rival.
El partido, lejos de ser un paseo triunfal, comenzó con un intercambio de golpes. El Real Madrid logró ponerse por delante en el marcador, pero el gol de Sørloth justo antes del descanso fue un punto de inflexión. La segunda mitad fue un monólogo rojiblanco. Julián Álvarez, convertido en el director de orquesta del equipo, lideró una remontada espectacular. Su visión de juego, su capacidad de asociación y su pegada fueron demasiado para una defensa blanca que se desmoronó ante la presión constante del Atleti. Griezmann, silenciando las críticas, añadió la guinda al pastel con un gol que desató la locura en las gradas.
La metamorfosis del Atlético de Madrid es obra y gracia de Diego Simeone. El técnico argentino, consciente de las limitaciones defensivas de su equipo, ha apostado por un juego más propositivo, con una presión alta y un mediocampo creativo y dinámico. Nombres como Llorente, Nico González, Koke, Pablo Barrios y Giuliano Simeone (hijo del Cholo) personifican la nueva filosofía rojiblanca: un equipo valiente, ambicioso y con hambre de victoria. El Atlético ya no se limita a defender; ahora ataca, propone y busca el gol con determinación.
El naufragio del Real Madrid de Xabi Alonso ha desatado las primeras dudas sobre su proyecto. El técnico vasco, que ya sufrió una derrota dolorosa ante el Atleti con el Leverkusen, volvió a caer en el Metropolitano, superado por la táctica y la intensidad del equipo rojiblanco. La solidez defensiva que había caracterizado al Real Madrid en este inicio de temporada desapareció por completo, y las estrellas del equipo no encontraron la manera de brillar. La derrota deja al descubierto las carencias de un equipo que aún está en construcción y que deberá aprender de sus errores si quiere aspirar a grandes cosas.
Las lágrimas de Simeone al final del partido reflejaban la tensión acumulada y la alegría por un triunfo histórico. El técnico argentino ha demostrado que es capaz de reinventarse y de adaptarse a las circunstancias, ofreciendo un fútbol más vistoso y acorde al talento de sus jugadores. El derbi ganado al Real Madrid es un punto de inflexión para el Atleti, que afronta el futuro con optimismo y la convicción de que puede competir de tú a tú con los mejores equipos de Europa. Ahora la pregunta es: ¿podrá Simeone mantener este nivel y convertir al Atlético en un aspirante real al título? El tiempo dirá.
La goleada del Atlético de Madrid al Real Madrid, más allá del marcador abultado y del eco mediático previsible, debería servir como un espejo para la Liga. La victoria no solo desmitifica la supuesta invencibilidad blanca, sino que también expone una preocupante tendencia: la dependencia excesiva de individualidades en detrimento de un juego colectivo sólido. Si bien el Atlético, impulsado por un renacimiento táctico de Simeone, merece el crédito, la fragilidad mostrada por el Real Madrid plantea interrogantes sobre la profundidad de su proyecto y la sostenibilidad de un liderato basado más en momentos de inspiración que en una estrategia cohesionada. El espectáculo, sin duda, fue del Atleti, pero la reflexión profunda debería centrarse en el estado general de una competición que necesita más equipos capaces de desafiar el statu quo.
El «Simeone 2.0», como algunos han bautizado esta nueva versión del técnico argentino, es una respuesta inteligente a la evolución del fútbol moderno, pero no debe cegarnos ante la realidad. Celebrar la metamorfosis del Atlético como un abandono definitivo del «catenaccio» podría ser prematuro. La intensidad y la presión alta, si bien son elementos bienvenidos, requieren una consistencia física y mental que históricamente han representado un desafío para el equipo rojiblanco. La verdadera prueba de fuego será la capacidad de Simeone para mantener este nivel de exigencia durante toda la temporada, demostrando que esta victoria no es un espejismo, sino el cimiento de un proyecto ambicioso y sostenible. De lo contrario, el «cholismo» renovado podría convertirse en una simple anécdota, un destello fugaz en la historia del derbi madrileño.
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