La furia de la naturaleza ha obligado a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a recalcular la hoja de ruta de la Selección Española en su desplazamiento a Elche para el crucial encuentro clasificatorio ante Georgia. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado la alerta roja en la zona del levante español, desatando fuertes vientos y lluvias torrenciales que han provocado restricciones de movilidad impuestas por las autoridades locales. Ante esta situación, la RFEF, priorizando la seguridad de todos los implicados, ha decidido posponer el viaje del combinado nacional hasta la mañana del sábado.
El equipo dirigido por Luis de la Fuente, en lugar de viajar mañana como estaba previsto, se ejercitará en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas a las 11:00, afinando la puntería y ultimando detalles tácticos antes de emprender el viaje hacia tierras ilicitanas el mismo día del partido. La rueda de prensa programada con el seleccionador y el centrocampista Mikel Merino se llevará a cabo según lo previsto, aunque trasladando su ubicación a la ciudad deportiva madrileña para evitar riesgos innecesarios.
Además, la RFEF ha tomado la determinación de suspender las XIV Jornadas Jurídicas y la Junta Directiva que se iban a celebrar el sábado en Elche, mostrando una clara apuesta por la prudencia y la prevención ante la adversidad climática. Estas medidas demuestran el compromiso de la Federación con la seguridad de sus miembros y colaboradores, anteponiéndola a cualquier otro tipo de actividad.
A pesar de la tempestad, la esperanza se mantiene viva. Por el momento, el encuentro clasificatorio ante Georgia no corre peligro. La RFEF ha asegurado estar en constante comunicación con las autoridades locales, monitorizando la evolución de la situación meteorológica y adaptándose a las indicaciones que estas proporcionen. La prioridad es garantizar la seguridad de los jugadores, el cuerpo técnico y los aficionados, pero también se busca mantener la normalidad deportiva dentro de lo posible. El ambiente en Elche es de incertidumbre, pero también de confianza en que la situación mejore y el fútbol pueda ser el protagonista el sábado. El » Martínez Valero» espera ansioso, con la esperanza de ver a la Roja luchar por un puesto en la próxima gran cita.
Si bien la prudencia mostrada por la RFEF al priorizar la seguridad ante la alerta meteorológica es encomiable y, de hecho, inevitable, no podemos ignorar la creciente fragilidad que revelan estos eventos climáticos extremos. Más allá del cambio de planes para la Selección, esta situación debería servirnos como un espejo para reflexionar sobre la urgencia de adoptar medidas serias y sostenibles contra el cambio climático. Posponer un partido es una molestia, pero las consecuencias a largo plazo de la inacción son devastadoras para la Región y el país. El fútbol, con su enorme poder de convocatoria, podría ser un altavoz mucho más potente en la lucha contra esta amenaza.
La decisión de trasladar la rueda de prensa y suspender las jornadas jurídicas denota una sensatez que, a menudo, escasea en el mundo del deporte. Sin embargo, no deja de ser irónico que un evento deportivo de esta magnitud, con su inherente huella de carbono (viajes, infraestructuras, consumo energético), se vea interrumpido por un fenómeno climático que, en parte, es consecuencia de un modelo insostenible. Quizás este incidente sirva para abrir un debate sobre la necesidad de repensar el calendario deportivo, su impacto ambiental y la vulnerabilidad de las infraestructuras ante los eventos extremos. No se trata solo de «adaptarse» a la alerta roja, sino de actuar para que la alerta roja no se convierta en la nueva normalidad.
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