La Fundación Unicaja ha dado un paso significativo en la evaluación del impacto social y económico de la Universidad de Málaga (UMA) a lo largo de sus más de 50 años de historia. En un acto celebrado en el Rectorado, el presidente de la Fundación, José M. Domínguez, junto al rector de la UMA, Teodomiro López, y el director del estudio, el catedrático de Contabilidad Pública Daniel Carrasco, han presentado un proyecto que promete revelar la influencia de esta institución educativa en la comunidad que la rodea desde su creación en 1972.
Esta investigación, que se llevará a cabo por un equipo multidisciplinario de profesores de la UMA en colaboración con el equipo de Analistas Económicos de Andalucía, no solo se centrará en la recolección de datos, sino que también aspira a arrojar luz sobre el papel fundamental que la universidad ha tenido en la adaptación y respuesta a los retos de una economía cada vez más globalizada. Con la publicación de un libro programada para el próximo curso, los resultados estarán disponibles para el público en general, ofreciendo una visión integral de cómo la UMA ha contribuido al desarrollo local y regional.
El avance del estudio se plantea como un ejercicio riguroso en la aplicación de variables e indicadores que faciliten una evaluación objetiva del impacto de la UMA en su entorno. Este enfoque metodológico permitirá a los investigadores cuantificar y analizar la evolución de la universidad desde múltiples dimensiones, tales como el empleo, la investigación, el emprendimiento y la cultura. Además, se espera que el estudio prepare a la UMA para afrontar los desafíos venideros, ofreciendo argumentos fundados para su continuidad y expansión en un contexto cada vez más complejo.
La importancia de esta investigación cobró relevancia adicional tras la reciente celebración del 50 aniversario de la UMA. Este hito no solo representa una oportunidad para reflexionar sobre el pasado, sino también para proyectar el futuro de la institución. En palabras de Daniel Carrasco, «la UMA ha sido un motor de cambio y desarrollo no solo en el ámbito académico, sino también en la esfera económica y social de Málaga y su provincia».
El estudio se enmarca en el protocolo de colaboración entre la Fundación Unicaja y la Universidad de Málaga, que establece un compromiso compartido hacia la investigación, la transferencia de conocimiento, y la difusión de la cultura. Este esfuerzo conjunto se estableció con la finalidad de potenciar la cooperación entre ambas entidades, lo que a su vez, abre la puerta a nuevas iniciativas que beneficien a la sociedad en su conjunto. Con un equipo de profesores expertos en distintas disciplinas, la investigación promete ser un referente en valoración institucional en la región.
Con la publicación de este estudio, los responsables del proyecto esperan no solo aportar un conjunto de datos valiosos, sino también fomentar un debate necesario sobre la función de la educación superior en la sociedad contemporánea. Al explorar la evolución y transformación de la UMA desde sus inicios, se espera que la obra despierte un mayor interés en la comunidad sobre la importancia de las universidades como actores clave en el desarrollo económico y social.
La presentación del estudio sobre el impacto socioeconómico de la Universidad de Málaga (UMA) es un paso que, sin duda, merece ser celebrado. Sin embargo, surge la inquietud sobre si esta investigación podrá ir más allá de la mera recolección de datos y análisis estadístico. Corren el riesgo de que el resultado se convierta en una colección de gráficos y cifras que, aunque precisos, no logren captar la esencia y la dinámica humana que subyace en el proceso educativo. Es fundamental que la UMA y la Fundación Unicaja se comprometan no solo a ofrecer un análisis técnico, sino a entablar un diálogo genuino con la comunidad, considerando sus voces y necesidades. En este sentido, el verdadero impacto no se medirá únicamente en términos económicos, sino en cómo la universidad se ha tejido en el tejido social de Málaga, y cómo puede seguir haciéndolo en un futuro incierto.
Por otro lado, la vinculación entre la investigación y el compromiso social es un punto que merece un escrutinio más profundo. La ambición de la UMA de ser un «motor de cambio y desarrollo» tiene que ir acompañada de acciones concretas que aseguren su relevancia en un mundo en constante transformación. A pesar de los buenos propósitos enunciados, está en manos de esta institución no solo asumir una postura reactiva ante los desafíos, sino también una actitud proactiva que propicie un cambio significativo en la educación superior. Además, resulta de vital importancia que este esfuerzo no se limite a un protocolo de colaboración, sino que se traduzca en iniciativas prácticas que atiendan las preocupaciones del entorno social, económico y cultural. Solo así, el estudio podrá convertirse en una herramienta efectiva para forjar una UMA más comprometida y alineada con las expectativas de la sociedad malagueña.
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