La sesión plenaria de hoy en el Parlamento Andaluz ha sido cualquier cosa menos tranquila. La propuesta de la oposición para crear comisiones de investigación sobre los retrasos en las pruebas de cribado de cáncer de mama ha encendido los ánimos, transformando el hemiciclo en un verdadero campo de batalla dialéctico. Lo que se preveía como un debate tenso, se convirtió rápidamente en una sucesión de interrupciones, acusaciones cruzadas y la constante amenaza de un reglamento al borde del colapso.
El debate ha tardado en arrancar, consumiendo valiosos minutos en un laberinto de procedimientos parlamentarios. Jesús Aguirre, presidente de la Cámara, se ha visto en el ojo del huracán, lidiando con las exigencias de la oposición para alterar el orden del día y la resistencia del grupo popular. Las palabras de Inma Nieto, portavoz de Por Andalucía, resonaron con fuerza, poniendo de manifiesto la urgencia de abordar la situación de miles de mujeres andaluzas afectadas por la problemática en la detección temprana del cáncer de mama.
La tensión llegó a un punto álgido cuando Aguirre, ante la insistencia de la oposición, solicitó un receso «porque me da la gana», generando un revuelo generalizado. Los minutos de pausa fueron un hervidero de consultas legales y negociaciones informales, mientras en la bancada socialista se oían comentarios sobre la supuesta demora de los diputados del PP. La negativa inicial de Aguirre a modificar el orden del día solo sirvió para exacerbar los ánimos, llevando a los diputados socialistas a corear «que se vote, que se vote».
Pese a la creciente presión, Aguirre dio comienzo al debate sobre la ley de vivienda, obligando a la consejera de Fomento, Rocío Díaz, a permanecer en la tribuna en medio del caos. La situación se volvió insostenible, forzando al presidente a convocar un nuevo receso para reunirse con los portavoces. La decisión final, posponer la votación sobre el cambio en el orden del día hasta el final de la sesión, ha desatado la indignación de la oposición, que ve en esta maniobra un intento de diluir la importancia del asunto y evitar la comparecencia del presidente de la Junta, Juanma Moreno.
La oposición, conformada por Adelante Andalucía, Por Andalucía y PSOE-A, ha presentado formalmente una petición de comisión de investigación, sumándose a la iniciativa de Vox. Los grupos de izquierda han expresado su consternación ante los testimonios de mujeres que han visto agravada su salud debido a los retrasos y errores en el cribado. Exigen que Moreno «dé la cara y cuente la verdad en sede parlamentaria». Sin embargo, la mayoría absoluta del PP hace prever que la propuesta será rechazada, perpetuando la controversia y la incertidumbre en torno a un tema tan sensible como la salud de las mujeres andaluzas.
El bochornoso espectáculo ofrecido en el Parlamento Andaluz, lejos de ser una excepción, parece haberse convertido en la norma. Asistimos con creciente preocupación a un **esperpento político donde las necesidades de la ciudadanía, en este caso la salud de las mujeres andaluzas**, quedan relegadas a un segundo plano por las batallas partidistas y la defensa numantina de intereses particulares. La crispación, el tacticismo y la falta de altura de miras son, lamentablemente, el pan nuestro de cada día en una cámara que debería ser ejemplo de diálogo y búsqueda de soluciones conjuntas. La actitud del presidente Aguirre, aludiendo a su «gana» para justificar un receso, es un síntoma más de la degradación del debate político y un insulto a la inteligencia de los ciudadanos.
La previsible negativa del PP a investigar los retrasos en el cribado de cáncer de mama, amparándose en su mayoría absoluta, no solo es un ejercicio de poder que evidencia una **preocupante falta de sensibilidad hacia las afectadas**, sino también una oportunidad perdida para demostrar transparencia y compromiso con la salud pública. Más allá de las siglas y los intereses partidistas, la detección precoz del cáncer de mama es una cuestión de vital importancia que requiere de una gestión eficaz y transparente. Ocultar la cabeza bajo el ala, como parece pretender el gobierno andaluz, no hará que el problema desaparezca, sino que contribuirá a generar mayor desconfianza y frustración entre las mujeres que dependen de este servicio.
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