Con tan solo una semana para su investidura, Donald Trump ya ejerce una profunda influencia sobre el sector tecnológico estadounidense, prometiendo una **sintonía renovada** entre la Casa Blanca y las *big tech*. La relación entre el magnate republicano y figuras como Elon Musk, Tim Cook y Mark Zuckerberg podría marcar un punto de inflexión en cómo las plataformas digitales interactúan con el poder político en EE.UU.
Elon Musk, conocido por su audaz estilo de liderazgo y su fuerte presencia mediática, se ha posicionado como un **aliado clave** en el régimen de Trump, contribuyendo a un ambiente propicio para su regreso. Sin embargo, no está solo en este movimiento. Tim Cook, CEO de Apple, ha mostrado su apoyo al nuevo mandato a través de una generosa donación de un millón de dólares para la ceremonia de inauguración. Este gesto es un indicador claro de que las tecnológicas están alineando sus estrategias para navegar en el nuevo clima político.
Además, otros líderes del sector, como Sam Altman de OpenAI y Dara Khosrowshahi de Uber, han hecho contribuciones similares, sugiriendo que el **interés económico** puede estar impulsando esta nueva ola de colaboración. Pero, más allá de la filantropía, se observan cambios significativos en las políticas de las redes sociales. Zuckerberg ha optado por implementar un sistema de comentarios comunitarios en Instagram y Facebook, abandonando la verificación externa de contenidos, estrategia que podría facilitar una mayor difusión de información sin filtrar en plataformas que ya enfrentan críticas por su papel en la diseminación de desinformación.
Este giro en las políticas de moderación plantea una **preocupante paradoja**: mientras las compañías tecnológicas buscan acercarse al nuevo gobierno, el acceso de sus usuarios a información verificada podría verse comprometido, incrementando la posibilidad de contenido dañino en línea. Esto no solo contrasta con las anteriores posturas de estas empresas en la lucha contra la desinformación, sino que también refleja una estrategia de adaptación frente a un gobierno que ha manifestado su interés en proteger la libertad de expresión, incluso a expensas de la calidad del contenido circulante.
La decisión de Zuckerberg y su equipo también es un intento de **redención** ante un pasado complicado, marcado por la eliminación de la cuenta de Trump tras el asalto al Capitolio. La dialéctica entre el **apoyo a la libertad de expresión** y la necesidad de moderar contenido dañino se convierte en un campo de batalla para el futuro de las interacciones digitales en EE.UU.
Para las grandes tecnológicas, la relación con Trump podría delatar **nuevas oportunidades**, pero también riesgos considerables. Aunque ahora disfrutan de un entorno menos hostil en cuanto a regulaciones y vigilancia gubernamental, la ironía radica en que Trump, y muchos de sus partidarios, han manifestado sus desavenencias con las prácticas de moderación anteriores, mostrando una actitud ambivalente hacia la regulación del sector. Esto plantea la **incómoda posibilidad** de que las compañías, a pesar de su buena voluntad, enfrenten un resurgir de las críticas y la regulación si sus decisiones de contenido no alinean con las expectativas de un electorado polarizado.
Al final, mientras los líderes de la tecnología acercan sus esferas de influencia a la del nuevo presidente, la pregunta sigue vigente: ¿será esta alianza un catalizador para la innovación positiva o simplemente el inicio de una era en la que el poder económico y político se entrelazan en un juego de lealtades en constante redefinición? Con un entorno digital más frágil que nunca, el camino hacia una **interacción más saludable entre tecnología y política** será fundamental para el futuro del discurso público en EE.UU. y más allá.
La reciente colaboración entre Donald Trump y las grandes tecnológicas refleja un panorama inquietante en la intersección del poder político y la influencia digital. Si bien es comprensible que las compañías busquen un entorno menos hostil, la estrategia adoptada podría derivar en una peligrosa normalización de la desinformación. La decisión de Zuckerberg de implementar un sistema de comentarios comunitarios sin verificación externa sugiere no solo una falta de compromiso con la calidad informativa, sino también una capitulación ante las presiones políticas que pueden sacrificar la verdad en el altar del apoyo presidencial. Esta dinámica resalta la urgencia de garantizar que el uso de plataformas digitales no se convierta en una fiesta para la desinformación, sino en un espacio que fomente un debate informado y constructivo.
El desafío radica en encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y la responsabilidad social de las plataformas tecnológicas. Mientras que la sintonía entre las ‘big tech’ y la Casa Blanca puede parecer un avance para algunos, la historia nos enseña que esta cercanía puede traer consigo riesgos significativos, especialmente en un contexto socio-político tan polarizado. Para que esta nueva era sea verdaderamente innovadora y positiva, se debe establecer un marco regulatorio que asegure la integridad del contenido sin reprimir los derechos fundamentales. De lo contrario, corremos el riesgo de que estas alianzas terminen diluyendo aún más el ya frágil tejido del discurso público, abriendo la puerta a un futuro donde la manipulación y la desinformación prosperen por encima de un periodismo riguroso y verificado.
Este artículo forma parte de la revista ‘TintaLibre’ de abril. Los lectores que deseen suscribirse a EL PAÍS conjuntamente con ‘TintaLibre’ pueden hacerlo a través de este enlace. Los ya suscriptores deben consultar la oferta en [email protected] o 914 400 135.
Estaban ya en el turno de preguntas del congreso del periódico The Economic Times en Mumbai en 2023, cuando un inversor local le hizo la pregunta. ¿Cree que un equipo de tres brillantes ingenieros con un presupuesto de 10 millones de dólares podría hacer algo interesante en el marco de la Inteligencia Artificial? Sam Altman dijo: “No tiene ningún sentido competir con nosotros entrenando modelos fundacionales y nadie debería intentarlo, y su trabajo es intentarlo de todos modos”. Su respuesta se viralizó dos años más tarde, cuando un empresario chino llamado Liang Wenfeng presentó DeepSeek V3, un modelo de código abierto capaz de competir con Claude, Llama y GPT, los principales modelos de IA fundacionales, presuntamente armado por tres brillantes ingenieros recién licenciados y un presupuesto de 5,6 millones de dólares.
Es gracioso porque es literal. Pero lo más interesante de esta respuesta es que contiene su habilidad para decir algo sorprendentemente agresivo y paternalista en un tono tan dulce y conciliatorio que parece un consejo, y después rematarlo diciendo exactamente lo contrario. Ese es el talento de Mr. Altman. Para bien o para mal, es un superpoder.
El mundo en general conoció a Sam Altman en el peor día de su vida: 17 de noviembre de 2023. Por la mañana, el mundo era su ostra. Era el consejero delegado de OpenAI, la firma tecnológica más admirada del mercado. Su producto estrella, ChatGPT, había inaugurado y estaba liderando la Nueva Era de la Inteligencia Artificial. Tenía 800 empleados y un acuerdo multimillonario con Microsoft. Regresaba de una gira mundial en la que se había sentado con presidentes y primeros ministros de todo el mundo para explicarles cómo iba a ser el futuro. Todos dijeron que sí. Unos días antes había celebrado su primera conferencia de desarrolladores, la verdadera puesta de largo de un coloso tecnológico. Pero OpenAI tenía un mecanismo de gobernanza, diseñado por el propio Altman, capaz de despedir a cualquiera cuyo comportamiento o negligencia pusiera en peligro la misión: promover el desarrollo de una Inteligencia Artificial General que beneficie a toda la humanidad. Y ese día, su jefe de laboratorio Ilya Sutskever le informó de que la junta directiva lo había cesado como CEO porque “no había sido consistentemente franco en sus comunicaciones” y habían “perdido su confianza en él”. El periodo de tres días que sigue a esta llamada se conoce en la mitología del Valle como The Blip.
Según cuenta Karen Hao en su inminente retrato Empire of AI, Altman estaba en California atendiendo un congreso cuando recibió la noticia. Noqueado, dijo una frase de Frank Underwood en House of Cards: qué puedo hacer para ayudar. Sutskever le pidió que asistiera a la nueva CEO interina, Mira Murati, para garantizar una ordenada y pacífica transición de mando. Sam dijo que así lo haría, pero regresó dos días más tarde con un ultimátum: si la junta no le devolvía su puesto y presentaba la dimisión, OpenAI perdería la casi totalidad de sus empleados, Microsoft bloquearía su acceso a la infraestructura y sería demandado por algunos de sus principales inversores. Dos semanas más tarde, Time le nombró CEO del año. “Esto ha sido una experiencia loca nivel 10 sobre 10”, dice en su perfil.
Nadie piensa que Sam Altman es una buena persona con defectos, o una mala persona con talentos. Su reputación no conoce el gris. Jack Kornfield, budista oficial de Silicon Valley, dice que “tiene un corazón puro”. Elon Musk dice que no es una persona de fiar. Satya Nadella, CEO de Microsoft, dice que es “un líder visionario”. En su discurso de agradecimiento por el Nobel de Física en 2024, el “padrino de la IA”, Geoffrey Hinton, dijo que estaba orgulloso de que su exalumno Ilya Sutskever lo hubiese echado de OpenAI. Fuera como fuese, la junta había escogido un mal momento para el golpe de Estado, porque estaban al borde de una venta de acciones que valoraba la empresa en casi 90 mil millones de dólares. OpenAI había repartido acciones entre sus empleados, una práctica común en empresas tecnológicas emergentes para atraer y retener talento antes de poder permitírselo. Pero también como mecanismo de motivación y de control del personal.
En otras palabras, los trabajadores estaban a punto de hacerse ricos y no apoyarían ningún movimiento que quitara valor a sus acciones. Más importante todavía, Altman era el conseguidor de la empresa y, por lo tanto, el único interlocutor entre la firma y los inversores, los medios y Microsoft. Es un trabajo para el que está exquisitamente dotado, y que había perfeccionado durante años en la aceleradora de startups más famosa del mundo: YCombinator.
Altman acaba de cumplir 40 años, y es el primero de cuatro hermanos en una familia de clase media judía de St. Louis, Missouri. Según su propio relato, presenta el arco típico del héroe local, incluyendo un primer ordenador (Macintosh) a los ocho años con el que aprende a programar y una ingeniería informática en Stanford que abandona para lanzar una app de geolocalización social llamada Loopt. No le va demasiado bien (la venderá mucho más tarde por sólo 43,4 millones de dólares) pero le abre la puerta más importante de su vida. En 2005, Loopt es uno de los ocho proyectos seleccionados para la primera promoción de YCombinator (YC), la aceleradora original de startups. Nueve años más tarde, se convertirá en su director. Su predecesor y mentor Paul Graham, fundador de YC, dice que era la persona idónea para expandir el negocio porque “tiene un talento extraordinario para conseguir poder”.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Aproximadamente uno de cada cinco españoles ha escuchado un audiolibro en el último año, según un estudio realizado por Audible y NielsenIQ. Aplicaciones como Audible destacan por su amplio catálogo, aunque también hay muchas otras herramientas y apps interesantes disponibles tanto para iPhone como para dispositivos Android. Es el caso de LibriVox, donde las historias son narradas por voluntarios de todo el mundo en más de 20 idiomas. Mientras que Blinkist resume en solo 15 minutos las ideas clave de un libro, Google Lens permite que el móvil lea en voz alta las páginas de un ejemplar físico.
Audible tiene más de 240.000 títulos en su biblioteca. De ellos, 28.000 están disponibles en español. La aplicación destaca por su diseño visual atractivo y una interfaz intuitiva. El catálogo aparece organizado por categorías, aunque también es posible encontrar títulos específicos mediante el buscador. El género más popular en 2024 fue el de ciencia ficción y fantasía, seguidos de cerca por los thrillers y las novelas históricas. Entre los audiolibros, pódcast y ficciones sonoras más escuchadas, están El misterioso caso de Styles de Agatha Christie, El plan maestro de Javier Sierra, Una casa en Brenthouse Road de Lorena Franco o Las fuerzas contrarias de Lorenzo Silva.
Los españoles escuchan audiolibros al menos una vez al mes. Así lo indica el estudio de Audible y NielsenIQ, que destaca que la sesión de escucha dura de media unos 29 minutos. “Los audiolibros han transformado la manera en que las personas consumen libros”, afirman desde Audible. Pero “no sustituyen a la lectura tradicional”: “El 57% de los oyentes escuchó un libro que ya había leído y el 55% leyó un libro después de haberlo escuchado”.
La experiencia de escucha es personalizable. Es posible ajustar la velocidad de reproducción, y la app muestra en todo momento cuánto tiempo queda para finalizar el libro. Por ejemplo, Los nombres propios, de Marta Jiménez Serrano, dura casi nueve horas a velocidad normal, pero si se reproduce al doble de velocidad, el tiempo se reduce a la mitad. Además, se puede activar un temporizador para detener la reproducción. Entre las funciones más destacadas, está la de “clip”, que permite guardar fragmentos del audio y añadir notas personalizadas. Además de descargar audiolibros para leerlos sin conexión, es posible establecer recordatorios de escucha y escribir reseñas. Audible ofrece un mes de prueba gratuito y después la suscripción cuesta 9,99 euros al mes.
El objetivo de LibriVox es “poner a disposición todos los libros de dominio público, narrados por personas reales y distribuidos gratuitamente en formato de audio a través de Internet”. Esta aplicación funciona gracias a voluntarios de todo el mundo, que graban capítulos de libros y los publican para que todo el mundo pueda escucharlos. Cualquier persona con un ordenador, un micrófono, una aplicación de grabación y su voz puede colaborar. “Aceptamos voluntarios de todos los idiomas y con todo tipo de acento”, indican sus creadores.
La plataforma permite crear y consultar colecciones públicas, así como buscar libros o explorar por géneros como no ficción, acción y aventura o textos antiguos, entre otros. Entre los autores más populares se encuentran Edgar Allan Poe, Miguel de Cervantes, Santa Teresa, Dante Alighieri, Isabel Allende y Julio Verne. Algunas de las obras recomendadas por la app incluyen Don Quijote de la Mancha, El Principito, Alicia en el país de las maravillas, La Odisea o El Lazarillo de Tormes. También hay cuentos clásicos como Los tres cerditos, La Cenicienta y La Bella y la Bestia. Hay audiolibros en más de 20 idiomas, como alemán, árabe, ruso o chino e incluso latín o griego antiguo.
Varias narraciones hechas por voluntarios tienen una calidad destacable. La aplicación, que incluye publicidad, permite ajustar la velocidad de reproducción, añadir marcadores para guardar momentos específicos de la narración y establecer un temporizador de apagado. Como el catálogo se compone exclusivamente de obras de dominio público, es posible que algunos usuarios echen en falta libros más contemporáneos. Los creadores de la app advierten además que los libros reflejan la época en la que fueron escritos: “Dado que los libros que leemos son de dominio público, nuestros lectores y oyentes deben tener en cuenta que muchos de ellos son muy antiguos y pueden contener lenguaje o expresar conceptos anticuados, en el mejor de los casos, ofensivos, en el peor”.
“La mayoría de los CEO leen un libro a la semana”, indica Blinkist. Acto seguido, señala que lo hacen gracias a apps de este tipo. Blinkist ofrece resúmenes en audio y texto de más de 7.500 títulos de no ficción, además de pódcast y guías elaboradas por expertos. Cada resumen está pensado para ser escuchado en tan solo unos 15 o 20 minutos. Aunque Blinkist no sustituye la experiencia completa de leer un libro, es una opción útil para quienes no tienen tiempo de enfrentarse a volúmenes de cientos de páginas.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Este artículo es parte de la newsletter semanal de Tecnología, que se manda cada viernes. Si quiere apuntarse para recibirla, puede hacerlo en este enlace.
En Spotify está toda la música del mundo, en teoría. Pero sus algoritmos deciden muchas cosas. Como otras plataformas tecnológicas, Spotify toma decisiones para ganar más dinero, lo que afecta la música que escuchamos.
Acaban de salir dos libros sobre la compañía que cuentan detalles sobre su funcionamiento interno y prácticas comerciales, aún sin traducción al español: Aún no has escuchado tu canción favorita, de Glenn McDonald, ex alquimista de datos en Spotify, y La máquina de estados de ánimo, de la periodista Liz Pelly. El primer libro es más bien positivo sobre la plataforma y el segundo, negativo. Pero los dos en el fondo coinciden en algo esencial: escoge la música que quieras escuchar sin dejarte llevar por las listas de Spotify.
La premisa de McDonald es que nunca antes tanta gente había pagado por música. Ahora hay millones de personas pagando 120 euros al año. ¿Quién se gastaba más de eso en discos en 1995?: “Necesitas 15 personas que pasaran de gastar 25 euros a 120 para compensar que una persona [un comprador compulsivo] pasara de gastarse 1.500 euros a 120?”, escribe.
Spotify llegó además en un momento de debilidad de la industria por la piratería, así que había poco donde elegir. El punto de inflexión de la industria musical fue 1999, el mejor año financiero de su historia. La crisis redujo el sector a un tercio de su tamaño. Ahora se está recuperando gracias al streaming, pero esta por ver si alcanzará las cotas de 1999: el streaming necesita otros siete años de crecimiento similar a los que ha vivido entre 2014 y 2021 para volver al pico, según McDonald.
La idea de Pelly es mucho más sencilla: Spotify usa la música como cualquier otro producto comercial, para ganar dinero. Su único objetivo es derrotar al silencio. Da igual si es con música independiente o ruido blanco para dormir. Los músicos no tienen incentivos para distinguirse, sino para encajar con las vibras de una lista más de Peaceful Piano o Your Favourite Coffeehouse.
Spotify es en el fondo otro ejemplo del impacto bueno y malo a la vez de la tecnología: ahora podemos escuchar cualquier canción de cualquier época y artista, pero ¿qué perdemos con tanta oferta? Pues que a veces escuchamos música a granel, sin fijarnos, solo como ambiente, y Spotify lo aprovecha para ganar más dinero, como cualquier empresa. Una manera de evitarlo es no fiarse de sus listas. Aquí están los motivos principales:
Hay un montón de empresas que hacen música barata anónima para listas de Spotify. No son grupos o artistas emergentes. Son empresas que generan música a gogó y la disfrazan de bandas reales. Esas empresas llegan a acuerdos con Spotify para cobrar menos por reproducción. Así ganan todos menos los usuarios (que escuchan el equivalente a un hilo musical de hotel) y los artistas reales, que compiten con máquinas que producen notas sin parar, aún más con IA.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Por una cuestión de calendario, Samsung siempre presenta antes que Apple —en enero— su smartphone más deslumbrante. Aunque se le puede dar la vuelta a la tortilla: Apple siempre presenta sus iPhones unos meses antes, en septiembre. El Galaxy S25 Edge, un añadido a la gama alta de Samsung, se ha presentado ahora y también se ha adelantado a los dispositivos de la firma de la manzana.
Esto no tendría mayor importancia si el Galaxy S25 Edge no trajera un cambio de estilo. El dispositivo de Samsung es ultradelgado. Solo mide 5,8 milímetros de grosor, sin contar el saliente de sus cámaras. En comparación, el Galaxy S25 tiene 7,2 mm, mientras que el canto del iPhone 16 alcanza los 7,8 mm.
El nuevo lanzamiento de la coreana, que ya se pudo ver en el pasado Mobile World Congress, es el smartphone más delgado del mercado. Su peso también es reducido, solo 163 gramos. Para seguir con las comparaciones, la versión Galaxy S25+, que tiene las mismas 6,7 pulgadas de pantalla, está en 190 gramos.
El Galaxy S25 Edge tiene un diseño estilizado que se complementa con bordes curvos y un marco de titanio. En su interior destaca el chip Snapdragon 8 Elite for Galaxy, orientado a tareas de alto rendimiento, pero que también ofrece un modo de bajo consumo. Tiene un procesador de ocho núcleos y 12 GB de RAM. La pantalla Dynamic AMOLED 2x tiene una tasa de refresco de 120 Hz. Aunque el elemento que más esfuerzo de compresión necesitaba era la batería.
El terminal cuenta con una capacidad de 3.900 mAh, prácticamente la misma que el Galaxy S25. Dispone de carga rápida a 25 W y carga inalámbrica. A falta de ver cómo se comporta el dispositivo en tareas que demandan tiempo de pantalla o intensidad de cómputo, Samsung asegura que la batería está preparada para durar un día entero.
En cuanto a las cámaras, el dispositivo importa la tecnología de la familia S25. Monta un gran angular de 200 megapíxeles y un ultra gran angular de 12 megapíxeles y F2.2, además del sensor delantero. Son lentes preparadas para la fotografía macro y para captar los detalles, incluso con poca luminosidad.
Como el resto de terminales de la serie Galaxy S25, el Edge incorpora la tecnología de IA de Samsung. Combina Google Gemini y Bixby para resolver consultas de los usuarios y servirle de asistente. Todas las funciones de Galaxy AI, como el borrador de objetos, el de audio o el asistente de dibujo, están presentes en el nuevo modelo.
Con el Galaxy S25 Edge, Samsung se adelanta a Apple, de quien se espera que en septiembre lance un modelo de iPhone ultradelgado. Los entusiastas ya lo han bautizado como iPhone Air, el mismo apellido que llevan los iPad de menor grosor. Por ahora solo son rumores, pero si se confirma se iniciaría una nueva tendencia: la introducción de una versión extrafina en la gama alta de las marcas.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Los grandes desarrolladores de modelos de inteligencia artificial (IA) generativa, como OpenAI, Microsoft o Google, tienen claro que el futuro de la industria pasa por los llamados agentes. Se trata de herramientas basadas en la misma tecnología que ChatGPT o Gemini, pero con capacidad para tomar decisiones y realizar acciones en nombre del usuario, como comprar billetes de avión. Para llevar a cabo esas tareas, los agentes de IA deben relacionarse entre sí. Un estudio ha demostrado que los agentes de grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas inglesas) pueden desarrollar de forma autónoma convenciones sociales o lingüísticas sin haber sido programados para ello, lo que les ayuda a coordinarse y trabajar de forma conjunta.
Los autores del trabajo, publicado este miércoles en la revista Science Advances, advierten de que sus resultados no deben interpretarse como que los agentes de IA puedan organizarse entre sí, porque no pueden. “Nuestro estudio demuestra que las poblaciones de agentes pueden generar sesgos colectivos que no se detectan mirando a los agentes uno a uno, y que estos, además, son vulnerables a dinámicas de masa crítica, donde pequeñas minorías comprometidas pueden imponer normas al resto”, apunta Andrea Baronchelli, profesor del departamento de Matemáticas del City St George’s University of London y coautor del artículo.
Para Baronchelli y sus colegas, el hecho de que los agentes sean capaces de establecer por sí mismos normas no escritas de funcionamiento puede ayudar en un futuro a desarrollar sistemas de IA que se alineen con valores humanos y objetivos sociales. Se presupone que, si se logran entender los mecanismos por los que los agentes de IA popularizan una opción o generan una convención, entonces se podrán fomentar artificialmente. “Nuestro trabajo también destaca los desafíos éticos relacionados con la propagación de sesgos en los LLM”, escriben los autores. “A pesar de su rápida adopción, estos modelos representan riesgos serios, ya que los vastos datos no filtrados de internet utilizados para entrenarlos pueden reforzar y amplificar sesgos perjudiciales, afectando de manera desproporcionada a las comunidades marginadas”.
Las convenciones sociales, entendidas como “los patrones no escritos de comportamiento que son compartidos por un colectivo”, determinan el proceder de los individuos y la forma en que construyen sus expectativas. Estos patrones varían entre sociedades y están presentes en los juicios morales o en el lenguaje.
Varios estudios recientes demuestran que las convenciones sociales pueden surgir de forma espontánea, sin una intervención externa o centralizada, como resultado del esfuerzo de varios individuos para entenderse entre sí y coordinarse localmente. Baronchelli y sus compañeros han querido comprobar si este proceso se replica también entre agentes de IA. ¿Pueden generarse convenciones sociales de forma espontánea, sin prompting o instrucciones explícitas, entre agentes de IA?
Su conclusión es que sí. “Esta pregunta es fundamental para predecir y gestionar el comportamiento de la IA en aplicaciones del mundo real, dada la proliferación de grandes modelos de lenguaje que utilizan el lenguaje natural para interactuar entre sí y con los humanos”, afirman los autores del trabajo. “Responderla también es un requisito previo para garantizar que los sistemas de IA se comporten de manera alineada con los valores humanos y los objetivos sociales”.
Otra de las cuestiones analizadas en el estudio es cómo afectan los sesgos individuales, entendidos como preferencias estadísticas por una opción frente a otra equivalente, en la emergencia de convenciones universales. También se explora cuál es el proceso por el que un conjunto de actores minoritarios puede ejercer una influencia desproporcionada en el proceso, convirtiéndose en “masa crítica”. Investigar esas dinámicas entre agentes de LLM puede ayudar a anticiparlas y, potencialmente, “controlar el desarrollo de normas beneficiosas en sistemas de IA, así como mitigar los riesgos de normas perjudiciales”, sostienen.
El estudio llega a sus conclusiones tras una serie de experimentos basados en el modelo del juego de los nombres (naming game), en el cual los agentes, con el objetivo de coordinarse en interacciones por pares, acumulan una memoria de jugadas pasadas que luego utilizan para “adivinar” las palabras que usarán sus próximos compañeros. Baronchelli y sus colegas han apostado por este juego porque es el que se ha usado en otros experimentos (con participantes humanos) que han aportado las primeras pruebas empíricas de la emergencia espontánea de convenciones lingüísticas compartidas.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Este fin de semana, servicios centrales de internet como la red social X, la pasarela de pago Redsys o la plataforma de videojuegos Steam sufrieron cortes. La causa no fue un oscuro problema de servidores o conexiones, sino el bloqueo semanal en internet que LaLiga ordena para protegerse del pirateo del fútbol. Desde febrero, cientos de miles de páginas web se han visto afectadas: no siempre las mismas, no siempre la misma cantidad de tiempo ni con la misma frecuencia. Hay páginas de todo tipo: periódicos, apps, revistas, restaurantes y en el fondo miles de ciudadanos que ven limitados algunos de sus derechos fundamentales durante unas horas. “Afecta a la libertad de información, la libertad de expresión, la libertad de empresa”, dice Ofelia Tejerina, abogada y presidenta de la Asociación de Internautas. Laliga, por su parte, asegura que no hace bloqueos indiscriminados de páginas web.
El Gobierno no tiene nada que decir: “Respetamos las decisiones judiciales”, dicen fuentes del Ministerio para la Transformación Digital. Este domingo, con el clásico entre Barcelona y el Real Madrid el impacto fue mayor. Pero durante tres meses el runrún en redes no ha parado: cada fin de semana hay nuevas quejas, nuevos afectados y más gente pendiente.
“Los usuarios están más sensibilizados y los que antes lo vinculaban a un problema de internet, ahora ya saben relacionarlo con los bloqueos, hay más visibilidad”, dice Jaume Pons, un ingeniero de sistemas que sigue los bloqueos de LaLiga desde el inicio y que estima que hay 3,5 millones de páginas potencialmente afectadas: clubes deportivos, ayuntamientos, marcas que patrocinan equipos.
“Puede que nuestros humildes 2.000-4.000 visitantes diarios no supongan nada para LaLiga o para Movistar”, dice David Laguillo, director de Cantabria Diario. “Pero desde esta humildad lo principal para nosotros es que durante los bloqueos no podemos atender a nuestros lectores con el compromiso diario con la información de Cantabria, sean muchos o pocos”, añade.
“Mi negocio es una plataforma de análisis de pádel”, dice Marcos Sabarís, creador de la app Padelio. “Y me afecta, ya que España es el país con más jugadores de pádel. Dependiendo del operador, algunos hacen que mi página web no cargue, lo que da al potencial cliente una imagen poco seria, pero es que hay otros que muestran un aviso diciendo que la web a la que intentan acceder está intervenida por una orden judicial, imagina qué imagen le queda a un potencial cliente”, añade.
LaLiga y Telefónica tienen una sentencia de un juzgado mercantil de Barcelona que les da la razón. Nadie vinculado a esta polémica niega el derecho de LaLiga a defenderse ante la piratería. “La idea puede ser buena porque una parte de la legislación permite el bloqueo de webs”, dice Tejerina. El problema es el cómo: “Yo tengo por ejemplo permiso para pintar esta fachada. Y tú me dices: ‘Vale, ponemos andamios, seguridad para los obreros, pinceles, brochas’. Y yo respondo: ‘No, no, nos han dicho que pintemos. Vamos a pintar a cañonazos’. Y me da igual que quede todo pintado”, explica Tejerina.
Un grupo de afectados intentó anular esa sentencia, pero el juez no vio claros los daños a terceros y la mantuvo. “Se están aprovechando del absoluto desconocimiento del juez de tecnología. Se están aprovechando de que la gente no tiene dinero para reclamar esos daños. Y se están aprovechando de porque yo lo valgo, porque es lo que están haciendo”, añade Tejerina.
Es un problema difícil de entender. La principal batalla de LaLiga es con una compañía estadounidense enorme llamada Cloudflare. “No hacemos bloqueos indiscriminados. Se mira la IP, la url y la evidencia del contenido ilegal y se comunica y hay una serie de compañías que sí colaboran”, dicen fuentes de LaLiga. “Cloudflare no hace nada. Son una empresa enorme, cotizada. ¿Cómo puede ser que haya empresas más pequeñas que lo hagan? Es una cuestión de voluntad. TikTok y Telegram retiran contenido en tiempo real, como casi todas las redes. Lo que no puede ser es que haya un territorio sin ley donde unas empresas decidan no hacer nada. Y los piratas lo saben. Son sus proveedores de refugio”, añade.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.“Compran bases de datos, buscan un nombre, ven que busca ropa en Shein, que hay información del hospital, que tiene párkinson y otra enfermedad y con eso van haciendo un perfilado”, explica un Guardia Civil encargado de una operación reciente en la que, junto a la Policía Nacional, desarticularon una organización que estafó al menos 19 millones de euros. Los delincuentes saben que no todos los ciudadanos tienen las mismas opciones de caer en estafas de inversión en criptomonedas. Buscan maneras de afinar y, así, dar con víctimas más propicias para caer en sus campañas de publicidad falsa.
“No tenemos víctimas atípicas, sino típicas: hay factores psicológicos que nos hacen más vulnerables y, luego, juegan con tus problemas personales”, dicen fuentes de la Guardia Civil. “Empezamos a ver mucha gente de 80 años, 70, 65, muchísimos jubilados. Obviamente con dinero y, también, gente con enfermedades, depresión, muchos con circunstancias como haber perdido familiares. Así igual entran más fácilmente en ofertas de inversión sin valorar qué hay detrás”, añade.
¿Cómo logran estos grupos vincular estos detalles privados de víctimas propicias con sus anuncios, hechos con IA para simular que personajes públicos como Pedro Sánchez, Pablo Motos o Antonio Resines recomiendan ciertas inversiones? Todo está relacionado con el oscuro mercadeo online de nuestros datos.
En el caso de la organización de ciberestafas recientemente desarticulada, la Guardia Civil apunta en primer lugar a la compra de bases de datos que cuestan decenas de miles de euros y que reúnen todo tipo de información de millones de usuarios. En ellas pueden encontrarse patrones que indican si alguien es de derechas o izquierdas, si tiene algún trastorno del estado de ánimo, si le interesan las criptomonedas o si es más probable de lo normal que tenga dinero ahorrado: “Cuanta más vida digital tengamos y más información cedamos sin control, más fácil es” para los delincuentes, avisan fuentes de la Guardia Civil, que advierten de que “nada es gratis en internet”.
“Cualquier página o app con tus datos puede venderlos a terceros. Hemos visto bases de datos en las que hay el listado de teléfonos de nuestra unidad. ¿Cómo los tienen? Porque cuando queremos instalar la misma app que nuestro compañero, novia o amiga, decimos a todo que sí, es un sí sucesivo. Si entonces dices ‘yo es que soy muy precavido’, no es cierto, todos hemos cedido datos, ¿y dónde van esos datos?”, explican las mismas fuentes.
El pacto tácito es que todos esos datos regalados se usan solo para aprovechar nuestras debilidades comerciales. Pero el laberinto de internet es mucho más profundo. “Si compro una base de datos de emails o teléfonos de 20.000 personas potencialmente interesadas en criptomonedas, puedo crear audiencias personalizadas y apuntarles con mis anuncios en la mayoría de redes sociales”, dice Ángel Cuevas, profesor de la Universidad Carlos III y autor de investigaciones donde ha demostrado que podía llegar a mostrar un anuncio una única persona concreta en redes como Facebook o LinkedIn, partiendo de un puñado de sus intereses.
Una vez que los criminales identifican perfiles de víctimas, solo deben ponerles delante anuncios falsos mediante Facebook (“es lo más común”, dice la Guardia Civil) o en páginas web con Google. Aunque muchos no acaban clicando, algunos lo harán. Para los estafadores es solo una cuestión de probabilidad. La Guardia Civil y la Policía han ligado 208 víctimas a esta organización criminal, pero es posible que haya más.
En este caso concreto de estafas, Cuevas ve dos vías posibles, ambas habituales en el mundo del marketing y que llevan años de uso. El primero es utilizar campañas de microsegmentación de publicidad dirigida, usando gustos e intereses “que les llegará a otras mil personas, pero la probabilidad de que le llegue a la víctima escogida es alta”, dice este experto.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Todo suena natural. La dicción es buena, las palabras se entrelazan al ritmo debido y forman frases fluidas, con las pausas que uno haría al leer un texto. La entonación y la velocidad del habla también parecen humanas. Pero no lo son: estamos escuchando un audiolibro narrado por una voz sintética. Nadie se ha sentado en un estudio a grabarlo, y eso preocupa a los narradores profesionales, que ya están viendo caer sus ingresos. La industria, en cambio, cree que las voces generadas con inteligencia artificial (IA) democratizarán la publicación de audiolibros, hasta el momento solo al alcance de las grandes editoriales.
El mercado del audiolibro es todavía pequeño en España (hay entre 30.000 y 40.000 títulos publicados en castellano, frente a 200.000 en alemán o 700.000 en inglés), pero en rápida expansión. Un reciente informe de la distribuidora de contenidos digitales Demarque cifra en un 40% el crecimiento del sector en 2024 respecto al año anterior. El 80% de los usuarios apuesta por modelos de suscripción, mientras que el resto se reparte entre la venta unitaria y el préstamo bibliotecario, que el año pasado aumentó un 16%.
“Yo calculo que, para finales de esta década, en menos de cinco años, habrá un sorpasso de voces sintéticas frente a las humanas en los audiolibros. Y creo que es una previsión conservadora”. Así lo ve Javier Celaya, consultor y empresario de larga trayectoria en el sector de los podcasts y audiolibros. “Hoy en día hay publicados en todo el mundo unos 1,3 millones de audiolibros narrados por personas. Pero, al ritmo que están creciendo las producciones con IA, y fijándonos en lo que sucede en el mercado anglosajón, que es el más maduro, no tardarán en superar al resto”, opina.
“Estoy convencido de que esto va a explotar a muy corto plazo, como ya está sucediendo en EE UU”, coincide Joaquín Sabaté, consejero delegado de Ediciones Urano, una de las editoriales españolas que más están apostando por la producción de audiolibros con IA. Esta empresa familiar ha desarrollado una tecnología propia que adapta otras ya existentes a las especificidades del mundo editorial. El cliente solo tiene que entregar el libro original y un pequeño guion de una página sobre lo que busca (tipo de voz, tono, músicas, etcétera). Su herramienta, que incorpora curación humana para “asegurar cierto nivel de calidad”, puede tener listo un audiolibro en un día y medio, frente a las semanas de trabajo que suele comportar un trabajo en estudio (cada hora de narración supone entre seis y ocho horas de grabación).
Esa es la razón del éxito de las voces sintéticas: rebajan mucho los costes de producción. “Un audiolibro con narración sintética es por lo menos 10 veces más barato. En términos orientativos, un libro de unas 380 páginas puede costar entre 3.500 y 5.000 euros, que para algunos editores es muchísimo dinero. Apostar por la IA lo reduce a 200 o 300 euros”, ilustra Sabaté. “Creo que la IA democratizará los audiolibros y permitirá a los pequeños editores poder subirse a esta ola”, añade. “Como oyente, poder acceder a más contenidos me parece genial. Estoy más informado y entretenido que nunca gracias a la IA”, sostiene Celaya. “Es cierto que los profesionales se verán afectados, igual que está pasando ya con los traductores o los ilustradores. Las voces humanas se seguirán demandando, pero para productos de alta gama”.
Antonio Abenojar es un pionero en el mundo de la narración de audiolibros. “Yo empecé hace 40 años con la ONCE. Para mí fue una escuela”, recuerda. Este actor de doblaje, locutor y director de 62 años corrobora que la IA ha rebajado sus ingresos, “tirando a la baja, un 50%” en los últimos dos o tres años. En los últimos tiempos se ha especializado en la narración de documentales, donde de momento no tiene problemas. “Todo lo que no exige un componente emocional se lo lleva la IA. Ya lo estamos viendo e irá a más”, se lamenta.
“Todavía tienen que mejorar, pero la calidad que se ha conseguido en los últimos dos años en las voces sintéticas es espectacular. Creo que las voces humanas no desaparecerán de los audiolibros, especialmente en ficción, donde la gente quiere que haya más pasión”, subraya Idoia Cantolla, cofundadora de VoicepoweredAI, un estudio de producción que crea todo tipo de contenidos sonoros, como podcasts, audio series o audiolibros, con IA. “Pero hemos hecho pequeños estudios de mercado que nos dicen que al consumidor no le importa tanto el narrador cuando escucha un ensayo”.
Otras empresas, como Storytel, aprovechan la IA para aportar nuevas funcionalidades al lector. En sus audiolibros, esta plataforma ofrece la opción de alternar entre diferentes voces, tanto sintéticas como humanas, para personalizar la experiencia auditiva. “Las voces de IA están concebidas para complementar, no para reemplazar a los narradores humanos. Esta función, Voice Switcher, ya está disponible para más de 100 títulos en inglés, polaco, sueco, finlandés y danés”, comenta Maribel Riaza, responsable de adquisición de contenidos de la plataforma. La ejecutiva cree que, dado que tienen comprobado que un porcentaje significativo de oyentes ha abandonado libros por no gustarles la voz del narrador, el Voice Switcher puede ayudar a retener esos usuarios.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.Marysol Ruberte no podía creer lo que estaba viendo en la televisión. El presidente de Aragón, Jorge Azcón, acababa de anunciar que el fondo Azora construiría un gran centro de datos en su pueblo, Villamayor de Gállego, a las afueras de Zaragoza. La gestora dispondría de 80 hectáreas, que actualmente son terrenos de uso agrícola y están al norte del término municipal, para levantar una infraestructura con una capacidad inicial de 150 megavatios (MW) ampliables hasta 300 MW, lo que le convertiría en uno de los más grandes de España. Ruberte se enteró así, por las noticias, pese a ser la concejala encargada de lidiar con este tipo de proyectos. “Llamé inmediatamente al alcalde para pedirle explicaciones. Me dijo que, justo antes de la comparecencia de Azcón, le telefoneó Octavio López [consejero de Fomento, Vivienda, Movilidad y Logística] para avisarle”, recuerda.
Para cuando lograron reunirse con representantes del gobierno autonómico, ya se había publicado en el Boletín Oficial de Aragón una Declaración de Interés General (DIGA), el paso previo al PIGA (Proyecto de Interés General de Aragón), que es el mecanismo usado para bendecir las inversiones consideradas estratégicas con trámites burocráticos más cortos y con la exención de impuestos municipales. Por esa vía se está gestionando la ampliación de los tres centros de datos que tiene Amazon en Aragón y los cuatro que quiere construir Microsoft, además de otros tantos que, como el de Azora en Villamayor o como el que se acaba de anunciar en el municipio de al lado, La Puebla de Alfindén, no están directamente relacionados con una gran tecnológica. El PIGA es el instrumento con el que Azcón quiere convertir Aragón, como él mismo ha dicho, en “la Virginia europea”, en referencia al Estado norteamericano con mayor acumulación de este tipo de infraestructuras.
La reacción del Consistorio ha sido tajante: no quieren saber nada del centro de datos. “No estamos de acuerdo ni con las formas ni con el fondo. Creemos que hipoteca el crecimiento del municipio”, sentencia el alcalde, José Luis Montero Lostao. Así se lo manifestaron Montero y Ruberte a una delegación del Gobierno de Aragón, que ha preferido no contar su versión de los hechos a EL PAÍS, en la única reunión en la que han tratado este asunto, celebrada días después de la publicación del DIGA.
El encuentro fue tenso. Los tres representantes del equipo de Azcón no entendían el porqué de la negativa y le reprocharon al alcalde que no lo hubiera dicho antes de que se hiciera oficial en el BOA. Este respondió que lo habría hecho si se le hubiera consultado; sus interlocutores replicaron que la empresa, Azora, aseguraba que todo estaba hablado con el Ayuntamiento. Montero lo niega. Dice que solo tuvo dos reuniones con el fondo, en septiembre y noviembre de 2024, en las que no se concretó nada: se les dio información sobre posibles terrenos —“como hacemos con todas las empresas que vienen a vernos”, apostilla—, y se les transmitió que Villamayor de Gállego no tiene interés en alojar otro centro de datos.
Porque ya tienen uno en marcha, uno de los cuatro que Microsoft abrirá en el área metropolitana de Zaragoza. El complejo, que aún no ha presentado el PIGA, ocupará 90 hectáreas de suelo industrial al sur del municipio, junto al polígono de Malpica. “Son terrenos que estaban previstos para ese uso”, especifica Montero. Desde el Consistorio aseguran que la comunicación ha fluido con la tecnológica, que ha aceptado peticiones como encargarse de construir una entrada directa desde la autopista A2, que pasa junto al pueblo, para que el tráfico no afecte a los 2.800 vecinos, y también proteger el patrimonio arqueológico. El campus de Microsoft lindará con otro gran proyecto, que también está tramitando un PIGA, esta vez del sector agroalimentario: un centro logístico del Grupo Costa que abarcará 150 hectáreas.
Fuentes de Azora confían en poder convencer al Ayuntamiento de Villamayor de que su proyecto es bueno para el pueblo. Confirman que se reunieron con el Consistorio antes de la publicación del DIGA, aunque no entran en detalles sobre el contenido de esos encuentros, y manifiestan su intención de seguir con los contactos para poder adaptarse a las exigencias del municipio.
Desde la ermita de Nuestra Señora del Pueyo, situada en una colina en el extremo norte del casco urbano, se ven los verdes campos que quedan más allá de los tejados rojizos del pueblo. Pero basta con darse la vuelta y mirar hacia el noreste para que el paisaje cambie totalmente: Villamayor es el último pueblo antes de entrar en los Monegros, una de las regiones más áridas de España. Aunque se puede apreciar que las excepcionales lluvias de este año han cambiado temporalmente los tradicionales tonos grisáceos y marrones de los campos por el verde.
Villamayor de Gállego tiene una ubicación privilegiada desde el punto de vista industrial. Está a pie de la autopista A2 y a solo 20 minutos de Zaragoza en coche. Una de las subestaciones eléctricas más grandes de Aragón, la de Peñaflor, está en su término municipal, al norte (ya en los Monegros). Máquina Solar, la empresa filial de Azora que construirá el centro de datos, quiere ubicarlo justo al lado de esas instalaciones. El municipio recibe su nombre del río Gállego, uno de los principales afluentes del Ebro, que nutre la Acequia de la Camarera, de la que bebe la huerta que queda al oeste del pueblo. Tiene agua y conexión directa a la red energética.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.“¿Esto es verdad?”. Momentos después de conocerse quién sería el nuevo papa, mi móvil empezó a recibir mensajes y audios asegurando que ChatGPT había adivinado la elección de Robert Francis Prevost. Yo quería ponerlo en modo avión en el patio de butacas antes de ver la formidable Orlando, pero el móvil ardía: “Lo han dicho en la SER, ha acertado, flipo en colores”. En la retransmisión de La Ventana que seguía la fumata blanca, realizaron la consulta y “predijo” que sería el estadounidense. Adivinar, acertar y predecir son verbos muy distintos, sobre todo si estamos en el ámbito del periodismo. Pero da igual: ChatGPT no hizo ninguna de esas tres cosas. Es solo un programa que devuelve respuestas random, tratando de encajar lo mejor posible las piezas con las que se ha alimentado, como noticias pasadas y recientes.
Esta mañana de viernes, cuando iba hacia la redacción del periódico, le he preguntado a ChatGPT: “¿Quién va a salir elegido papa?”. Su respuesta ha sido: “Actualmente no hay un cónclave en curso ni se ha producido la renuncia o fallecimiento del Papa Francisco, por lo que no hay elección papal prevista”. No es que el programa de OpenAI tuviera una apuesta firme por Prevost para todo el mundo, es que habría dado una respuesta distinta cada vez que cualquiera de sus 700 millones de usuarios, en función de miles de factores como los intercambios previos con el individuo, las palabras usadas en la cuestión, la versión del programa, etc. Cuando un modelo de lenguaje responde, no busca en una base de datos ni lee el futuro: genera palabras mientras escribe y va enfriando o calentando probabilidades en función de distintos factores. Si antes hablaste de cardenales latinos, se sesgará hacia nombres de esa región. No es lo mismo preguntar “¿quién será papa?” que “dime el favorito para ser papa”. Y por eso puede darnos a la vez respuestas completamente equivocadas como la que me da a mí, o bien orientadas, como la que dio a La Ventana, porque decidió basarse en noticias recientes de calidad.
La agencia EFE también ha buceado en el asunto: “Otros medios de comunicación, como El Economista, también hicieron pruebas y publicaron el nombre del elegido en el cónclave antes de que se supiera. También el diario El Sol de Mendoza (Argentina) preguntó a ChapGPT y “aseguró que Prevost ya había sido electo como el nuevo líder de la iglesia”, según la web del medio, que muestra una captura de pantalla de la respuesta de la IA, que se produjo minutos antes”. Prevost estaba en todas las quinielas, es un tipo con cargo en la curia, y el New York Times, el periódico más importante del mundo, apostó hace unos días por él, ¿tan raro es que (en algunas respuestas) sugiriera su nombre? ¿A cuántos periodistas les dijo que ganaría Pietro Parolin, y que lógicamente no han publicado una noticia para contarlo? Preguntemos todos hoy quién marcará el gol decisivo del Clásico del domingo y el lunes solo se acordarán los que obtuvieran el jugador correcto (a mí me ha dicho Mbappé y espero que se equivoque).
El episodio solo ilustra la tendencia a atribuir poderes proféticos al programa de OpenAI, que solo regurgita lo que ha sisado por ahí, ¿por qué le seguimos atribuyendo propiedades mágicas o sobrenaturales? La herramienta de inteligencia artificial (IA) solo parasita la pericia de otros: sin expertos vaticanólogos, la “magia” desaparece. Y aun así, hay gente que cree que el programa lo sabía; no simplemente que acertara, sino que por algún tipo de capacidad prodigiosa fue capaz de profetizarlo. Y ahí es donde el tema se complica. Un estudio reciente de Fecyt se analizó la percepción de la IA entre los españoles: “El público general aún tiene dificultades para conceptualizar la IA, a pesar de su creciente presencia en la vida cotidiana y los medios”. Tenemos un carajal importante y buena parte de la culpa es de los medios, que le regalamos personalidad, agencia y milagro a un desarrollo cada vez más sofisticado, pero que sigue siendo bastante mediocre.
Curiosamente, en ese informe se ponía un ejemplo para ilustrar los peligros de la IA generativa: el deepfake del papa Francisco con el abrigo de Balenciaga, la primera vez que una imagen falsa triunfaba masivamente. De aquel papa con el primer deepfake hemos pasado a la elección del actual papa, convertida en chufla gracias al gusto por la IA cutre de la derecha internacional: Trump se disfrazó y Milei ha colocado un león. Toda la potencia computacional que iba a poner en jaque a la civilización reducida a memes reaccionarios baratos que viralizan.
Cada vez más analistas señalan que tres años después de la irrupción de ChatGPT, las promesas revolucionarias se han quedado en un gigantesco “meh”. ¿Qué ha cambiado realmente? Facilita algunas tareas, como componer emails o picar código, pero todos sabemos que hay que revisarlo porque sigue siendo un desastre. Solo sirve para que las empresas automaticen tareas marginales —que los humanos ya hacían razonablemente bien— en las que el salto de eficiencia es mínimo: lo que el Nobel de Economía Daron Acemoglu llama tecnología regulera (so-so technology). Mientras estas herramientas contribuyen a desplazar empleos y rebajan salarios, lamenta Acemoglu, contribuimos a que sus promotores (Sam Altman, Elon Musk, etc.) se forren gracias a la exageración legendaria de sus fantabulosas capacidades.
“Hola, mis loquitas tóxicas, vengo con otro tip muy tóxico para ustedes”, afirma una usuaria en TikTok. A continuación, explica cómo averiguar la ubicación de la persona con la que se mantiene una relación a partir de una story —una publicación que desaparece tras 24 horas—. Este y otros vídeos publicados en redes como TikTok, Instagram y Facebook enseñan a los usuarios cómo recibir notificaciones cuando su pareja se conecta a una red social, escuchar sus conversaciones sin su consentimiento, comprobar con quién interactúa, investigar posibles infidelidades o incluso ver los mensajes que ha eliminado. Los expertos advierten que estos trucos, lejos de ser inofensivos, pueden dañar la relación y, en el peor de los casos, acarrear penas de cárcel.
“Controlar a tu pareja, revisar su teléfono, exigir sus contraseñas, seguirle los pasos o condicionar su libertad son formas de violencia psicológica”, asegura Laura Olmedilla Marcos. A esta psicóloga clínica, que trabaja en el gabinete Arturo Soria Psicólogos, estos “trucos tóxicos” le parecen “muy peligrosos”. Organismos como la ONU Mujeres y algunas leyes sobre violencia de género incluyen el control excesivo y la vigilancia tecnológica como formas de violencia psicológica.
Olmedilla ha observado que muchas personas justifican este tipo de comportamientos porque “una vez les fueron infieles” o porque “el otro les hace dudar”. Pero destaca que no se trata de justificar el control, sino de sanar la inseguridad: “Si necesitas espiar o controlar a tu pareja, no es amor. Es ansiedad, herida, y a veces, experiencias negativas no resueltas”.
En las pruebas realizadas por este periódico en TikTok desde diferentes cuentas, al buscar términos del tipo “trucos TikTok”, “trucos Instagram” o “trucos WhatsApp”, la red social ofrece sugerencias de búsquedas como “trucos tóxicos Instagram”, “trucos WhatsApp infiel”, “trucos tóxicos iPhone” y “trucos tóxicos TikTok”. Paloma Llaneza, abogada y articulista en EL PAÍS, considera que el uso de la palabra trucos supone la banalización de una conducta que, en sí misma, “es inaceptable”. Insiste en que no se trata de simples bromas o herramientas inofensivas, sino de “estrategias de manipulación digital que pueden destruir la privacidad y la autonomía personal”.
Este periódico ha enviado a TikTok varios vídeos publicados en la plataforma y ha preguntado a la compañía si toma alguna medida para evitar la difusión de este tipo de contenidos y por qué motivo el buscador sugiere búsquedas sobre “trucos tóxicos”. Desde TikTok han asegurado que esos vídeos “cumplen las normas de la comunidad”. Pese a que han declinado hacer más comentarios al respecto, han facilitado herramientas de seguridad para los usuarios, incluyendo opciones para mantener la cuenta protegida y los parámetros de privacidad y seguridad establecidos en sus normas de la comunidad. Por su parte, Meta ha rechazado contestar a las preguntas enviadas por este periódico.
Algunas publicaciones acumulan millones de visualizaciones. Por ejemplo, uno que muestra cómo averiguar dónde está la pareja a través de cámaras de seguridad supera los 5,6 millones de visualizaciones y los 768.000 ‘me gusta’. El éxito de este tipo de contenidos se debe a varios motivos, según Elena Daprá, psicóloga sanitaria especializada en bienestar psicológico y vocal de sección del Colegio oficial de la Psicología de Madrid: “El algoritmo premia lo polémico, el drama amoroso vende, se romantiza el control, existe inseguridad en las relaciones, la audiencia es joven y hay una falta de educación emocional”.
Que este tipo de búsquedas sean tan populares dice mucho sobre las inseguridades y miedos que muchas personas experimentan en sus relaciones, según las expertas consultadas. Olmedilla menciona el temor al abandono, al rechazo o a la traición. Que todo esto se normalice y aumente la cantidad de personas que realizan estas conductas, induce tanto a que aumenten las probabilidades de sufrir desajustes emocionales, como estrés, ansiedad o depresión, como a que aumente la violencia y el maltrato en las relaciones”, afirma Beatriz Belmonte Cabezuelo, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas. Además, señala que la falta de confianza en la pareja puede generar inseguridad, inestabilidad, bajo estado de ánimo, conflictos constantes, dependencia emocional y baja autoestima.
No hay una fórmula mágica para manejar la inseguridad sin invadir la privacidad de la pareja. Las expertas consultadas coinciden en que la clave está en conocerse a uno mismo, fortalecer el mundo interior y construir la relación desde el diálogo. Daprá sugiere estrategias como trabajar en la autoestima, comunicar lo que se siente sin culpar, respetar los límites personales, identificar los propios detonantes, practicar la tolerancia a la incertidumbre y, si es necesario, recurrir a la terapia o al acompañamiento psicológico.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.“Tengo un dato por haber trabajado mucho tiempo en redes sociales que me parece loco: el estadounidense promedio tiene menos de tres amigos”, dice Mark Zuckerberg, presidente ejecutivo de Meta, propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, en un podcast reciente. “En cambio, la mayoría de la gente querría tener bastantes más, la cifra ideal está en algo así como 15 amigos”, añade. La idea de Zuckerberg es que esos amigos extra sean robots y que, por supuesto, los proporcione Meta AI.
Meta acaba de lanzar en EE UU su app individual de inteligencia artificial (IA), Meta AI. En Europa solo está disponible para conectarla a las gafas RayBan Meta. Basada en su modelo Llama 4, Meta AI permite conversar, crear imágenes, un formato de audio propio llamado super duplex que permite conversaciones muy fluidas, con interrupciones y sobreentendidos (solo disponible en inglés para EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda). En Europa Meta AI está disponible solo en su familia de apps, como WhatsApp, no como app única.
Junto a la celebración de la primera conferencia para desarrolladores de IA LLamaCon el pasado 29 de abril para promover sus modelos abiertos, Zuckerberg hizo una gira por varios podcasts. En todas sus apariciones públicas llevaba sus gafas RayBan Meta, que ya incluyen algo de IA. Allí contó cómo cree que habrá un espacio para todas las grandes empresas en el futuro de apps con IA: “Va a haber muchas compañías distintas haciendo trabajos punteros en diferentes áreas. Algunos estarán más centrados en el mundo empresarial o en la programación. Otros en la productividad. Y otros, en lo social o el entretenimiento”.
Meta, claramente, quiere centrarse en el entretenimiento. Zuckerberg repite la palabra “divertido” más de una docena de veces en un podcast. Su esfuerzo no será competir por un asistente laboral con OpenAI o de código con Cursor, sino quedarse con la parte personal, de memes y charlas íntimas.
“La mayoría de la gente quiere tener más conexión. Mucha gente se preocupa y pregunta si esto va a sustituir las relaciones físicas, cara a cara. Mi respuesta es que probablemente no. Pero la realidad es que la gente no tiene tanta conexión como desearía y a menudo se sienten más solos de lo que les gustaría”, dice Zuckerberg, que cree que el “estigma” de la IA para las relaciones personales va a ir desapareciendo. “Muchas de estas cosas acabarán teniendo un lenguaje social que nos permita explicar por qué tienen valor, por qué las personas que las utilizan están siendo racionales, y cómo realmente pueden aportar algo positivo a sus vidas”, añade.
Meta quiere conquistar un terreno ya ocupado por apps nuevas, como Character AI, Janitor o Status, que dan diferentes tipos de relaciones humanas a sus usuarios y tienen un enorme éxito. Aunque su uso es creciente, la utilidad concreta de la IA en este sector está por ver. Meta AI ofrece también una pestaña para “descubrir” lo que otros usuarios están haciendo con la IA, como una red social. Grok es cada vez más protagonista en X, donde muchos usuarios le preguntan contexto y aclaraciones. OpenAI también estudia incorporar una red social a su ChatGPT para compartir las creaciones de la IA.
“El sector está en una fase muy temprana. Hay unas cuantas empresas que están desarrollando terapeutas virtuales, o incluso novias virtuales, pero es todo muy incipiente. La sensación de “presencia” en esas experiencias aún es bastante pobre. A veces simplemente se muestra una imagen del terapeuta o del personaje con el que hablas. En ocasiones hay algo de animación muy básica, pero no se puede hablar de una verdadera representación corporal”, explica Zuckerberg, que espera que Meta AI llene esos espacios.
Dentro de Meta hay ingenieros que dudan de las intenciones de Zuckerberg. Para hacer sus IA más “divertidas”, tiene que tolerar más contenido potencialmente inadecuado, también sexual. En una prueba con cientos de conversaciones de prueba que hizo el Wall Street Journal los bots con sus distintas voces hablaban de sexo, también con menores. Zuckerberg quiere eliminar la cautela y relajar los límites de sus bots. “Se me escaparon Snapchat y TikTok, pero esto [en referencia a la IA] no se me va a escapar”, habría dicho Zuckerberg, según empleados que escucharon sus comentarios reproducidos por el Journal.
«. No uses formato HTML, escribe tu respuesta directa en formato de texto plano. Quiero que el titular sea breve y conciso.El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.