En un contexto en el que la inteligencia artificial (IA) se ha vuelto cada vez más accesible y sofisticada, el uso de vídeos generados por esta tecnología ha suscitado un debate candente sobre su impacto en la política y la veracidad de la información. Recientemente, se han hecho virales varios clips que replican situaciones políticas usando IA, lo que ha llevado a interrogantes sobre las posibles consecuencias de esta tendencia. Desde la interpretación humorística de la realidad hasta la manipulación directa de la percepción pública, los vídeos con IA parecen estar marcando el inicio de una nueva era en la comunicación política.
Uno de los ejemplos más destacados se produce del lado del Atlántico, donde el ex presidente estadounidense Donald Trump compartió un vídeo que mostraba su visión de un futuro «resort» en Gaza, sin saber que la pieza era en realidad una prueba de software realizada por dos israelíes americanos. Este hecho ha planteado la cuestión sobre qué límites se están cruzando en la búsqueda de impacto y viralidad, donde la creatividad tecnológica puede elevar o distorsionar mensajes políticos.
En España, el Partido Popular ha intentado aprovechar la misma dinámica con una versión adaptada de “La isla de las tentaciones”, un formato que presenta a los personajes del PSOE en situaciones comprometedoras. Este enfoque ha generado fuertes reacciones y ofensas, incluso cruzando límites diplomáticos con la República Dominicana. La política, al parecer, se está convirtiendo en un espectáculo multimedia, donde la veracidad se desplaza al segundo plano, mientras lo llamativo y lo viral ocupan el centro del escenario.
La creación de vídeos “punto de vista” (POV) ha añadido una capa más de complejidad a esta cuestión. Desde recrear la vida cotidiana en la antigua Egipto hasta explorar situaciones históricas como la peste bubónica, estos clips se diseñan para generar nostalgia de una manera que, aunque estilizada, puede tergiversar más que informar. Un fenómeno viral en TikTok muestra a adolescentes supuestamente disfrutando de la España de los 80, una visión edulcorada donde los problemas del pasado se borran con un simple filtro nostálgico. Este tipo de contenido glorifica tiempos que no corresponden con la realidad y resuena con ciertos sectores de la población, constituyendo así una forma de propaganda encubierta que podría influir en el pensamiento social y político.
A medida que la capacidad técnica para producir estos vídeos mejora, el reto es cada vez más claro: distinguir entre la realidad y la ficción se vuelve más complicado. Expertos como Xavier Peytibí, consultor de comunicación política, advierten que esta tendencia no debe ser vista como una moda pasajera, sino como una evolución del discurso político. En esta nueva era, los partidos políticos parecen estar normalizando el uso de la IA en su comunicación, lo que plantea serias preguntas sobre la ética en la manipulación de la realidad.
En este sentido, el temor a lo que se puede crear se hace palpable; de la misma manera que algunos recordarán la emisión de «La guerra de los mundos» por Orson Welles, donde la ficción se volvió tan convincente que muchos creyeron en una invasión extraterrestre, ahora podría darse un escenario análogo. El uso de vídeos de IA podría fácilmente transformarse en un vehículo para la desinformación, lo que ocasionaría un riesgo real en la percepción pública.
Con el auge de plataformas como Sora de OpenAI, la creación de vídeos se ha vuelto más accesible, alimentando una fiebre de contenido visual que, aunque diseñada para entretener, también guarda el potencial de manipular la opinión pública de maneras que no se habían imaginado anteriormente. La pregunta que queda es si el público podrá desarrollar un escepticismo saludable frente a este nuevo horizonte audiovisual.
La proliferación de vídeos generados por inteligencia artificial es un fenómeno que, aunque cautivador desde el punto de vista técnico, representa un desafío grave para la veracidad en la comunicación política. En un contexto donde la manipulación de la información es más accesible que nunca, los límites éticos parecen desdibujarse y la política se convierte en un escenario propicio para la desinformación. En lugar de fomentar un debate informado, la IA se utiliza para distorsionar la realidad y crear narrativas que, aunque ingeniosas, pueden conllevar una pérdida de confianza en las instituciones. La capacidad de la tecnología para reproducir imágenes y voces de forma convincente invita a preguntarnos, ¿es esto la nueva forma de propaganda o simplemente un simulacro de debate democrático?
Para contrarrestar esta tendencia, es fundamental que los ciudadanos desarrollen un escepticismo crítico hacia el contenido audiovisual que consumen. Las plataformas tienen un rol vital en la promoción de la alfabetización mediática, ayudando a la población a discernir entre la información válida y la fabricada. Además, una autorregulación más estricta por parte de los partidos políticos en la utilización de estas herramientas podría contribuir a restaurar la integridad en la política. Si bien la innovación no debe ser un obstáculo para la creatividad, la responsabilidad debería primar por encima del deseo de viralidad. Solo así podremos asegurar que estamos construyendo una democracia y no una entretenida caricatura de la misma.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.