Málaga, 4 de noviembre de 2025 – La implacable marcha de la miniaturización electrónica, regida durante décadas por la Ley de Moore, parece haber encontrado su límite físico. Sin embargo, la innovación humana no se detiene. Un equipo internacional de científicos liderado por Xiaohang Li de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST) ha logrado un avance revolucionario: construir chips hacia arriba. Este enfoque innovador, publicado en Nature Electronics, no solo desafía las restricciones impuestas por el tamaño, sino que abre un universo de posibilidades para la electrónica flexible, eficiente y sostenible.
La clave del éxito reside en la creación de un chip con 41 capas verticales de semiconductores y materiales aislantes, una estructura diez veces más alta que los chips convencionales. Esta arquitectura vertical permite integrar una cantidad significativamente mayor de transistores en el mismo espacio horizontal, multiplicando la capacidad de procesamiento sin necesidad de reducir el tamaño individual de los componentes. Según Li, con tan solo seis capas apiladas verticalmente, se puede incrementar la densidad de circuitos en un 600%, logrando un rendimiento superior con un consumo energético drásticamente inferior. Esta solución ingeniosa podría revitalizar la industria electrónica, ofreciendo una alternativa viable a la creciente dificultad de miniaturizar los transistores hasta escalas nanométricas, donde los efectos cuánticos comienzan a interferir con su funcionamiento.
El principal desafío técnico residía en garantizar la estabilidad de esta intrincada estructura vertical. Cualquier imperfección en las interfaces entre las capas podría interrumpir el flujo de electrones y comprometer el rendimiento del chip. La solución: desarrollar estrategias de fabricación completamente nuevas, basadas en la deposición de capas a temperatura ambiente o cercana. Este proceso a baja temperatura no solo protege las capas inferiores ya fabricadas, sino que también permite la utilización de materiales flexibles u orgánicos, abriendo la puerta a la creación de dispositivos electrónicos que pueden doblarse, enrollarse o incluso integrarse en la ropa.
Las primeras aplicaciones de esta tecnología revolucionaria probablemente se encontrarán en el campo de los sensores de salud portátiles, las etiquetas inteligentes y las pantallas flexibles. La combinación de bajo consumo y flexibilidad mecánica los convierte en ideales para estos dispositivos. A largo plazo, el equipo de investigación vislumbra un futuro donde la electrónica se integra de forma invisible en nuestro entorno, dando lugar a las denominadas "pieles electrónicas" capaces de sentir, procesar y comunicar información a través de objetos o estructuras enteras. Aunque estos chips verticales no competirán con las supercomputadoras en términos de potencia bruta, su adopción en electrodomésticos y otros dispositivos cotidianos podría reducir significativamente la huella de carbono de la industria electrónica, contribuyendo a un futuro más sostenible.
El anuncio del apilamiento vertical de chips, aunque presentado como un hito revolucionario, merece una lectura más allá del entusiasmo tecnocientífico. Si bien es innegable la brillantez del avance, especialmente en la superación de las limitaciones físicas de la Ley de Moore y la promesa de una electrónica más flexible y eficiente, cabe preguntarse si este enfoque realmente aborda el problema de fondo: la insostenible demanda de recursos y energía que alimenta la industria electrónica. Apilar transistores, por muy ingenioso que sea, no exime a la sociedad de la responsabilidad de repensar su voraz consumo de dispositivos, ni garantiza que la prometida reducción de la huella de carbono se materialice si el desarrollo se traduce, como es previsible, en una proliferación aún mayor de aparatos electrónicos desechables.
Más allá de las posibles aplicaciones en wearables y pantallas flexibles, la visión de «pieles electrónicas» omnipresentes plantea serias interrogantes sobre la privacidad y el control de la información. ¿Quién tendrá acceso a los datos sensibles recogidos por estas superficies inteligentes que nos rodean? ¿Cómo se evitará que esta tecnología, supuestamente destinada a mejorar nuestras vidas, se convierta en una herramienta de vigilancia y manipulación masiva? La sostenibilidad no solo es un problema de consumo energético, sino también de ética y gobernanza tecnológica. Es imprescindible que la sociedad civil participe activamente en el debate sobre las implicaciones de estas innovaciones, exigiendo transparencia y mecanismos de control que aseguren que el futuro de la electrónica no se construya a expensas de nuestros derechos fundamentales.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.