La Red de Solidaridad con Personas Migrantes de Lanzarote ha levantado la voz de alerta sobre la situación precaria en la que se encuentran los menores migrantes no acompañados que residen en la Casa del Mar, en Arrecife. Este inmueble, que debería ser un lugar de acogida y protección para estos jóvenes que llegan en condiciones de vulnerabilidad a la isla, presenta graves deficiencias en infraestructuras, higiene y condiciones de habitabilidad.
Según informes de la Red de Solidaridad, las instalaciones de la Casa del Mar presentan goteras en los techos, humedades en las paredes y problemas de falta de calefacción, lo que provoca que los menores tengan que soportar frías noches sin las condiciones mínimas de confort. Además, la falta de personal especializado para atender las necesidades de estos jóvenes agrava la situación, dejando a los niños sin el apoyo psicológico y emocional que requieren en un momento tan delicado como el de su llegada a una tierra desconocida.
Ante esta situación alarmante, la Red de Solidaridad exige a las autoridades competentes que tomen medidas urgentes para garantizar el bienestar y la dignidad de los menores migrantes no acompañados en la Casa del Mar. Es fundamental que se realicen las reformas necesarias en las instalaciones, se aumente el personal especializado para atender a estos jóvenes y se pongan en marcha programas de integración social que les permitan adaptarse de manera adecuada a su nueva realidad en la isla de Lanzarote. La protección de los derechos de estos menores debe ser una prioridad absoluta para evitar que se vean aún más desprotegidos en un contexto tan difícil como el de la migración.
La situación de los menores migrantes no acompañados en la Casa del Mar de Lanzarote es realmente alarmante y demuestra una vez más la falta de recursos y atención adecuada hacia este colectivo vulnerable. Las condiciones infrahumanas en las que se encuentran viviendo estos jóvenes son inaceptables y ponen en riesgo su salud física y emocional. Es imprescindible que las autoridades actúen de manera inmediata para resolver esta situación y garantizar el bienestar de estos menores.
Es fundamental que se realicen las reformas necesarias en las instalaciones de la Casa del Mar, se mejore la atención y el apoyo psicológico hacia los menores y se pongan en marcha programas de integración social que les permitan adaptarse de manera adecuada a su nueva realidad. La protección de los derechos de estos niños y adolescentes debe ser una prioridad absoluta y no podemos permitir que sigan viviendo en condiciones de precariedad y desamparo. Es responsabilidad de las instituciones velar por la seguridad y el bienestar de todos los menores, sin importar su origen o situación migratoria.
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