Torre del Mar se ha transformado, un año más, en el epicentro de la música con el arranque del Weekend Beach Festival, que celebra su décimo aniversario. Desde el jueves 10 de julio, la playa de Poniente ha sido testigo de un crisol de estilos y emociones, una auténtica fiesta de bienvenida que anticipa un fin de semana inolvidable. El festival, conocido por su ecléctica propuesta, donde convergen rock, pop, mestizaje, electrónica y sonidos urbanos, ha superado todas las expectativas en su primera jornada.
La noche inaugural brilló con la energía contagiosa de Kaiser Chiefs, liderados por un Ricky Wilson en estado de gracia, ofreciendo un espectáculo que quedará grabado en la memoria de los asistentes. La banda británica, en su única actuación en Andalucía, demostró por qué sigue siendo una referencia en la escena musical internacional. Antes, los veteranos Seguridad Social incendiaron el escenario con sus himnos generacionales, haciendo bailar a un público entregado que coreó cada verso de clásicos como ‘Chiquilla’ o ‘Comerranas’. La combinación de nuevas promesas y leyendas consagradas fue la tónica de una noche inaugural que prometía mucho y cumplió con creces.
La fiesta continúa este viernes con una programación que promete no dar respiro. El Escenario Weekend Victoria se prepara para recibir a Lori Meyers, la sensación urbana Lia Kali, quien regresa tras el éxito del año pasado, y a KAPO, la estrella latina del momento, entre otros nombres destacados. Mientras tanto, el Escenario Sunrise vibrará con los ritmos electrónicos de DEXPHASE y el productor francés SHLÔMO, ofreciendo una experiencia inmersiva para los amantes del género. La diversidad musical es, sin duda, una de las señas de identidad del Weekend Beach, garantizando que haya algo para cada gusto y cada oído.
El sábado 12 de julio se vislumbra como la jornada más multitudinaria del festival, con la esperadísima actuación de Estopa, en la única oportunidad de verlos en Andalucía este verano. Junto a ellos, artistas de la talla de Rozalén, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba y Nil Moliner prometen un cierre de festival apoteósico. El décimo aniversario del Weekend Beach Festival se consolida así como una cita ineludible para los amantes de la música, una experiencia única en un entorno incomparable: la playa de Torre del Mar.
El Weekend Beach Festival, ahora en su décimo aniversario, se presenta como un ejemplo más de cómo la industria del entretenimiento, ávida de público y rédito económico, puede, con éxito, convertir un enclave natural como la playa de Torre del Mar en un macroespacio de consumo musical. Si bien es innegable el impacto económico positivo que genera en la zona, con hoteles llenos y negocios locales beneficiándose del flujo de asistentes, no podemos obviar la disonancia entre la celebración de la música y la erosión, tanto física como acústica, del entorno. ¿Hasta qué punto este tipo de eventos compensa el daño colateral que generan en términos de sostenibilidad y calidad de vida para los residentes? La eterna pregunta sigue resonando, amplificada, irónicamente, por los decibelios del festival.
La promesa de diversidad musical, con su ecléctica mezcla de rock, pop, electrónica y sonidos urbanos, parece más una estrategia de marketing para abarcar el mayor espectro de público posible que un compromiso real con la innovación artística. La repetición de fórmulas probadas, la apuesta segura por nombres ya consagrados, diluye la posibilidad de descubrir nuevos talentos y propuestas realmente arriesgadas. El Weekend Beach Festival se consolida como un escaparate de lo predecible, un festival para el consumo masivo, dejando de lado la oportunidad de convertirse en un referente cultural genuino que impulse la creatividad y la experimentación en el panorama musical andaluz.
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