La comarca del Valle del Genal se prepara para un cambio de aires en su oferta de Formación Profesional. En un encuentro celebrado esta mañana, las autoridades educativas andaluzas han anunciado la implantación de un nuevo ciclo formativo de grado básico de Agro-jardinería que echará raíces en el IES Valle del Genal de Algatocín a partir del curso 2026/27. Esta decisión, que sustituye al actual ciclo de Reforma y mantenimiento de edificios, ha sido recibida con entusiasmo por los alcaldes de la zona, quienes ven en esta apuesta una oportunidad para revitalizar el tejido socioeconómico local.
Pero, ¿qué motivó este cambio de rumbo? Según explican desde la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, la iniciativa responde a una doble necesidad. Por un lado, se busca incentivar la participación femenina en la FP, ofreciendo una alternativa atractiva para las jóvenes de la comarca. Por otro, se pretende consolidar la oferta formativa existente en el IES Andrés Pérez Serrano de Cortes de la Frontera, donde ya se imparten ciclos de grado medio y superior relacionados con el aprovechamiento y la gestión del medio natural. Se trata, en definitiva, de tejer una red formativa que abarque desde los conocimientos más básicos hasta la especialización, creando un itinerario completo para los futuros profesionales del sector.
La llegada del ciclo de Agro-jardinería no solo implica un cambio de nombre, sino una transformación profunda en la orientación profesional del centro de Algatocín. En un contexto marcado por la apuesta por la formación dual, esta nueva titulación se presenta como una herramienta clave para impulsar la empleabilidad en la comarca. El sector agrario y forestal, con su fuerte arraigo en la zona, demanda cada vez más profesionales cualificados capaces de gestionar los recursos naturales de forma sostenible. La colaboración con las empresas locales será fundamental para garantizar que los alumnos adquieran las habilidades y conocimientos necesarios para integrarse en el mercado laboral.
Las autoridades educativas han querido lanzar un mensaje de tranquilidad a los alumnos que actualmente cursan el ciclo de Reforma y mantenimiento de edificios. Se garantiza la continuidad de sus estudios, así como la atención a las necesidades específicas de aquellos que requieran apoyo educativo. Además, se ofrecerá orientación a los alumnos que titulen este año, para que puedan continuar su formación a través de la FP o el Bachillerato. En definitiva, se busca que nadie se quede atrás en este proceso de transición, que se plantea como una oportunidad para impulsar el desarrollo del Valle del Genal.
La decisión de sustituir el ciclo de Reforma y mantenimiento de edificios por uno de Agro-jardinería en el Valle del Genal, si bien aparentemente lógica en un entorno rural, levanta algunas interrogantes que no se pueden obviar. Si bien es cierto que el sector agropecuario necesita savia nueva, ¿es este cambio un reflejo de una planificación estratégica a largo plazo o una respuesta oportunista a la búsqueda de fondos europeos asociados a la sostenibilidad? La promesa de «incentivar la participación femenina» suena más a cuota de género que a una verdadera comprensión de las necesidades formativas de las jóvenes de la comarca. Habría que analizar si existe una demanda real y sostenible para esta formación, no vaya a ser que estemos generando una nueva generación de profesionales sin oportunidades laborales concretas en su entorno.
Por otro lado, la supuesta «transición garantizada» para los alumnos actuales del ciclo de Reforma y mantenimiento de edificios suena a parche. ¿Realmente se están ofreciendo alternativas formativas equivalentes y que respondan a sus inquietudes vocacionales? El anuncio de «orientación» es insuficiente; se necesita un plan concreto y dotado de recursos para evitar que estos estudiantes se sientan abandonados y que su formación quede devaluada. Celebrar este cambio como un «nuevo horizonte para la empleabilidad» sin un análisis profundo del mercado laboral y una apuesta real por la innovación en el sector agropecuario es, en el mejor de los casos, ingenuo, y en el peor, una maniobra de marketing político para maquillar la falta de oportunidades en la comarca.
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