Dos hombres han sido condenados a casi dos décadas de prisión por el brutal asesinato de un ciudadano montenegrino en pleno centro de Marbella. Los acusados, quienes llegaron a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía para evitar el juicio, fueron sentenciados a 18 y 17 años y medio de cárcel, respectivamente. La condena incluye 16 años y medio por el asesinato consumado y un año adicional por tenencia ilícita de armas, así como seis meses más por falsedad documental.
El crimen tuvo lugar en junio de 2020, cuando los dos acusados, previamente puestos de acuerdo y motivados por una remuneración económica, acecharon a la víctima en plena luz del día. Uno de los hombres esperó en una moto, disfrazado con una gorra y una mascarilla, mientras su cómplice disparaba a quemarropa al indefenso ciudadano montenegrino en la calle Arturo Rubinstein. Tras dejar caer a la víctima con varios disparos en el tórax posterior, el pistolero continuó descargando su arma, propinándole un total de doce disparos mortales en el cuerpo.
La sentencia del tribunal determinó que el crimen fue premeditado, cometido con alevosía y a cambio de un precio. La víctima, sorprendida y atacada por la espalda, se vio completamente indefensa ante la violencia de sus agresores. El caso se enmarca en un conflicto entre bandas serbias y montenegrinas que se remonta a años atrás, cuando un cargamento de cocaína desató una lucha de poder en la región. La resolución del caso ha puesto fin a un capítulo oscuro en la historia de Marbella, pero deja al descubierto las sombrías fuerzas que operan tras bambalinas en la costa del sol.
La condena a casi dos décadas de prisión para los dos hombres responsables del brutal asesinato de un ciudadano montenegrino en Marbella no hace más que evidenciar la gravedad de este crimen premeditado y alevoso. El hecho de que los acusados hayan llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía para evitar el juicio demuestra su culpabilidad y la gravedad de sus actos. La justicia ha sido firme al imponer una sentencia ejemplar que refleja la brutalidad y la vileza de este homicidio, que dejó a una persona indefensa y sin oportunidad de defensa.
Este caso pone de manifiesto la presencia de bandas criminales y conflictos entre ellas en la costa del sol, una realidad que no podemos ignorar. La lucha de poder y la violencia desatada por el tráfico de drogas pueden tener consecuencias devastadoras, como en este trágico suceso. Es importante que la sociedad y las autoridades estén alerta y tomen medidas para prevenir y combatir este tipo de delitos, garantizando la seguridad y la paz en nuestras ciudades. La condena en este caso es un paso en la dirección correcta, pero queda mucho por hacer para erradicar la criminalidad organizada de nuestras calles.
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