La polémica desatada por la arena de tonalidad rojiza en las playas de Marbella no parece tener fin. Mientras que el equipo de Gobierno defiende la calidad del material utilizado, los vecinos de San Pedro Alcántara y las pequeñas empresas locales expresan su descontento por el impacto visual y sensorial que esta arena está teniendo en los bañistas.
El hecho de que la arena esté compuesta por una mezcla de arena y arcilla ha generado que, al entrar en contacto con la piel de los usuarios, deje una marca rojiza difícil de eliminar. Además, el problema se agrava por la falta de duchas en las playas, lo que hace que los bañistas no puedan limpiarse de manera adecuada después de disfrutar del mar.
Ante esta situación, el concejal de Playas, Diego López, ha salido a dar la cara por el Ayuntamiento de Marbella, asegurando que la calidad de la arena está avalada por diversos análisis. Sin embargo, la percepción de los ciudadanos es la que cuenta, y la mancha rojiza en la arena no está siendo bien recibida por quienes disfrutan de las playas durante el verano.
A pesar de las críticas, el Ayuntamiento continúa con las reposiciones de arena rojiza en las playas de San Pedro, aportando miles de toneladas de material para mejorar el aspecto de la costa. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si realmente vale la pena sacrificar la estética de las playas por la calidad de la arena. Los turistas y residentes de Marbella tendrán la última palabra al decidir si prefieren tener unas playas impecables visualmente o una arena de alta calidad pero con un impacto estético negativo.
La polémica generada por la arena rojiza en las playas de Marbella refleja un conflicto entre la calidad del material y la percepción estética de los ciudadanos. A pesar de que el Ayuntamiento defiende la composición de la arena mediante análisis, la reacción negativa de los vecinos y bañistas demuestra que la satisfacción de los usuarios es más importante que cualquier certificación. La falta de duchas en las playas agrava el problema, ya que los bañistas se ven imposibilitados de eliminar las marcas rojizas de sus cuerpos.
En este sentido, la actuación del Ayuntamiento al seguir reponiendo la arena rojiza en las playas de San Pedro plantea la pregunta sobre si la calidad de la arena justifica el impacto visual y sensorial en los usuarios. Es fundamental que se escuche la opinión de turistas y residentes a la hora de tomar decisiones que afectan a un lugar tan emblemático como las playas de Marbella. La prioridad debería ser satisfacer las necesidades y preferencias de quienes disfrutan de la costa, sin descuidar la estética y el bienestar de los usuarios.
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