La transformación de la zona de Intelhorce en Málaga está en pleno apogeo, con la construcción de nuevos desarrollos residenciales que están cambiando por completo el paisaje de esta área industrial. Uno de los proyectos más ambiciosos es el futuro barrio de Cortijo Merino, que contará con 1.250 viviendas en los terrenos de la antigua fábrica de Amoníaco, que cerró sus puertas hace más de dos décadas. Este nuevo barrio promete revitalizar la zona y ofrecer una nueva opción de vivienda para los habitantes de Málaga.
La urbanización de este sector, que cuenta con una superficie bruta de más de 250.000 metros cuadrados, está en pleno desarrollo. Las obras de descontaminación de los suelos industriales ya han comenzado, y se espera que los trabajos de urbanización tengan un costo de 17 millones de euros y un plazo de ejecución de dos años. La Junta de Andalucía ha dado su visto bueno a este proyecto de recuperación del terreno, que busca convertir una antigua zona industrial en un moderno barrio residencial.
Neinor Homes, Nuovit y Reinas Marín, SL son las empresas encargadas de llevar a cabo el desarrollo residencial en esta área. Con un total de 1.250 viviendas planificadas, de las cuales 688 serán libres y 562 serán de VPO, este proyecto promete ofrecer una amplia variedad de opciones de vivienda para los futuros residentes. Además, Reinas Marín, SL también se encargará de la parcela de uso comercial dentro del sector, lo que añadirá un valor adicional a la comunidad que se está creando en esta zona de Málaga.
La transformación de la zona de Intelhorce en Málaga es un tema que genera opiniones encontradas. Por un lado, la revitalización de una antigua zona industrial y la creación de un nuevo barrio residencial pueden representar una oportunidad de crecimiento y desarrollo para la ciudad. Sin embargo, es importante tener en cuenta el impacto medioambiental que puede tener la urbanización de estos terrenos, así como los posibles efectos en la estructura social y cultural de la zona.
Es necesario que las autoridades locales y regionales supervisen de cerca el desarrollo de este proyecto para garantizar que se respeten las normativas medioambientales y que se tenga en cuenta el bienestar de la comunidad. Además, es crucial que se busque un equilibrio entre la modernización de la zona y la preservación de su identidad y patrimonio. En definitiva, la transformación de la zona de Intelhorce en Málaga plantea desafíos y oportunidades que deben ser abordados con responsabilidad y cuidado.
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