El Ayuntamiento de Málaga ha tomado la decisión de cerrar el albergue municipal ubicado en el barrio de El Bulto a mediados de 2025, como parte de un proceso de externalización del servicio de atención a las personas en situación de calle en la capital. Este cambio significativo se llevará a cabo con un presupuesto de cerca de 11,5 millones de euros, con la participación de una única empresa que asumirá la responsabilidad de brindar este importante servicio.
Según el concejal de Derechos Sociales, Francisco Cantos, este nuevo modelo de gestión externalizada garantizará que los profesionales que ya trabajan en el campo continúen prestando sus servicios. Además, los usuarios seguirán siendo derivados a través del servicio municipal Puerta Única de Entrada de Atención a Personas sin Hogar, asegurando la continuidad y calidad de la atención que se les brinda.
La empresa adjudicataria deberá proporcionar tres inmuebles con una capacidad mínima de 35 personas, distribuidos estratégicamente en los distritos Centro, Este, Ciudad Jardín, Palma-Palmilla, Bailén-Miraflores y Carretera de Cádiz. Estas ubicaciones fueron seleccionadas pensando en la accesibilidad para las personas sin hogar, con la garantía de una parada de transporte público a no más de 500 metros y una distancia mínima de 1,5 kilómetros entre cada centro para evitar la concentración de estos recursos en una sola zona.
Una de las novedades más destacadas es la posibilidad de que los usuarios puedan acceder a estos centros acompañados de sus mascotas, una iniciativa que busca eliminar una barrera común que suele impedir que las personas sin hogar acepten la ayuda municipal. Con un horario de atención las 24 horas del día los 365 días del año, estos centros estarán principalmente destinados a estancias cortas, brindando un espacio seguro y acogedor para aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad en las calles de Málaga.
La decisión del Ayuntamiento de Málaga de cerrar el albergue municipal en el barrio de El Bulto a mediados de 2025 en favor de la externalización del servicio de atención a personas en situación de calle genera ciertas dudas y preocupaciones. Si bien se asegura que los profesionales actuales seguirán prestando sus servicios y que los usuarios serán derivados a través de un servicio municipal, la privatización de esta importante labor social plantea interrogantes sobre la continuidad, calidad y control de la atención brindada. Además, la concentración de tan importante recurso en manos de una única empresa podría llevar a cierta falta de competencia y diversidad en la oferta de servicios.
Por otro lado, la iniciativa de permitir que los usuarios puedan acceder a los nuevos centros acompañados de sus mascotas es sin duda una medida positiva que contribuirá a eliminar barreras a la aceptación de la ayuda municipal por parte de las personas sin hogar. Sin embargo, es importante asegurar que estos nuevos espacios sean verdaderamente seguros, acogedores y eficientes para brindar el apoyo necesario a quienes más lo necesitan. En definitiva, será crucial vigilar de cerca el desarrollo de este proceso de externalización y garantizar que las personas en situación de calle reciban la atención adecuada y digna que merecen.
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