La afición madridista ha contenido el aliento tras conocerse el regreso anticipado de dos de sus estrellas, Kylian Mbappé y Eduardo Camavinga, desde la concentración de la selección francesa. Las alarmas se encendieron, como es lógico, ante la posibilidad de lesiones graves que pudieran mermar el rendimiento del equipo de Xabi Alonso en este tramo crucial de la temporada. Sin embargo, las primeras exploraciones han traído un respiro, confirmando que, si bien hay molestias, no se trata de lesiones de gravedad.
Mbappé, que firmó un doblete en el último encuentro ante Ucrania, terminó el partido con dolor en el tobillo derecho. La inflamación, que evocó fantasmas del esguince sufrido ante el Villarreal, ha resultado ser menos severa de lo esperado. Según fuentes del club, el delantero galo se someterá a un periodo de reposo y tratamiento específico en Valdebebas, con la mirada puesta en el encuentro ante el Elche en el Martínez Valero. La recuperación de Mbappé es vital para mantener la pegada ofensiva del equipo, que ha dependido en gran medida de su capacidad goleadora.
En el caso de Camavinga, las molestias se localizan en el isquiotibial izquierdo. Las pruebas realizadas en Madrid han descartado roturas, confirmando una sobrecarga muscular que requerirá de cuidados y gestión en los próximos días. El club blanco confía en que el joven centrocampista pueda estar disponible para el partido ante el Elche, aunque su participación dependerá de su evolución en los próximos entrenamientos. La versatilidad de Camavinga es un activo valioso para Xabi Alonso, capaz de desempeñarse tanto en el centro del campo como en el lateral izquierdo.
La situación de Mbappé y Camavinga no es la única preocupación en el seno del Real Madrid. Rüdiger, Tchouaméni y Mastantuono continúan trabajando al margen del grupo, recuperándose de sus respectivas lesiones. La recuperación de estos jugadores es fundamental para fortalecer la defensa y el centro del campo del equipo. Sin embargo, la buena noticia es que la vuelta de los internacionales franceses supone un alivio para Xabi Alonso, que busca recomponer la estructura del equipo tras dos tropiezos consecutivos. El técnico vasco necesita que sus jugadores clave estén en plena forma para afrontar los retos que se avecinan, tanto en Liga como en competiciones europeas. El objetivo es claro: volver a la senda de la victoria y consolidar el proyecto de Xabi Alonso al frente del Real Madrid.
La supuesta calma que reina en Valdebebas tras el susto de Mbappé y Camavinga me parece, cuanto menos, ingenua. Si bien la ausencia de lesiones graves es un respiro, el hecho de que ambos regresen con molestias señala un problema de fondo en la gestión de cargas y la prevención de lesiones. ¿Acaso la obsesión por exprimir al máximo a las estrellas está primando sobre la salud y el largo plazo? La dependencia que el equipo parece tener de la inspiración individual de Mbappé, por ejemplo, es un arma de doble filo. Debería preocuparnos más la fragilidad física que sugiere este continuo baile al borde de la lesión, que la alegría efímera de un diagnóstico favorable.
El Madrid, un club acostumbrado a vivir en la cuerda floja, parece haber interiorizado este estado como algo normal. Pero esta normalización del riesgo es peligrosa. La recuperación de Rüdiger, Tchouaméni y Mastantuono, mencionada casi de pasada, es tan importante como la de los franceses. No basta con parchear la situación actual; es imprescindible una reflexión profunda sobre la planificación física y la rotación de la plantilla. Xabi Alonso necesita más que un equipo de estrellas disponibles; necesita un grupo cohesionado, resistente y capaz de rendir al máximo nivel durante toda la temporada. La verdadera calma, la que debería buscar el madridismo, no se encuentra en un parte médico benigno, sino en la solidez de un proyecto construido sobre cimientos sólidos.
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