El Movistar Arena fue testigo de un descalabro impensable: el Real Madrid, invicto hasta la fecha, cayó estrepitosamente ante un Panathinaikos en estado de gracia. Los fantasmas del pasado, con la última derrota liguera también a manos de los griegos, volvieron a planear sobre el coliseo blanco, esta vez con una contundencia aún mayor. El marcador final no reflejó la superioridad aplastante de los visitantes, que dominaron el encuentro de principio a fin, dejando al equipo de Scariolo sin respuestas y sembrando dudas sobre su solidez defensiva.
TJ Shorts, resucitado de sus cenizas, lideró la estampida verde con 19 puntos y 6 asistencias, desbordando la defensa madridista con su velocidad y astucia. La conexión letal entre Sloukas y Faried, con 15 y 16 puntos respectivamente, fue un martirio constante para la zona interior blanca, culminando en un mate antológico del ex NBA sobre un indefenso Tavares. Juancho Hernangómez, cada vez más integrado en el esquema de Ataman, aportó solidez y puntos clave desde el banquillo, demostrando que el Panathinaikos tiene un fondo de armario temible.
El Real Madrid, lejos de su habitual versión arrolladora, se vio superado en todas las facetas del juego. La defensa, su gran baluarte hasta el momento, se desmoronó ante el torrente ofensivo griego, encajando una dolorosa sangría de 52 puntos en la primera mitad. Campazzo, Hezonja y Lyles, pilares fundamentales del equipo, naufragaron en la noche, incapaces de encontrar soluciones ante la presión asfixiante del Panathinaikos. Solo Andrés Feliz, con 16 puntos, y Tavares, tardíamente inspirado con 20 puntos y 10 rebotes, ofrecieron algo de resistencia, pero fue un esfuerzo estéril ante la superioridad manifiesta del rival.
Scariolo intentó cambiar el rumbo del partido con ajustes tácticos, pero la defensa zonal, que tan buenos resultados había dado en Valencia, se estrelló contra la fluidez y el acierto del ataque griego. Maledon aportó frescura desde el banquillo, pero Lyles nunca encontró su sitio y las principales bazas ofensivas del Madrid vivieron una noche para olvidar. La derrota no solo corta una racha de imbatibilidad, sino que enciende las alarmas sobre la capacidad del equipo para reaccionar ante rivales que imponen un ritmo físico y una claridad de ideas superiores. El Panathinaikos, con una exhibición de baloncesto total, ha demostrado que este año será un hueso duro de roer en la Euroliga, dejando al Real Madrid con muchas preguntas y pocas respuestas.
«. Requisitos: 1. La entradilla debe ser muy breve: no más de 2 o 3 líneas o 30 palabras. 2. Resume de forma clara y directa el aspecto más relevante o llamativo del contenido. 3. Asegúrate de captar el interés del lector sin revelar toda la información. 4. Utiliza un tono periodístico profesional y evita cualquier subjetividad, opiniones o sensacionalismo. 5. No copies ninguna frase del contenido original, la redacción debe ser completamente única. Ejemplo: Si el tema trata sobre el récord turístico en verano: Marbella bate récords de turistas este verano con cifras que superan las expectativas del sector.El Movistar Arena fue testigo de un descalabro impensable: el Real Madrid, invicto hasta la fecha, cayó estrepitosamente ante un Panathinaikos en estado de gracia. Los fantasmas del pasado, con la última derrota liguera también a manos de los griegos, volvieron a planear sobre el coliseo blanco, esta vez con una contundencia aún mayor. El marcador final no reflejó la superioridad aplastante de los visitantes, que dominaron el encuentro de principio a fin, dejando al equipo de Scariolo sin respuestas y sembrando dudas sobre su solidez defensiva.
TJ Shorts, resucitado de sus cenizas, lideró la estampida verde con 19 puntos y 6 asistencias, desbordando la defensa madridista con su velocidad y astucia. La conexión letal entre Sloukas y Faried, con 15 y 16 puntos respectivamente, fue un martirio constante para la zona interior blanca, culminando en un mate antológico del ex NBA sobre un indefenso Tavares. Juancho Hernangómez, cada vez más integrado en el esquema de Ataman, aportó solidez y puntos clave desde el banquillo, demostrando que el Panathinaikos tiene un fondo de armario temible.
El Real Madrid, lejos de su habitual versión arrolladora, se vio superado en todas las facetas del juego. La defensa, su gran baluarte hasta el momento, se desmoronó ante el torrente ofensivo griego, encajando una dolorosa sangría de 52 puntos en la primera mitad. Campazzo, Hezonja y Lyles, pilares fundamentales del equipo, naufragaron en la noche, incapaces de encontrar soluciones ante la presión asfixiante del Panathinaikos. Solo Andrés Feliz, con 16 puntos, y Tavares, tardíamente inspirado con 20 puntos y 10 rebotes, ofrecieron algo de resistencia, pero fue un esfuerzo estéril ante la superioridad manifiesta del rival.
Scariolo intentó cambiar el rumbo del partido con ajustes tácticos, pero la defensa zonal, que tan buenos resultados había dado en Valencia, se estrelló contra la fluidez y el acierto del ataque griego. Maledon aportó frescura desde el banquillo, pero Lyles nunca encontró su sitio y las principales bazas ofensivas del Madrid vivieron una noche para olvidar. La derrota no solo corta una racha de imbatibilidad, sino que enciende las alarmas sobre la capacidad del equipo para reaccionar ante rivales que imponen un ritmo físico y una claridad de ideas superiores. El Panathinaikos, con una exhibición de baloncesto total, ha demostrado que este año será un hueso duro de roer en la Euroliga, dejando al Real Madrid con muchas preguntas y pocas respuestas.

El tropiezo del Real Madrid ante Panathinaikos, más allá de la inesperada derrota, revela una preocupante vulnerabilidad táctica y mental. La incapacidad de contener el juego ofensivo griego, evidenciada en la primera mitad, expone una falta de adaptabilidad preocupante en un equipo que aspiraba al dominio europeo. No se trata únicamente de un mal día, sino de la confirmación de que la solidez defensiva, pilar fundamental del éxito madridista, puede desmoronarse ante la presión física y la estrategia bien planteada de un rival directo. La pregunta que surge es si Scariolo será capaz de encontrar soluciones a esta fragilidad antes de que se convierta en un problema recurrente en la Euroliga.
Sin embargo, sería injusto condenar al Real Madrid tras un único revés. La derrota debe servir como catalizador para una profunda autoevaluación y una redefinición de estrategias. La resiliencia de Tavares y el destello de Feliz demuestran que hay talento y margen de mejora. El desafío ahora reside en la capacidad del equipo para aprender de sus errores, fortalecer su defensa y encontrar alternativas ofensivas cuando los jugadores clave no rinden al máximo nivel. La Euroliga es una maratón, no un sprint, y la derrota ante Panathinaikos, aunque dolorosa, puede ser la lección que el Real Madrid necesitaba para ajustar su rumbo hacia el éxito.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.