Málaga, 30 de septiembre de 2025 – El escándalo del ‘Barçagate’, que sacudió al FC Barcelona hace unos años, vuelve a resonar con fuerza en el panorama mediático y tecnológico. La revelación de las tácticas empleadas por la empresa argentina Nicestream para inflar artificialmente la imagen del entonces presidente Josep Maria Bartomeu en redes sociales ha levantado una polvareda que va más allá del ámbito deportivo. La manipulación de encuestas online, una práctica que en su momento se consideró un caso aislado, parece ser la punta del iceberg de un fenómeno mucho más extendido y sofisticado.
La confirmación, gracias al testimonio de un exempleado de Nicestream, de que la empresa contaba con "comandos hacker" dedicados a tumbar cuentas, bloquear webs y, sobre todo, manipular encuestas, revela una preocupante vulnerabilidad en los sistemas de participación online. Lo que antes se percibía como una herramienta democrática, un espacio para la expresión libre y la medición de la opinión pública, se ha convertido en un campo de batalla donde la verdad puede ser distorsionada y la percepción, fabricada a golpe de algoritmos y cuentas automatizadas.
El caso ‘Barçagate’ ha puesto de manifiesto la delgada línea que separa las estrategias de marketing digital legítimas de la manipulación descarada. La utilización de bots para aumentar la visibilidad de un producto o servicio es una práctica común en el mundo online, pero cuando estos bots se utilizan para influir en la opinión pública o alterar los resultados de una encuesta, la situación adquiere una dimensión ética y legal mucho más compleja.
La facilidad con la que Nicestream podía saltarse las medidas de seguridad implementadas por las plataformas online, como la restricción de votos por dirección IP, demuestra la necesidad urgente de reforzar los protocolos de ciberseguridad. La identificación de patrones sospechosos, como picos de participación inusuales o la creación masiva de cuentas con características similares, debería ser una prioridad para las empresas que gestionan encuestas online.
La revelación de estas prácticas plantea una pregunta fundamental: ¿quién protege al ciudadano digital de la manipulación online? Las autoridades competentes deben tomar cartas en el asunto y establecer un marco legal claro que regule el uso de bots y otras herramientas de automatización en el ámbito de la participación online. Es necesario promover la transparencia y la rendición de cuentas, exigiendo a las empresas que revelen si están utilizando bots para influir en la opinión pública y que informen sobre las medidas de seguridad que están implementando para evitar la manipulación de las encuestas online.
En un mundo cada vez más dependiente de la información que obtenemos a través de internet, la protección de la integridad de la información online es un desafío que exige la colaboración de todos los actores implicados: empresas tecnológicas, autoridades competentes, medios de comunicación y ciudadanos. La manipulación de encuestas online es solo una de las muchas formas en que se puede distorsionar la realidad en el mundo digital, pero es una amenaza real que debemos combatir con todos los medios a nuestro alcance.
El «Barçagate» y su resurgimiento mediático no es un mero eco de un club de fútbol en crisis, sino el siniestro campanazo de alerta para una sociedad digital que confía ciegamente en la democracia algorítmica. La ingenuidad con la que hemos abrazado la «opinión pública» medida en clics, likes y encuestas online ha creado un caldo de cultivo perfecto para la manipulación a gran escala. No se trata solo de inflar egos presidenciales; se trata de la erosión silenciosa de la confianza en las instituciones, en la verdad misma, cuando ésta puede ser moldeada a voluntad por ejércitos de bots y hackers a sueldo.
La pregunta crucial que debemos hacernos no es si la tecnología puede ser manipulada –ya sabemos que sí–, sino cómo vamos a reconstruir la credibilidad del ágora digital. Exigir mayor ciberseguridad a las plataformas es un primer paso, pero insuficiente. Necesitamos una alfabetización mediática que empodere al ciudadano para discernir entre la opinión genuina y el artificio, fomentando un escepticismo saludable y una verificación constante de las fuentes. De lo contrario, seguiremos siendo marionetas digitales, bailando al son de los algoritmos que nos dicen qué pensar y qué creer, mientras la verdad se diluye en un mar de datos manipulados.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.