La provincia de Málaga ha vivido una jornada de este viernes, 4 de julio de 2025, marcada por el fuego, con tres incidentes que han movilizado a los servicios de emergencia y mantenido en vilo a la población. Desde la sierra hasta la costa, las llamas han desafiado el calor y la sequía, dejando tras de sí un reguero de incertidumbre y un despliegue sin precedentes de medios terrestres y aéreos.
La mañana comenzó con el incendio forestal declarado en el emblemático paraje de la Ermita de las Tres Cruces, en Cártama. El fuego, que se originó por causas aún bajo investigación, amenazó con propagarse rápidamente debido a las altas temperaturas y el viento. La rápida intervención del Plan Infoca, con un helicóptero pesado, un vehículo autobomba, dos brigadas contra incendios (Bricas), bomberos forestales, un técnico de operaciones, un agente de medio ambiente, dos aviones de carga en tierra y un helicóptero ligero, fue crucial para controlar el incendio poco después de las tres de la tarde. Las autoridades han agradecido la colaboración ciudadana y la rápida respuesta de los equipos de extinción, evitando así una catástrofe mayor en este paraje natural de gran valor sentimental para los cartameños.
Mientras los efectivos del Infoca aún trabajaban en la zona de Cártama, la alarma volvía a sonar. Un segundo incendio forestal se declaraba en el término municipal de Montecorto, en la Serranía de Ronda. El fuego, activo desde poco antes de las cuatro de la tarde, ha movilizado a dos helicópteros semipesados, un Gremaf y un pesado; dos anfibios ligeros y uno de coordinación; dos autobombas; tres grupos de bomberos forestales, dos Bricas, tres técnicos de operaciones, un agente de medio ambiente, un grupo de mando y control; la Unidad de Análisis y Seguimiento de Incendios Forestales (Unasif) y la Unidad Médica. La orografía del terreno y las condiciones meteorológicas adversas dificultan las labores de extinción, aunque los equipos están trabajando a destajo para evitar que las llamas alcancen zonas habitadas y causen daños irreparables al valioso ecosistema de la Serranía.
La noche anterior, la costa malagueña también había vivido momentos de tensión. Un incendio en la cubierta del comedor de desayunos del lujoso hotel Don Pepe Gran Meliá de Marbella provocó la movilización de los bomberos y la Policía Local. Las llamas, que se originaron alrededor de las 3 de la madrugada, afectaron también a una zona de vegetación, donde ardieron varias palmeras. Afortunadamente, el fuego fue controlado rápidamente y no hubo que lamentar heridos ni evacuaciones. Sin embargo, una hora después, las alarmas volvieron a sonar al registrarse un nuevo incendio en unos pinos situados en la zona de vegetación alrededor del local. Las autoridades investigan las causas de ambos incidentes, sin descartar ninguna hipótesis.
Estos tres sucesos recuerdan la importancia de la prevención y la prudencia ante el riesgo de incendios, especialmente en los meses de verano. La colaboración ciudadana, la rápida actuación de los servicios de emergencia y la concienciación sobre los peligros del fuego son fundamentales para proteger el patrimonio natural y garantizar la seguridad de todos.
Este «Viernes de Fuego» en Málaga, más allá de la crónica puntual de incendios, es un síntoma alarmante de una realidad que nos negamos a abordar con la seriedad que merece. Mientras celebramos récords de turismo y un crecimiento urbanístico desmedido, la naturaleza malagueña, ese bien preciado que paradójicamente atrae a tantos visitantes, se consume entre llamas. No basta con lamentar los incendios y felicitar la labor de los equipos de extinción. Urge una revisión profunda de las políticas de prevención, apostando por una gestión forestal sostenible que priorice la limpieza de montes, la creación de cortafuegos naturales y la sensibilización real de la población. La complacencia, una vez más, puede salirnos muy cara.
El caso del Don Pepe Gran Meliá, con esos extraños incendios nocturnos en la cubierta y la vegetación aledaña, añade un matiz inquietante. Si bien la rápida actuación evitó una tragedia mayor, la sombra de la negligencia o, incluso, la intencionalidad, planea sobre este incidente. Es fundamental que las autoridades agoten todas las líneas de investigación, transparentando los resultados a la opinión pública. No podemos permitir que la imagen de una Málaga segura y próspera se vea empañada por sospechas y silencios. La prevención, la transparencia y la contundencia son las mejores armas para evitar que un «susto nocturno» se convierta en una herida profunda para la reputación de nuestra provincia.
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