Cerca de doscientas familias de las urbanizaciones El Limonar, Mirador del Valle y Al Aire, en el municipio de Cártama, están enfrentando una situación desesperada debido al incesante ruido que emana de la autovía A-357 que pasa a tan solo 50 metros de sus hogares. Este problema se ha exacerbado en los últimos años con el aumento del tráfico debido a la apertura del Hospital del Guadalhorce y el Caminito del Rey. Los residentes han tenido que tomar medidas extremas, como instalar cierres con doble ventana para intentar mitigar el estruendo constante que interrumpe su paz y tranquilidad.
El descontento de los vecinos se ha elevado aún más al descubrir que las viviendas fueron construidas en suelo urbanizable de acuerdo al plan de expansión municipal de Cártama, pero sin la instalación de pantallas antirruido. Esto ha llevado a que diversos estudios, incluido uno del propio Ayuntamiento de Cártama, hayan confirmado que los niveles de ruido superan ampliamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, generando un ambiente perjudicial para la salud de los residentes y especialmente para los niños que ahora estudian en aulas prefabricadas debido a la construcción de nuevas instalaciones en el CEIP Nuestra Señora de los Remedios.
A pesar de las promesas de la Consejería de Fomento de instalar pantallas antirruido en la A-357, los vecinos se sienten engañados al descubrir que estas medidas se están implementando únicamente en el término municipal de Málaga, dejando desprotegidas a las familias de Cártama. Ante esta situación, han iniciado una campaña mediática y una petición en Change.org para exigir una solución urgente a este problema que afecta su calidad de vida. La intensidad media diaria de 25,000 vehículos que transitan por la autovía brinda una clara imagen del desafío al que se enfrentan diariamente, convirtiendo sus hogares en lugares de constante estrés y malestar.
La situación que enfrentan las familias de las urbanizaciones El Limonar, Mirador del Valle y Al Aire en Cártama es realmente alarmante. El hecho de vivir a tan solo 50 metros de una autovía con un tráfico tan elevado, sin contar con las pantallas antirruido necesarias para proteger su bienestar, es una clara muestra de la falta de planificación y cuidado por parte de las autoridades municipales. La salud de los residentes, especialmente la de los niños que ahora deben estudiar en condiciones precarias, se ve seriamente comprometida por este problema que parece no tener una solución inmediata.
Es imperativo que las autoridades tomen cartas en el asunto de manera urgente y cumplan con sus promesas de instalar las pantallas antirruido en la A-357 que tanto necesitan estas familias. La falta de acción y la sensación de abandono por parte de las autoridades solo aumenta la frustración y el malestar de los vecinos, quienes deben lidiar diariamente con un estrés adicional debido al ruido constante. Esta situación no solo afecta la calidad de vida de estas familias, sino que también pone en riesgo su salud y su bienestar emocional. Es hora de que se tomen medidas concretas y efectivas para resolver esta problemática que ha sido ignorada durante mucho tiempo.
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