El temporal de lluvias deja huellas en el Valle del Guadalhorce
El Valle del Guadalhorce se enfrenta a una situación crítica tras un intenso temporal de lluvias que ha sumergido numerosos cultivos y ha desbordado ríos, evidenciando la fragilidad del sistema agrícola en la región. Mientras que las inundaciones han traído consigo imágenes de campos de cítricos sumergidos y caminos rurales intransitables, el impacto sobre la agricultura local se revela como un panorama mixto. Si bien algunos agricultores se ven momentáneamente ahogados por la falta de acceso a sus tierras, otros vislumbran una luz al final del túnel en forma de lluvia.
El responsable del departamento de Ayudas de Asaja en Málaga, Santiago Sánchez, comenta que «la lluvia es dinero que cae del cielo» para muchos agricultores, que enfrentan años de severa sequía. Aunque la situación ha sido devastadora para las explotaciones afectadas en el Guadalhorce, Sánchez asegura que, en términos generales, «las lluvias benefician a las explotaciones porque estamos muy faltos de agua». Sin embargo, el optimismo se ve ensombrecido por la difícil tarea de evaluar los daños, ya que las infraestructuras dañadas —desde sistemas de riego hasta vallas— tardarán en recuperarse mientras continúa la lucha contra las consecuencias del temporal.
Agricultores en la incertidumbre
La situación en el campo es desafiante. Muchos agricultores no han podido acceder a sus tierras inundadas, lo que complica la cuantificación de los daños y las acciones a seguir. El barro y la maleza han invadido las huertas, y la fuerza del agua ha arrastrado árboles de fincas colindantes. Para aquellos que han logrado llegar, la escena es desoladora: campos destrozados y la angustiante incertidumbre de cómo se verá afectada la próxima campaña de cosecha.
Sin embargo, a pesar de la devastación visible, las lluvias han surtido efecto positivo en otros cultivos. El agua caída promete un futuro próspero para el olivar, donde el engorde de la aceituna ya está en marcha, así como para los cereales, que se benefician de esta época de siembra. En un contexto de prolongada sequía, los agricultores ven con esperanza que, al menos en algunos cultivos, el ciclo vital se reanude.
La comparación con la inundación de 1989 resuena en las voces de muchos, un recordatorio de cómo estos fenómenos pueden transformar de la noche a la mañana el paisaje agrícola. A medida que la comunidad evalúa los estragos, Asaja ha instado a los afectados a tener seguros de producción y a notificar los daños a sus compañías antes de iniciar las labores de reparación, una recomendación que resuena con urgencia y necesidad a medida que las aguas comienzan a retroceder.
El futuro frente a la sequía persistente
A pesar de que las lluvias han servido como un alivio temporario en medio de una sequía prolongada, la situación sigue siendo preocupante. Los embalses han visto un leve aumento en su capacidad, pero la recuperación total de las reservas hídricas solo será posible si se producen precipitaciones significativas en las montañas que alimentan estos sistemas. La comunidad agrícola del Guadalhorce, marcada por la adversidad, continúa su lucha en un clima de incertidumbre, esperando que el cielo vuelva a brindar lo que ha sido tan escaso en los últimos años. La historia de esta región es la historia de la resistencia ante la adversidad, y cada tormenta trae consigo una nueva lección y la esperanza de un renacer, tanto en el campo como en la vida de quienes dependen de él.