El pequeño municipio de Cartajima, situado en el corazón de la Serranía de Ronda, se convirtió este sábado en el epicentro de la vitivinicultura con la celebración de su esperada Cata de Mosto. Más de 2.000 visitantes se dieron cita en la localidad para disfrutar de una jornada que combina tradición, gastronomía y un ambiente festivo único, en plena temporada de caída de hojas en el pintoresco Valle del Genal.
El evento, que tiene sus raíces en una tradición local donde los vecinos compartían sus mostos, ha crecido de manera significativa desde su creación. La alcaldesa Isabel Jiménez recordó durante el acto inaugural cómo aquel gesto espontáneo ha evolucionado hasta convertirse en una celebración formal, que, apoyada por la Diputación de Málaga, atrae cada año a un número creciente de amantes del mosto y la cultura vinícola.
La Plaza Virgen del Rosario fue el escenario elegido para esta cata que promete deleitar todos los sentidos. Los asistentes podían adquirir un jarrillo por diez euros, que les permitía degustar todos los mostos participantes –un total de quince–, así como saborear exquisitas recetas típicas de la zona, haciendo de la oferta una delicia para el paladar. La variedad de sabores y aromas, reflejo de la rica tradición vinícola del municipio, era inigualable, y los participantes no dudaron en expresar su entusiasmo por los diferentes mostos presentados.
El evento no solo se centró en la cultura del mosto, también homenajearon a otro de los productos emblemáticos de la región: la castaña del Valle del Genal. Un concurso de repostería invitó a los cocineros locales a presentar sus mejores creaciones, valorando así la diversidad culinaria que esta fruta aporta a la gastronomía local.
La festividad se enriqueció con una variada programación que incluyó charlas enológicas, actuaciones musicales y actividades diseñadas específicamente para los más pequeños. Entre las atracciones destacadas, un globo aerostático anclado al suelo ofreció una vista espectacular del Bosque de Cobre, con sus tonos cálidos brillando bajo el sol otoñal, lo que proporcionó una experiencia visual asombrosa para todos los visitantes.
El cierre de la jornada fue igualmente emocionante, con el esperado encendido del alumbrado navideño, que llenó de luces y colores el municipio, marcando el inicio de la temporada festiva. Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga, destacó la implicación de los cartajimeños en esta celebración, que se ha convertido en un evento emblemático de la comunidad y un atractivo turístico de primera clase para la comarca.
De esta manera, Cartajima reafirma su compromiso de poner en valor su patrimonio cultural y gastronómico, celebrando sus tradiciones y creando un espacio de encuentro que invita a todos a disfrutar de lo mejor de la Serranía de Ronda.
La celebración de la Cata de Mosto en Cartajima no solo pone de relieve la riqueza cultural y gastronómica de la Serranía de Ronda, sino que también plantea interrogantes sobre el papel que juegan estas festividades en la sostenibilidad y la identidad de los pequeños municipios. Mientras más de 2.000 visitantes disfrutaban del mosto y la gastronomía local, es crucial reflexionar sobre cómo este aumento de turismo puede impactar en la comunidad. ¿Estamos creando un modelo donde la festividad se complace en su carácter comercial y pierde de vista su esencia comunitaria? Es vital que la Diputación de Málaga y las autoridades locales encuentren el equilibrio entre la promoción del turismo y la preservación de la cultura local, para que eventos como este no se conviertan en meros escaparates que ignoren las necesidades y deseos de los propios cartajimeños.
Por otro lado, resulta prometedor ver a la alcaldesa Isabel Jiménez y los habitantes involucrados en la evolución de esta celebración, pero se debe asegurar que los beneficios se distribuyan equitativamente entre la comunidad. El homenaje a la castaña del Valle del Genal y las diversas actividades familiares demuestran un deseo de integrar la tradición con un enfoque moderno y atractivo, lo cual es encomiable. Sin embargo, no hay que perder de vista que la esencia de la fiesta radica en el patrimonio cultural compartido, y es necesario que esta herencia se preserve frente a la presión del comercio masivo que a menudo acompaña a los eventos turísticos. Cartajima tiene el potencial de ser un ejemplo de cómo la tradición y la modernidad pueden coexistir, pero eso requerirá un esfuerzo continuo y reflexivo por parte de todos sus actores involucrados.
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