El Ayuntamiento de Ronda ha dado un significativo paso en la conservación del paisaje natural de la ciudad con la firma, este miércoles, de un protocolo de intenciones con los propietarios de las parcelas circundantes a la emblemática Casa Rua. Este acuerdo tiene como objetivo principal la proteción del paraje natural y paisajístico de las cornisas del Tajo y la creación de un nuevo espacio verde destinado al esparcimiento de los rondeños.
La alcaldesa de Ronda, María de la Paz Fernández, resaltó la importancia de este acuerdo al afirmar que “beneficia al presente y al futuro de Ronda”. La regidora enfatizó que esta iniciativa no solo evitará la construcción desmedida en un entorno considerado único, sino que también facilitará la adquisición de aproximadamente 50.000 metros cuadrados de suelo público. Este espacio se destinará a la creación de un parque periurbano, que promete convertirse en un nuevo pulmón verde para la ciudad.
Uno de los aspectos más innovadores del protocolo es la revisión del uso del suelo en esta zona. Actualmente catalogada como urbanizable, la superficie de unos 165.500 metros cuadrados pasará a clasificarse como suelo rústico común, limitando drásticamente la capacidad edificatoria a un máximo de tres construcciones de dos plantas. Esta decisión busca mantener la esencia natural del lugar, garantizando de esta manera un desarrollo urbano que respete el entorno.
Este acuerdo surge a raíz de la reciente aprobación del Plan Especial Conjunto Histórico de Ronda, un avance urbanístico crucial que, junto con el PGOM (Plan General de Ordenación Municipal) y el POU (Plan de Ordenación Urbanística), ha estado en la agenda del equipo de gobierno durante varios meses. Fernández aseguró que el trabajo del equipo municipal ha estado orientado hacia el diálogo y la búsqueda de intereses comunes, subrayando que “hemos conseguido un acuerdo que beneficia a todas las partes, y sobre todo, a toda Ronda”.
La firma de este protocolo no solo representa un avance en la planificación urbana de Ronda, sino que también pone fin a un conflicto que se remonta a hace varias décadas. Los propietarios de los terrenos llevaban años en pleito, habiendo obtenido incluso una sentencia del Tribunal Supremo en el año 2000 a su favor. Sin embargo, la nueva gestión construida en torno al diálogo ha permitido superar este estancamiento, llevando a buen puerto un acuerdo que refleje el compromiso del Ayuntamiento por preservar el patrimonio natural y cultural de Ronda.
Así, con esta firme decisión, el Ayuntamiento de Ronda no solo mira hacia el presente, sino que sienta las bases para un futuro más sostenible y armónico entre desarrollo urbano y conservación del entorno natural, asegurando que su rico patrimonio paisajístico quede protegido para las futuras generaciones.
La reciente firma del protocolo de intenciones en Ronda marca un momento crucial en el esfuerzo por la protección del patrimonio natural, un paso que debería ser celebrado por todos los que valoran la conservación del medio ambiente y la sostenibilidad. La decisión del Ayuntamiento de clasificar amplias áreas como suelo rústico común y limitar la capacidad edificatoria sugiere un cambio positivo en la mentalidad urbanística de la región. Sin embargo, aunque esta iniciativa es sin duda un avance, resulta necesario ser cauteloso. La historia de conflictos entre propietarios de suelo y el Ayuntamiento pone de manifiesto que las promesas de conservación pueden verse socavadas por intereses económicos a corto plazo. La clave estará en cómo se implementen estas medidas, y si se logrará una vigilancia real sobre el cumplimiento de este acuerdo, así como la participación activa de la comunidad en la conservación del entorno.
Aunado a esta perspectiva optimista sobre la futura conservación del paisaje, es imperativo que se reconozca la importancia del diálogo continuo entre las partes involucradas. La alcaldesa Fernández ha hablado de un “interés común”, pero la verdad es que la verdadera participación ciudadana es esencial para asegurar que el parque periurbano no se convierta en una mera faceta publicitaria y, en su lugar, represente un espacio vivo y auténtico para los rondeños. Al final del día, la sostenibilidad no solo radica en evitar construcciones, sino en fomentar un sentido de pertenencia y cuidado hacia el entorno natural. La responsabilidad recae ahora tanto en el Ayuntamiento, para que lleve a cabo sus promesas, como en los ciudadanos, para que se comprometan con la protección activa de su patrimonio, asegurando así que este acuerdo trascienda la firma y se convierta en una realidad visible y sostenible.
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