En un emotivo acto celebrado en el Palacio de la Alcaldía, el exjefe de Protección Civil de Marbella, Jesús Eguía, fue galardonado con la Cruz de Honor del Ayuntamiento, en reconocimiento a su excepcional labor durante casi 25 años al frente de esta vital agrupación. Este reconocimiento se produce en una jornada que reunió a voluntarios y miembros de diversas organizaciones en una celebración que destacó el compromiso y la dedicación de quienes, en muchos casos, ofrecen su tiempo y esfuerzo de manera altruista.
La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, destacó durante su discurso que Eguía ha sido un pilar fundamental en el desarrollo y fortalecimiento de la agrupación local. “Su dedicación y profesionalismo no solo han beneficiado a la Proteccion Civil, sino que también han forjado una relación eficaz con otras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, lo que ha resultado en una coordinación ejemplar”, afirmó Muñoz, subrayando el impacto positivo de su labor durante crisis significativas, como la pandemia de COVID-19.
La ceremonia de reconocimiento también marcó un cambio generacional en el liderazgo de Protección Civil, ya que Eguía se retira oficialmente, cediendo el mando a Arturo Arnalich, quien había desempeñado previamente el cargo de oficial técnico en la Jefatura de Bomberos. La alcaldesa expresó su confianza en que Arnalich continuará el legado de servicio y dedicación que ha caracterizado a la agrupación bajo la dirección de Eguía.
Durante su mandato, Eguía impulsó proyectos de seguridad y prevención, cuyo impacto ha sido ampliamente reconocido tanto a nivel municipal como regional. Su labor ha permitido que la agrupación obtenga varios premios en diversas actividades relacionadas con la seguridad y la respuesta ante emergencias. “Es un honor para mí haber trabajado codo a codo con personas tan comprometidas”, comentó Eguía, visiblemente emocionado al compartir el espacio con sus colegas y voluntarios.
Además de la distinción de Eguía, la celebración también rindió homenaje a 40 voluntarios de Protección Civil que colaboraron de manera heroica durante la DANA que afectó a Valencia a finales del pasado mes de octubre. Este acto de reconocimiento resalta la importancia del voluntariado en situaciones de emergencia y el impacto que tienen en las comunidades.
“Los voluntarios son la esencia de Protección Civil. Su entrega y espíritu de servicio son dignos de admiración y respeto”, concluyó la alcaldesa, mientras que los asistentes aplaudían con entusiasmo, agradeciendo el esfuerzo constante de aquellos que se dedican a la protección y el bienestar de los ciudadanos.
Con este homenaje, Marbella no solo valora la trayectoria de un líder, sino que también reafirma su compromiso con la seguridad y el trabajo en equipo, pilares fundamentales para la construcción de una comunidad más resiliente.
El homenaje otorgado a Jesús Eguía por su trayectoria al frente de Protección Civil en Marbella es un recordatorio palpable del valor que tiene el liderazgo comprometido en la seguridad ciudadana. Sin embargo, más allá de la emotividad del acto, urge reflexionar sobre la *importancia de la sostenibilidad de estos modelos de servicio*. La transición de Eguía a Arturo Arnalich deja un legado poderoso, pero también plantea interrogantes sobre la capacitación y preparación de nuevos líderes en contextos de emergencia. La *inversión en formación continua para los voluntarios y el personal de emergencia debe ser una prioridad*, no solo para honrar el trabajo pasado, sino también para garantizar la eficacia en el futuro. Sin este respaldo, corremos el riesgo de que los éxitos de ayer se conviertan en los errores de mañana.
Además, si bien la *Cruz de Honor* es un reconocimiento merecido, es crucial que la admiración por el trabajo voluntario no quede reducida a ceremonias emotivas. La *visibilidad y el apoyo constante a los voluntarios deben traducirse en políticas públicas efectivas que reconozcan su esfuerzo a lo largo del tiempo*. Se necesita menos retórica y más acción: mejores recursos, formación adecuada y, sobre todo, un modelo de trabajo que permita que su dedicación y sacrificio no sean efímeros. *Marbella tiene una oportunidad única para demostrar que valora realmente a quienes dedican su vida al servicio de los demás*, y no solo en los momentos de crisis, sino de forma constante y tangible. Al final, el verdadero legado de Eguía no solo radica en su reconocimiento, sino en la transformación que se logre en la cultura de apoyo y colaboración hacia un voluntariado activo y eficaz.
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