La Fundación César Ramírez Bisturí Solidario ha cerrado un año repleto de impacto social con una notable misión quirúrgica en Makurdi, Nigeria, donde realizaron un asombroso total de 192 procedimientos quirúrgicos, beneficiando a 177 pacientes que han recuperado su salud. Este esfuerzo humanitario, que se desarrolló a lo largo de diez intensos días, se suma a otro despliegue realizado en Camerún en julio, elevando el total de vidas transformadas por la entidad a 355 personas en el continente africano en 2024.
El doctor César Ramírez, líder de esta expedición, compartió su reflexión sobre la experiencia vivida: “El trabajo del día a día es agotador, pero la esperanza de tantas personas que esperan nuestra ayuda nos impulsa a seguir adelante. Cada cirugía es una historia de vida y tener la oportunidad de cambiarla nos motiva a poner siempre lo mejor de nosotros.” Su pasión por la medicina humanitaria se ha mantenido firme desde 2012, y esta fue su duodécima campaña al frente de la Fundación.
La colaboración con Cirujanos en Acción y los contactos locales, como el doctor Austin Ella y el ginecólogo Thaddeus Aende, ha sido fundamental para el desarrollo de esta campaña. La Diócesis Católica de Makurdi jugó un papel crucial, facilitando la logística y la gestión de los pacientes, lo que permitió a los cirujanos operar una cantidad récord de casos complejos. “La buena organización en las campañas quirúrgicas es esencial. Gracias a la Diócesis de Makurdi, pudimos realizar una selección preoperatoria eficaz que resulta en esta notable cifra de intervenciones,” destacó Ramírez.
El equipo, compuesto por cirujanos, anestesistas y enfermeros malagueños, no solo se dedicó a llevar a cabo cirugías, sino que también transportaron más de 700 kilogramos de material y maquinaria quirúrgica, una tarea monumental que fue posible gracias a la colaboración de la Fundación Unicaja, que ha respaldado estas iniciativas desde 2022. Este apoyo ha sido vital para cubrir los gastos que conlleva la logística de estas misiones humanitarias.
Además de las intervenciones quirúrgicas, la Fundación Bisturí Solidario ha ampliado su compromiso en Nigeria. La reciente donación de un respirador de anestesia al Bishop Murray Medical Center ha permitido realizar 49 cirugías endocrinas cervicales para tratar el bocio tiroideo, una afección común que afecta a muchos en el continente africano. Esta acción reafirma la vocación de la Fundación por ir más allá de la cirugía y garantizar que los recursos necesarios para continuar operando estén siempre disponibles.
La actuación en Makurdi representa no solo un éxito en términos de procedimientos realizados, sino también un modelo de colaboración y solidaridad entre diferentes entidades y comunidades. Con el cierre de 2024, la Fundación César Ramírez Bisturí Solidario reafirma su compromiso de seguir brindando ayuda a los más necesitados, llevando la esperanza de recuperación a aquellos que más lo necesitan en África y más allá.
La reciente misión quirúrgica de la Fundación César Ramírez Bisturí Solidario en Nigeria destaca la capacidad transformadora de la cooperación humanitaria, pero también nos invita a reflexionar sobre la sostenibilidad de estos esfuerzos. Aunque 192 procedimientos quirúrgicos son un logro admirable, la pregunta crucial es: ¿qué sucede una vez que los cirujanos abandonan la región? La labor realizada durante esos diez intensos días es indiscutiblemente valiosa, pero la verdadera victoria radicaría en establecer estructuras locales que permitan continuar con el seguimiento y tratamiento de los pacientes. La dependencia de misiones externas, aunque noble, puede convertirse en una solución temporal a un problema crónico de salud en muchas comunidades africanas. Una mayor inversión en formación de personal local y en recursos permanentes es esencial para que esta ayuda cumpla su verdadero potencial a largo plazo.
Asimismo, es fundamental reconocer el papel que las organizaciones colaboradoras, como la Diócesis Católica de Makurdi y la Fundación Unicaja, desempeñan en el éxito de estas iniciativas. El hecho de que estas campañas quirúrgicas hayan sido posibles gracias a una cuidadosa logística y gestión de recursos revela un modelo que podría replicarse en otros contextos. Sin embargo, es necesario no caer en la trampa de la autocomplacencia. La visión a largo plazo debe incluir la creación de un legado que impulse la capacidad autónoma de las comunidades para resolver sus propios desafíos de salud. Al final, el verdadero compromiso humanitario no debe limitarse a acciones puntuales, sino que debe promover la autoeficacia y la autosuficiencia de los sistemas de salud locales, garantizando que cada intervención quirúrgica sea un paso hacia un futuro más prometedor y sostenible para todos.
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