En medio de esta situación de conflictos y tensiones en el seno de la Sociedad Municipal de Aparcamientos de Málaga (Smassa), se destaca la decisión del exsecretario del Consejo de Administración, Francisco Souvirón, de renunciar a su cargo tras una serie de desencuentros con el ahora exgerente, Manolo Díaz.
La renuncia de Souvirón, quien había ocupado su puesto desde 1996, se produjo tras una llamada telefónica en la que Díaz le comunicó su cese, argumentando su deseo de no prorrogar la prestación de servicios profesionales. Sin embargo, según Souvirón, la potestad para cesarlo recae en el presidente de Smassa, es decir, en el alcalde de Málaga, y no en el gerente.
El conflicto entre Souvirón y Díaz alcanzó su punto culminante cuando el exgerente exigió al secretario firmar una carta que, según Souvirón, iba en contra de la legalidad. En dicha carta se comprometía a compensar económicamente a uno de los socios privados, Empark Aparcamientos SA, al final de la vida de la sociedad municipal, lo cual contradecía la legislación y jurisprudencia sobre concesiones administrativas.
Ante esta situación, Souvirón se negó a firmar la carta y propuso soluciones alternativas, aunque advirtió de que la propuesta presentada por Díaz no era viable. Esta discrepancia, sumada a la pérdida de confianza en las decisiones de la gerencia, llevó a Souvirón a presentar su renuncia de manera efectiva el 1 de junio de 2021.
La salida de Souvirón deja en evidencia los conflictos internos en la gestión de Smassa y plantea interrogantes sobre la transparencia y legalidad de las decisiones tomadas en la sociedad municipal. La renuncia del exsecretario del Consejo de Administración pone de manifiesto la importancia de la claridad y el respeto a la normativa en la gestión de entidades públicas, así como la necesidad de garantizar la integridad en la toma de decisiones.
La renuncia de Francisco Souvirón a su cargo en la Sociedad Municipal de Aparcamientos de Málaga (Smassa) pone de manifiesto la existencia de conflictos y desencuentros internos que ponen en entredicho la transparencia y legalidad en la gestión de esta entidad pública. La discrepancia entre Souvirón y el exgerente Manolo Díaz, evidenciada en la carta que supuestamente contravenía la normativa sobre concesiones administrativas, resalta la importancia de velar por la integridad y la legalidad en la toma de decisiones en organismos de este tipo.
La falta de consenso y la pérdida de confianza en la gerencia de Smassa plantean interrogantes sobre la gobernanza y el cumplimiento de las normativas que rigen este ámbito. La renuncia de Souvirón, quien había desempeñado su cargo durante más de dos décadas, deja al descubierto la necesidad de garantizar la transparencia en la gestión de entidades públicas y de respetar en todo momento la legalidad vigente. Esperemos que esta situación sirva de aprendizaje y de impulso para fortalecer los mecanismos de control y supervisión en la gestión de Smassa y evitar futuros conflictos internos que pongan en riesgo su buen funcionamiento.
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