En pleno corazón de El Palo, un emblemático barrio de Málaga con una larga historia de tradición y arraigo familiar, se encuentra un grupo de vecinos que luchan por legalizar sus viviendas. Sole Herrera, una de las afectadas, relata con tristeza que a sus 83 años todavía sueña con ver su casa regularizada, ya que ella y sus trece hermanos han vivido toda su vida en el mismo lugar. La historia de estas familias se remonta a generaciones atrás, con lazos que los unen a la tierra y al mar de manera inquebrantable.
A pesar de contar con escrituras y estar al corriente de todos los pagos e impuestos, estas viviendas se encuentran en una situación complicada debido a que se sitúan en terrenos de dominio público marítimo terrestre. La asociación Rebalaje, liderada por Manuel Benavides, ha estado peleando desde los años ochenta por la regularización de estas 570 viviendas, buscando una solución que respete la historia y la identidad de las familias que las habitan.
La protección otorgada por la Ley de Costas en 2013 fue un paso importante en el proceso de regularización, pero el recurso presentado por la oposición complicó aún más la situación. Sin embargo, el Tribunal Constitucional reconoció posteriormente que estas viviendas no pertenecen a la playa, lo que supone un avance significativo en la lucha de estos vecinos por legalizar sus hogares. A pesar de los obstáculos y las adversidades, la esperanza y la determinación de Sole Herrera y sus vecinos siguen vivas, alimentadas por el deseo de ver reconocido su derecho a permanecer en el lugar que consideran su hogar.
En un contexto de incertidumbre y lucha por la regularización de viviendas en El Palo, es indispensable reflexionar sobre la importancia de proteger la historia y la identidad de estas familias que han construido su vida en este emblemático barrio de Málaga. La situación de Sole Herrera y sus vecinos evidencia la necesidad de encontrar soluciones que respeten los lazos afectivos y la arraigada conexión con la tierra y el mar que los rodea.
El proceso de regularización de estas viviendas ha estado plagado de obstáculos y controversias, pero el reciente reconocimiento por parte del Tribunal Constitucional de que no forman parte de la playa es un paso adelante en la lucha de estos vecinos. La esperanza y determinación de estas familias por obtener la legalización de sus hogares son un ejemplo de resistencia y perseverancia, que merece ser apoyado y respaldado por las autoridades competentes en beneficio de la cohesión social y el respeto a la historia y la cultura de El Palo.
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