La tensión en Barcelona se ha vuelto palpable en las últimas horas, con miles de personas congregadas en el Parc de la Ciutadella en dos manifestaciones paralelas. Por un lado, los seguidores de Carles Puigdemont, ansiosos por escuchar sus palabras después de tanto tiempo sin pisar suelo catalán. Por otro lado, los manifestantes de Vox exigiendo la detención inmediata del expresidente, gritando consignas como «Puigdemont a prisión».
El ambiente en las inmediaciones del Parlament es de nerviosismo e incertidumbre, con la presencia de un fuerte dispositivo policial para mantener el orden y evitar enfrentamientos entre los dos grupos de manifestantes. Los Mossos d’Esquadra han desplegado tres cordones policiales para asegurar que la puerta de acceso al Parlament permanezca despejada, permitiendo únicamente el paso a periodistas y acreditados.
La llegada y posterior salida del abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, ha generado más interrogantes sobre el paradero actual del líder de Junts. Se desconoce si ha sido detenido antes de llegar al Parlament, como temía Vox, o si ha logrado evadir a las autoridades. La incertidumbre se cierne sobre la situación, con los catalanes pendientes de cualquier novedad que pueda surgir en las próximas horas.
Mientras tanto, tanto partidarios como detractores de Puigdemont mantienen una tensa calma a las afueras del Parlament, esperando con expectación el desenlace de esta jornada tan intensa y cargada de emociones. La política catalana sigue siendo un tema candente en la agenda nacional, con repercusiones que podrían afectar el futuro de la región y el país en su conjunto.
La situación en Barcelona ha llegado a un punto crítico, con miles de manifestantes en las calles y un ambiente de tensión que no hace más que aumentar. La polarización entre los seguidores de Puigdemont y los manifestantes de Vox es evidente, reflejando la profunda división que persiste en la sociedad catalana.
La presencia policial y las medidas de seguridad muestran la gravedad del momento, con el Parlament convertido en un escenario de incertidumbre y especulaciones. La incógnita sobre el paradero de Puigdemont añade aún más drama a la situación. Es evidente que el pulso político en Cataluña sigue siendo uno de los temas más polémicos y controvertidos de la actualidad, con consecuencias que podrían ser trascendentales para el futuro de la región y de España en su conjunto.
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