El Partido Popular (PP) ha intensificado su ofensiva contra el Gobierno tras salir a la luz la posible manipulación de pruebas relacionadas con el fiscal general del Estado. En un contexto donde la transparencia es más importante que nunca, los populares han registrado una serie de preguntas en el Congreso que indagan sobre si los ministros Félix Bolaños y Óscar López, así como los recientes secretarios de Estado de Comunicación, Francesc Vallès e Ion Antolín, han cambiado de dispositivo móvil en un intento de «destruir pruebas» que podrían complicar la situación del fiscal, actualmente bajo la lupa por un delito de revelación de secretos.
Los ecos de este escándalo se amplifican, especialmente después de que un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) revelara que el fiscal general borró mensajes de su móvil durante los días críticos de la presunta filtración, lo que el departamento de Fiscalía justificó como una medida de seguridad. Este hecho, sumado a la confirmación de que un correo mostrado en el caso fue enviado a Presidencia del Gobierno, ha llevado al PP a exigir respuestas claras sobre el papel que han jugado otros miembros del Gabinete de Pedro Sánchez.
Fuentes del PP sugieren que el mandatario español podría haber tomado una decisión similar al cambiar su propio móvil tras conocer las investigaciones. Estas revelaciones alimentan las sospechas de que los miembros del Gobierno están actuando bajo una sombra de incertidumbre y desconfianza, lo que podría comprometer la credibilidad del Ejecutivo en un momento crítico.
Desde el partido de Núñez Feijóo, se cuestiona por qué no se tomó la misma decisión de cambio de dispositivos hace tres años, cuando el Gobierno denunció un hackeo a través del sistema Pegasus que afectó a altos cargos del Ejecutivo. Esta inconsistencia en las medidas de seguridad plantea interrogantes sobre la gestión de la información sensible en un entorno político cada vez más fragmentado y tenso.
Para el PP, la preocupación va más allá del mero cambio de móviles: exigen saber con precisión cuántos miembros del Gobierno han alterado su número de teléfono o han instalado aplicaciones de mensajería desde nuevos dispositivos en los últimos tres meses. Además, han puesto un particular énfasis en rastrear si esta práctica también afectó a otros colaboradores cercanos de los ministros, lo que podría desvelar un patrón más amplio de encubrimiento.
Algunos miembros del partido han proclamado que «al Gobierno y al fiscal general del Estado se les están acabando las excusas y acumulando las explicaciones». Este constante tira y afloja entre el poder y la rendición de cuentas subraya la creciente desconfianza del electorado hacia un Gobierno que, a juicio del PP, se encuentra en una posición de desprestigio. La insistencia de los populares en que Sánchez y su equipo deben rendir cuentas ante la «degradación institucional» que vive el país resuena en un clima de creciente polarización política.
Con cada revelación, el escenario político se torna más tumultuoso y el PP espera, a través de estas acciones, esclarecer la situación y recuperar la confianza de los ciudadanos en la política española, que hoy navega en aguas turbulentas de acusaciones y sospechas.
La controversia en torno al cambio de dispositivos móviles de los miembros del Gobierno español resalta una preocupante realidad en la que la transparencia se convierte en un lujo en lugar de una norma. El Partido Popular, al cuestionar estos movimientos, no solo está levantando la voz en defensa de la claridad, sino que también está poniendo de manifiesto una gestión de la información que, si se maneja con opacidad, puede llevar a un aumento en la desconfianza ciudadana. La capacidad de un gobierno para justificar las decisiones que toma, especialmente en un contexto tan delicado como el de la manipulación de pruebas, es fundamental para preservar la credibilidad institucional. Si bien la respuesta del Ejecutivo sobre el cambio de móviles podría justificarse desde una perspectiva de seguridad, la inconsistencia en su gestión de la información, marcada por la falta de acción durante el escándalo del hackeo por Pegasus, resulta inquietante y abre la puerta a especulaciones sobre ocultamientos.
Sin embargo, caer en el simplismo de ver esta situación protagonizada únicamente por acusaciones partidistas podría desvirtuar su verdadera trascendencia. La degradación institucional que se menciona en este contexto no es solo una cuestión de un partido intentando desestabilizar al otro, sino un clara señal de que el sistema político español atraviesa una crisis de legitimidad que necesita abordarse con urgencia. Es fundamental que, más allá de las jugadas tácticas del PP por capitalizar esta situación, se establezcan mecanismos de rendición de cuentas que fomenten una cultura real de transparencia. Esto no solo fortalecería las instituciones, sino que también contribuiría a recuperar esa confianza perdida entre los ciudadanos y sus gobernantes, permitiendo así que el debate político se despegue del terreno de la sospecha y se sitúe en un plano constructivo y positivo.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.