En medio de un juicio lleno de detalles macabros y desconcertantes, la figura de Jesús Pradales se enfrenta a la mirada inquisitiva de un jurado popular que busca respuestas a un crimen que ha conmocionado a la opinión pública. La frialdad con la que Pradales ha narrado los eventos que llevaron a la muerte de Juana Canal, su antigua pareja, ha dejado helados a todos los presentes en la sala de la Audiencia Provincial de Madrid.
La versión de los hechos presentada por Pradales, en la que intenta retratar la muerte de Juana como un trágico accidente, ha sido desestimada tanto por la Fiscalía como por el abogado de la familia de la víctima. La sospecha de que el descuartizamiento del cuerpo pudo haber ocurrido en la finca familiar en Ávila plantea una nueva capa de horror a este crimen que parece ir más allá de un simple acto violento.
El inspector jefe del grupo de homicidios de la Policía ha sido contundente al apuntar que las acciones de Pradales no encajan en el perfil de alguien que actúa por pánico. La meticulosidad con la que se llevó a cabo el descuartizamiento del cuerpo y la aparente falta de evidencia de un acto impulsivo dan pie a una serie de interrogantes sobre la verdadera naturaleza de lo ocurrido aquella fatídica noche. La ausencia de pruebas contundentes complica aún más el rompecabezas que se intenta resolver en el juicio.
La incertidumbre y el desconcierto reinan en la sala mientras se van desentrañando los detalles más sórdidos de este caso. La familia de Juana Canal clama por justicia y la verdad, buscando respuestas que les permitan cerrar este capítulo oscuro de sus vidas. Mientras tanto, Jesús Pradales se mantiene impasible, sosteniendo su versión de los hechos con una calma que resulta perturbadora para todos los presentes. La verdad, en medio de este mar de contradicciones, parece ser un bien esquivo que se escabulle entre las sombras de un crimen sin resolver.
En medio de un juicio lleno de detalles macabros y desconcertantes, la figura de Jesús Pradales se enfrenta a la mirada inquisitiva de un jurado popular que busca respuestas a un crimen que ha conmocionado a la opinión pública. La frialdad con la que Pradales ha narrado los eventos que llevaron a la muerte de Juana Canal, su antigua pareja, ha dejado helados a todos los presentes en la sala de la Audiencia Provincial de Madrid.
La versión de los hechos presentada por Pradales, en la que intenta retratar la muerte de Juana como un trágico accidente, ha sido desestimada tanto por la Fiscalía como por el abogado de la familia de la víctima. La sospecha de que el descuartizamiento del cuerpo pudo haber ocurrido en la finca familiar en Ávila plantea una nueva capa de horror a este crimen que parece ir más allá de un simple acto violento. La falta de evidencia de un acto impulsivo y la meticulosidad con la que se llevó a cabo el descuartizamiento del cuerpo plantean interrogantes sobre la verdadera naturaleza de lo ocurrido aquella fatídica noche.
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