El pasado martes, la diputada Aurora Nacarino-Brabo ofreció un discurso en el Congreso que ha resonado en los pasillos de la política española, destacando la corrupción que, según ella, impregnó el “sanchismo”. Su intervención no solo atacó la gestión del actual Gobierno, sino que buscó también recordar a los ciudadanos el momento en que todo cambió: el 31 de mayo de 2018, cuando José Luis Ábalos defendía con fervor la moción de censura contra el expresidente Mariano Rajoy, hablando de los valores de la dignidad, la decencia y la democracia. La diputada se refirió a ese día como «el D del sanchismo», en un intento de ilustrar cómo las promesas quedaron en el aire.
Nacarino-Brabo se detuvo en la figura de Ábalos, señalando la contradicción entre su discurso y las controversias que han rodeado su gestión. En su argumentación, la diputada insistió en que los errores cometidos por el actual ejecutivo han marcado un periodo de retroceso moral y ético en el gobierno del país. «Aquel día se sembró una semilla de corrupción que hoy da sus frutos amargos», dijo, aludiendo a los escándalos que han surgido en torno a Ábalos y su vida personal.
La diputada no escatimó en detalles al exponer ejemplos de lo que considera prácticas corruptas, haciendo mención de la relación del exministro con Jéssica R., quien, según las acusaciones, recibió remuneraciones de empresas públicas a cambio de su compañía. «El problema no esque se gaste el dinero en lo que cada uno quiera, sino que el dinero público sea destinado a intereses privados”, enfatizó Nacarino-Brabo, aludiendo a cómo el uso de recursos del Estado se ha vuelto un tema de debate frecuente en la política española.
A través de su discurso, Nacarino-Brabo trató de desenmascarar un sistema que, aclara, está enraizado en una tradición que ha perdurado en la historia del socialismo español. Su referencia al caso de la corrupción en Andalucía, los ERE y otros escándalos similares, sirvió para ilustrar que la política no debe ser un mero teatro de promesas vacías, sino un compromiso serio con la ciudadanía. «Es hora de revisar nuestras raíces y ver qué hemos permitido que se arraigue en nuestra sociedad», declaró.
El discurso resonó no solo en el hemiciclo, sino que también ha logrado encender el debate en redes sociales y entre los partidos opositores. Muchos consideran que la intervención de Nacarino-Brabo podría tener un impacto en la percepción pública del Gobierno actual. El hecho de que el Partido Popular aún mantenga a Cuca Gamarra como portavoz, a pesar de contar con voces críticas y fundamentadas como las de Cayetana Álvarez de Toledo y Ester Muñoz, añade una capa de complejidad al análisis de la situación actual del partido en caso de que se celebren nuevas elecciones.
Mientras el Gobierno defiende su gestión, la llegada de propuestas y discursos como el de Nacarino-Brabo podrían ser claves en el desarrollo del clima político en los próximos meses. La corrupción, como ella dijo, «es un monstruo de muchas cabezas» que necesita ser enfrentado con un discurso valiente y una ética revitalizada. En este sentido, la diputada no solo lanzó un reto a sus adversarios, sino que también instó a la sociedad a mantenerse alerta y exigir cuentas a quienes se encuentran en el poder.
El discurso de Aurora Nacarino-Brabo en el Congreso, en el que denuncia la corrupción asociada al “sanchismo”, deja entrever no solo la desesperación de la oposición ante un gobierno que, pese a sus escándalos, aún se mantiene en el poder, sino también una falta de autocrítica por parte de aquellos que, en el pasado, han estado en posiciones similares. Si bien es válida la reivindicación de la ética pública y la denuncia de irregularidades como las mencionadas en su intervención, es preocupante que la crítica se reduzca a un intercambio de acusaciones sin ofrecer soluciones concretas a un sistema que, efectivamente, parece estar en crisis. La falta de propuestas constructivas puede llevar a que la indignación legítima de los ciudadanos se convierta en un mero juego político donde nadie asume la responsabilidad de las raíces mismas de la corrupción.
Además, resulta alarmante que el discurso de Nacarino-Brabo honde de manera tan superficial el peligro de desviar la atención sobre las implicaciones más amplias de la política: la necesidad de una reflexión profunda sobre cómo el sistema en su conjunto ha permitido que la corrupción florezca. El llamado a “exigir cuentas” debe llevar aparejado un compromiso colectivo, no solo de la oposición, sino también de la ciudadanía y de todas las formaciones políticas, para que la lucha contra la corrupción trascienda el conflicto partidista y se convierta en una verdadera cruzada por la renovación democrática. Es hora de que todas las voces, independientemente de su color político, se unan para abordar el monstruo de muchas cabezas que, como bien señala Nacarino-Brabo, amenaza con devorarnos a todos.
El Diario de Málaga es el periódico digital dónde podrás seguir toda la actualidad malagueña al minuto.
To provide the best experiences, we and our partners use technologies like cookies to store and/or access device information. Consenting to these technologies will allow us and our partners to process personal data such as browsing behavior or unique IDs on this site and show (non-) personalized ads. Not consenting or withdrawing consent, may adversely affect certain features and functions.
Click below to consent to the above or make granular choices. Your choices will be applied to this site only. You can change your settings at any time, including withdrawing your consent, by using the toggles on the Cookie Policy, or by clicking on the manage consent button at the bottom of the screen.
Compartir en...
Completa el formulario o escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo tan pronto como sea posible.