Pekín, 31 de diciembre de 2024.- En un discurso cargado de optimismo y determinación, el presidente chino, Xi Jinping, se dirigió a la nación este martes, reflexionando sobre los logros económicos alcanzados en 2024 y los desafíos que aún enfrenta China en un contexto global lleno de incertidumbres. Dirigiéndose a su pueblo a través de la agencia estatal Xinhua, Xi subrayó que la economía china exhibe signos de recuperación y mejora, estableciendo un marco sólido para los próximos años.
En su intervención, Xi anunció con satisfacción que el producto interior bruto (PIB) nacional se proyecta en más de 130 billones de yuanes, equivalentes a aproximadamente 17,8 billones de dólares. Este crecimiento se complementa con un récord en la producción de grano, que superó las 700 millones de toneladas, consolidando así la autosuficiencia alimentaria del país. En un mundo donde la seguridad alimentaria es crucial, estos hitos son un testimonio de la resiliencia y la planificación estratégica del gigante asiático.
Otro punto destacado en el discurso de Xi fue la necesidad de adoptar políticas que promuevan un desarrollo de alta calidad, haciendo hincapié en la autosuficiencia tecnológica y el cumplimiento de los objetivos establecidos en el 14.º Plan Quinquenal. El presidente reafirmó su compromiso con el impulso de sectores innovadores, señalando que en 2024 se produjeron más de 10 millones de vehículos de nuevas energías, reflejando así un avance significativo hacia un futuro sostenible.
Los logros en el ámbito tecnológico no solo se limitan al sector automotriz. Según Xi, 2024 ha sido un año de grandes avances en inteligencia artificial, circuitos integrados y comunicación cuántica. Este impulso en innovación sitúa a China como un líder indiscutible en la carrera tecnológica global, proporcionando un ejemplo a seguir para otras naciones en su camino hacia la transformación digital.
En un mensaje que va más allá de la economía, Xi Jinping también abordó la cuestión de Taiwán, reafirmando que la reunificación es una «aspiración común de los chinos a ambos lados del Estrecho». Afirmando que «somos una sola familia», el líder chino hizo hincapié en la importancia de la unidad nacional en un momento en que el mundo enfrenta tensiones geopolíticas. Este llamado a la cohesión se complementó con la celebración del 75.º aniversario de la fundación de la República Popular China, en el que Xi destacó las «transformaciones dramáticas» que ha experimentado el país.
El discurso culminó con un mensaje de esperanza y perseverancia, donde Xi realizó un llamado a la unidad y la resiliencia ante los desafíos venideros. «Con esfuerzo y determinación, podemos superar cualquier desafío», afirmó, deseando a todos los hogares en China un próspero Año Nuevo lleno de «alegría, paz y esperanza». Con este cierre inspirador, Xi Jinping dejó claro que, a pesar de las adversidades, la Nación se encuentra en un camino hacia un futuro brillante y prometedor.
El discurso de fin de año de Xi Jinping presenta una imagen de optimismo en medio de desafíos globales, pero es necesario adoptar una mirada crítica hacia su contenido. Si bien la recuperación económica y los logros en el sector tecnológico son indiscutibles, la forma en que se aborda la autosuficiencia y el desarrollo sostenible plantea interrogantes sobre la sinceridad de estas afirmaciones. La promesa de un futuro sostenible a través de la innovación y el compromiso con la autosuficiencia tecnológica, aunque admirable en su intención, puede verse opacada por el hecho de que, en el contexto actual, China enfrenta presiones externas y una competencia internacional creciente que desafía su liderazgo en muchos de estos ámbitos. El mero énfasis en la producción no siempre se traduce en bienestar social ni en un desarrollo inclusivo, lo cual es fundamental para cimentar la estabilidad interna del país.
Además, la insistencia de Xi en la unidad nacional, especialmente en lo que respecta a la reunificación con Taiwán, revela una preocupación subyacente por la cohesión interna ante el descontento social y las tensiones externas. Más que un llamado a la unidad, parece ser un intento de consolidar el control del Partido Comunista en un momento crítico. La utilización de la retórica de la unidad y la resiliencia, aunque efectiva para unir a la población hacia un objetivo común, no debe ocultar las verdaderas carencias en el ámbito de los derechos humanos y la libertad de expresión en el país. Así, mientras China se proyecta hacia el futuro con una sonrisa optimista, es imperativo que no se ignoren las sombras que podrían amenazar su avance y estabilidad a largo plazo.
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