En un duelo que parecía un examen más que una final, el Real Madrid logró alzarse con su noveno campeonato del mundo al superar al Pachuca mexicano por un contundente 3-0 en la Copa Intercontinental 2024. Este triunfo no solo consolida la grandeza del club merengue, sino que también catapulta a Carlo Ancelotti como el entrenador más laureado de la historia del conjunto blanco, superando al mítico Miguel Muñoz.
El inicio del choque en Doha estuvo marcado por una falto de intensidad y compromiso por parte de los jugadores madridistas. Durante los primeros minutos, el Pachuca, presionando eficientemente en la salida de balón del Madrid, logró inquietar la portería defendida por Courtois, quien debió emplearse a fondo para desactivar dos intentos claros de gol. Ancelotti, visiblemente frustrado, daba instrucciones desde la banda, pero su equipo parecía desubicado, con pocas ayudas en defensa y una descoordinación evidente entre las líneas.
A pesar de este arranque titubeante, el Madrid encontró el camino a la victoria. Con la conexión de Rodrygo y Mbappé en el campo, las cosas comenzaron a fluir mejor. El primer gol llegó en el minuto 36 tras una jugada que parecía solicitarse desde el banquillo: un destello de Vinicius que, desde su escaso protagonismo, dejó un pase medido para que el francés abriera el marcador. Esta acción reavivó el espíritu de un equipo que había estado a la deriva durante buena parte del primer tiempo.
El descanso no trajo la dosis de optimismo que muchos esperaban. En la reanudación, el Madrid volvió a dar la impresión de ser un barco sin rumbo, y fue el Pachuca quien se atrevió a amenazar de nuevo. Nelson Deossa, con su técnica y rapidez, puso en aprietos a la defensa madrileña, obligando a Courtois a multiplicarse para mantener la ventaja. Sin embargo, en una rápida transición, Rodrygo se convirtió en el héroe inesperado del encuentro al marcar el segundo gol con un potente disparo que dejó sin opciones al guardameta mexicano.
Con el 2-0 en el marcador, el Madrid pareció bajar la guardia, pensando que la victoria estaba asegurada. Pero el Pachuca, lejos de rendirse, reaccionó y puso en aprietos a la zaga blanca a través de Salomón Rondón, quien estuvo a punto de acortar distancias con un testarazo y un lanzamiento de falta que hizo que el corazón de los aficionados latiera fuerte.
El desenlace llegó con un penalti tras la intervención del VAR, quien, tras revisar una falta sobre Lucas Vázquez, otorgó al Madrid la oportunidad de sellar su victoria. Vinicius, con la frialdad que le caracteriza, transformó la pena máxima, poniendo el marcador final en 3-0 y desatando la euforia entre los seguidores madridistas.
A pesar de las dudas mostradas durante gran parte del encuentro, el Real Madrid se lleva a casa la tan ansiada Copa Intercontinental, reforzando su estatus de gigante del fútbol mundial. Un triunfo que no solo añade un nuevo trofeo a su rica vitrina, sino que también coloca a Ancelotti en un lugar privilegiado en la historia del club. Grazie, Carletto, y que sigan celebrando en el territorio de los pérfidos jeques.
La victoria del Real Madrid en la Copa Intercontinental 2024 deja una sensación agridulce entre los aficionados y críticos. Aunque se celebra el logro de alzar el noveno título mundial y se ratifica a Carlo Ancelotti como el entrenador más laureado del club, es innegable que el desarrollo del partido revela serias debilidades tácticas y de concentración en el equipo. La primera parte mostró a un Madrid desubicado, con un rendimiento que se tambaleaba ante un rival que, aunque inferior en términos de prestigio, demostró mayor compromiso y cohesión. Esto plantea la pregunta sobre la capacidad del equipo para enfrentar desafíos mayores, especialmente considerando los imponentes rivales que aún quedan por disputar en la temporada.
Por otro lado, la manera en que el equipo logró encarrilar el partido tras un comienzo comprometido también invita a la reflexión sobre la resiliencia del Madrid. La conexión entre Rodrygo y Mbappé fue clave para cambiar la dinámica, pero esta victoria no puede ocultar los defectos observados ni el hecho de que, aunque están en la cima, el juego del Madrid necesita una revisión crítica urgente. Este triunfo, si bien es motivo de celebración, no debe llevar a la complacencia. Si el equipo aspira a mantener su estatus de gigante mundial, debe abordar sus carencias con seriedad; un par de destellos de calidad no son suficientes ante un calendario que exige mucho más que simplemente ganar.
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