El pasado viernes 10 de enero, la comunidad laboral de Málaga se vio sacudida por un trágico suceso que ha dejado una profunda herida en la provincia. Un trabajador de 52 años perdió la vida tras caer de un tejado en Benalmádena, convirtiéndose en la primera víctima fatal del año 2025 mientras se esforzaba por ganarse la vida. Este fatal accidente ha desatado un encendido debate sobre la seguridad laboral en Andalucía y ha reavivado las críticas hacia la falta de medidas preventivas en muchas empresas.
Las organizaciones sindicales como Comisiones Obreras (CCOO) y UGT no tardaron en alzar su voz ante esta tragedia, llevando a cabo un homenaje que consistió en cinco minutos de silencio en señal de duelo. Fernando Cubillo, Secretario General de CCOO de Málaga, expresó sus condolencias a los familiares de la víctima y subrayó que este incidente pone de manifiesto el preocupante estado de la prevención de riesgos laborales en la región. “Es inaceptable que, en pleno siglo XXI, un trabajador pierda la vida por la negligencia de las empresas que priorizan los beneficios económicos sobre la seguridad de sus empleados”, afirmó Cubillo.
El informe de CCOO pone de relieve que el trabajador no estaba protegido adecuadamente, ya que la empresa en cuestión “no había instalado barandillas de protección ni proporcionado arneses o redes de seguridad”. Esta falta de atención a las normativas de seguridad no es un caso aislado; en 2024, se registraron 19 accidentes mortales y más de 20.000 incidentes laborales, cifras que no muestran una disminución con respecto al año anterior. “Los datos indican a gritos que es imperativo revisar y dotar de recursos suficientes al Plan de Choque contra la siniestralidad laboral en Andalucía”, concluyó el secretario de CCOO.
En este contexto, David Conde, secretario general de UGT FICA Málaga, alertó sobre la desidia de las administraciones y la continua impunidad con la que operan algunas empresas. “La situación es insostenible. Muchas de ellas no cumplen con la normativa y las administraciones están consintiendo esta incongruencia”, apuntó. UGT ha comenzado a considerar poner en marcha concentraciones y encierros en las delegaciones de Empleo como medida de protesta hasta que la problemática de la siniestralidad laboral sea abordada de manera efectiva.
La impotencia de los sindicatos es palpable, pues a pesar de los esfuerzos por concienciar y denunciar estos accidentes, “da igual que nos reunamos una y mil veces si las administraciones no ponen los medios necesarios”, afirmaron. “La seguridad de los trabajadores no puede ser un tema secundario ni un lujo reservado para unas pocas empresas”, concluyó Conde, dejando el mensaje de que la vida de los trabajadores no debería estar en peligro por el deseo de maximizar beneficios.
El trágico fallecimiento del trabajador en Benalmádena es un oscuro recordatorio de la precariedad que aún persiste en el ámbito laboral en Andalucía. Es inaceptable que en pleno siglo XXI, mientras la sociedad avanza en numerosos aspectos, la vida de un ser humano esté en riesgo debido a la negligencia de aquellos que deben velar por su seguridad. El enfoque que muchas empresas tienen sobre la rentabilidad a corto plazo compromete no solo la integridad de sus trabajadores, sino también la ética del entorno laboral. Como expresó Fernando Cubillo, esta tragedia pone de manifiesto una alarmante falta de voluntad para adoptar medidas preventivas efectivas, creando un círculo vicioso donde los beneficios económicos se anteponen a la vida humana. Este accidente no puede ser simplemente otro número en la estadística de la siniestralidad; debe ser un catalizador para la acción inmediata.
Aunque las organizaciones sindicales están haciendo un esfuerzo valioso al visibilizar la magnitud del problema y exigir responsabilidades, la desidia de las administraciones y la continuación de prácticas laborales irresponsables son igualmente preocupantes. La respuesta ante la tragedia debe ser contundente: las normativas laborales deben ser revisadas y aplicadas de forma rigurosa, y debe dotarse a los Planes de Choque contra la siniestralidad de los recursos adecuados. Solo así podremos garantizar que la seguridad de los trabajadores deje de ser un lujo y se convierta en un derecho irrestricto, donde el miedo a perder la vida por un accidente laboral sea erradicado. Es hora de tomar cartas en el asunto y pasar de las palabras a la acción, porque cada vida perdida es un dolor que como sociedad no deberíamos permitir.
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