La tensión en el sistema sanitario andaluz llega a un nuevo punto crítico, impulsada por el compromiso de los sindicatos SATSE, CSIF, CCOO y UGT en su búsqueda de resolver lo que consideran una «dramática situación». En un acto celebrado este martes en el Hospital Virgen Macarena, estas organizaciones han iniciado una campaña informativa que busca crear conciencia sobre el deterioro de la sanidad pública, al tiempo que anunciaron un próximo encierro en el Hospital Virgen del Rocío para la semana entrante.
Los representantes sindicales han puesto de relieve la necesidad imperante de recuperar los acuerdos firmados hace un año, que abordan 23 puntos críticos, entre los que se destacan la reducción de listas de espera, la mejora de la accesibilidad y la disminución de servicios. La frustración acumulada por los profesionales y pacientes se traduce en un clamor por respuestas efectivas y un cambio en la gestión del sistema de salud.
La falta de personal en los centros de salud se ha convertido en uno de los problemas más alarmantes, con numerosas unidades sufriendo de contratos precarios y una alta rotación de personal. Esto no solo afecta a los trabajadores, sino que también se traduce en una menor calidad en la atención al paciente. “Las plantillas de enfermería son mínimas, cuando hay una huelga tenemos más plantilla que en el día a día”, afirma Reyes Zabala, secretaria provincial de SATSE Sevilla, reflejando la gravedad de la situación.
A pesar de las declaraciones de la consejera de Salud y Consumo, Rocío Hernández, sobre la disminución de listas de espera en un 44%, muchos trabajadores y pacientes perciben una realidad diferente en la atención diaria. La denuncia sistemática de las condiciones laborales y el riesgo de privatización del sistema se ha vuelto una constante en las demandas sindicales. La visión de un sistema sanitario colapsado asusta, y la indignación de los pacientes crece, evidenciada en el alarmante incremento del 19% en agresiones físicas hacia los profesionales de la salud en 2024, así como en la proliferación de agresiones verbales.
El descontento creciente no solo se observa en el ámbito laboral, sino también en las calles, donde ciudadanos y familiares de pacientes han empezado a unirse a la causa de los sindicatos. Se espera que la próxima semana, el encierro en el Hospital Virgen del Rocío atraiga aún más atención hacia el tema, con la esperanza de que la presión social logre un cambio real en las políticas de salud. La consigna es clara: “No más promesas vacías, exigimos soluciones”. La crítica hacia la actual gestión por parte de la Consejería de Salud sigue intensificándose, y la realidad es que el futuro de la sanidad pública andaluza pende de un hilo.
La situación actual del sistema sanitario andaluz es un reflejo palpable del deterioro que ha sufrido la atención pública en los últimos años. La intensificación de la lucha de los sindicatos por reivindicar mejoras no solo es legítima, sino absolutamente necesaria ante la incapacidad del sistema para ofrecer cuidados adecuados a la población. La acumulación de quejas por parte de los profesionales, junto a la denuncia sobre contratos precarios y la escasez de personal, no puede ser ignorada. Más alarmante aún es el aumento de la violencia hacia el personal sanitario, un síntoma claro de la frustración que sienten no solo los trabajadores, sino también los pacientes, que se ven atrapados en un sistema que, a pesar de las estadísticas de mejora, está lejos de satisfacer las necesidades básicas de salud de la ciudadanía. La crítica hacia la gestión de la consejería se vuelve, por tanto, no una mera cuestión laboral, sino un grito desesperado por un modelo de salud digno y eficaz.
Sin embargo, es vital que la respuesta ante esta crisis no se limite a la movilización y al encierro en hospitales. Los sindicatos deben proponer alternativas y soluciones concretas a los problemas que enfrentan. Las demandas son claras: la reducción de listas de espera, la mejora de la accesibilidad y el fortalecimiento de las plantillas son solo algunas de las cosas que deben abordarse urgentemente. La presión social planteada por estas acciones tiene el potencial de incidir positivamente en las decisiones políticas, pero también es fundamental que las organizaciones sindicales lleven a la mesa propuestas que sean viables y que promuevan un camino hacia la sostenibilidad del sistema de salud. Si el futuro de la sanidad pública andaluza pende de un hilo, la responsabilidad recae en todos: desde los responsables de la gestión hasta los mismos ciudadanos y profesionales, que deben unirse en la búsqueda de soluciones efectivas y duraderas.
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