José Antonio Cabrera, conocido presidente de la Federación de Peñas del Recreativo de Huelva, se ha convertido en la voz de una lucha incansable tras la trágica pérdida de su hija, Fuente Clara Cabrera Mateos, quien falleció a los 25 años debido a un accidente automovilístico causado por caballos sueltos en la carretera A-486. Este lamentable suceso, ocurrido en abril de 2024, no solo hirió la fibra más sensible de la comunidad onubense, sino que también ha destapado una problemática que muchos consideran crónica en la provincia: la presencia de animales sueltos en las vías, un peligro que atenta contra la vida de los conductores.
En su reciente carta dirigida al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, Cabrera ha expresado su desesperación y frustración. «Como padre roto, sin corazón ni alma», escribe, solicitando atención urgente sobre una situación que considera inaceptable. Su misiva detalla las irresponsabilidades de algunos propietarios de ganado que, a pesar de la normativa andaluza de 2003, permiten que sus caballos vaguen libremente por los campos y carreteras, exponiendo a los conductores a circunstancias desgarradoras que, como él mismo experimentó, pueden resultar fatales.
La muerte de Fuente Clara dejó una profunda cicatriz en la comunidad de Huelva. Amigos, familiares y vecinos se unieron en muestra de apoyo a José Antonio, quien, desde la fatídica noche en que perdió a su hija, ha emprendido un camino de activismo en defensa de la seguridad vial. Los lutos en la ciudad, incluso decretados por el propio Recreativo, reflejan el impacto que tuvo su pérdida. En su lucha, Cabrera ha seguido con su esfuerzo diario, realizando patrullas en busca de caballos desatendidos en las carreteras, un testimonio del dolor que lo impulsa a actuar.
La carta de Cabrera también refleja la decepción hacia los gobiernos locales, que, según él, se han mostrado remisos a aplicar los protocolos necesarios para gestionar el problema. «He denunciado la dejadez de funciones de múltiples Ayuntamientos», sostiene, dejando claro que no se quedará de brazos cruzados ante lo que considera negligencia institucional. En muchos pueblos, la falta de respuesta frente a las advertencias sobre animales sueltos ha creado una cultura de impunidad que eleva el riesgo en las carreteras.
El clamor de José Antonio Cabrera, además de reflejar su dolor personal, resuena como un llamado a la acción colectiva. «No quiero que otros padres pasen por lo que he vivido», reivindica en su carta. Pide al presidente Moreno que tome cartas en el asunto, que implemente medidas efectivas y que garantice que se mantendrán las normativas para proteger a todos los ciudadanos. Su historia vuelve a poner sobre la mesa una cuestión vital sobre la seguridad vial en Andalucía, obligando tanto a las administraciones como a la sociedad en su conjunto a reflexionar sobre esta problemática que, aunque parece lejana para algunos, cobra una relevancia apremiante tras cada tragedia como la suya.
Desde eldiariodemalaga.es, hacemos eco de su valiente denuncia, en la esperanza de que se tomen acciones inmediatas para evitar que la historia de José Antonio y su hija se repita. Andalucía necesita un cambio, y la voz de un padre doliente puede ser el empuje necesario para comenzar ese proceso.
La trágica muerte de Fuente Clara Cabrera Mateos pone de manifiesto una problemática que, lejos de ser un incidente aislado, se ha convertido en una cuestión habitual en las carreteras de Andalucía. Es inadmisible que, a pesar de la legislación vigente desde 2003, muchos propietarios de ganado sigan permitiendo que sus animales vaguen libremente, poniendo en riesgo la vida de ciudadanos inocentes. La impotencia y el dolor de José Antonio Cabrera no solo deben ser un eco de compasión para la sociedad, sino un verdadero llamado a la acción que urge a las administraciones a asumir su responsabilidad. Es insostenible que la falta de control sobre el ganado suelto continúe colocando en peligro a conductores y peatones, como si sus vidas carecieran de valor ante la dejadez de algunos propietarios y la inacción de las autoridades locales.
La valentía de Cabrera al alzar su voz en un momento tan desgarrador es admirable, pero también debe servir como un espejo en el que reflexionar sobre la estructura institucional que permite que estos accidentes, que se traducen en tragedias familiares, se repitan sin cesar. Es fundamental que la Junta de Andalucía y los Ayuntamientos actúen con determinación para implementar y reforzar las normativas referentes a la tenencia responsable de animales. La creación de campañas de concienciación, la instalación de cercas adecuadas y el refuerzo de las sanciones a los infractores podrían ser pasos concretos hacia una mejora en la seguridad vial. La lucha de José Antonio no debe ser en vano; su historia es un potente recordatorio de la fragilidad de la vida y de la urgente necesidad de un cambio que proteja a toda una comunidad de futuros sufrimientos.
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