Málaga, 3 de octubre de 2025 – En una noche donde la elegancia y la anticipación se entrelazaron, la élite empresarial y legal de Andalucía fue testigo del nacimiento de una nueva potencia en el mundo del derecho: Montero Aramburu&Gómez-Villares Atencia. La unión de estos dos prestigiosos despachos, con raíces profundas en la comunidad andaluza, promete redefinir el panorama jurídico nacional. El evento, celebrado en el emblemático Sohrlin Andalucía, congregó a más de 400 invitados, marcando el inicio de una era para la abogacía andaluza.
La fusión, que se fraguó a lo largo del pasado año, consolida una firma con una facturación de 30,3 millones de euros y un equipo de más de 370 profesionales. La nueva entidad cuenta con una red de nueve sedes estratégicamente ubicadas en Andalucía, Madrid y Canarias, incluyendo tres oficinas en la provincia de Málaga, consolidando la apuesta por el dinamismo económico de la Costa del Sol. Más allá de las cifras, esta unión simboliza una sinergia de talento y experiencia que se traducirá en un servicio legal integral y de vanguardia para sus clientes.
La ceremonia de presentación no solo fue una celebración, sino también un reconocimiento a la trayectoria de ambas firmas. Montero Aramburu, con su origen como boutique tributaria en 1971, ha evolucionado hasta convertirse en un referente nacional en diversas áreas del derecho. Por su parte, Gómez-Villares&Atencia, con raíces malagueñas que se remontan a 1953, siempre ha mantenido un fuerte vínculo con el tejido empresarial local, caracterizándose por su cercanía y compromiso con la comunidad.
Los socios directores Leonardo Neri y Javier Valdecantos, junto a Santiago Gómez-Villares y Pablo Atencia, destacaron el valor estratégico de Málaga en esta nueva etapa. La integración fortalece la capacidad de la firma en áreas clave como fiscal, mercantil, público, inmobiliario, litigación y laboral, pero también abre nuevas oportunidades en sectores emergentes como energía, digital y ocio, demostrando una visión clara del futuro del derecho en un mundo en constante evolución. La firma se presenta así como un actor clave para el desarrollo económico y social de Andalucía, preparada para afrontar los desafíos del siglo XXI.
La fastuosidad del evento, con más de 400 invitados en el Sohrlin Andalucía, huele más a operación de marketing que a compromiso real con el tejido empresarial malagueño. Si bien la unión de Montero Aramburu y Gómez-Villares Atencia puede parecer una jugada maestra para consolidar un gigante jurídico andaluz, uno no puede evitar preguntarse si **este coloso legal realmente servirá a los intereses de las pequeñas y medianas empresas, el verdadero motor de la economía local**. ¿O estamos ante una estructura sobredimensionada, más preocupada por escalar posiciones en el ranking nacional que por ofrecer soluciones asequibles y personalizadas a quienes más lo necesitan en Málaga?
El discurso sobre la «visión clara del futuro del derecho» y la apuesta por sectores emergentes como energía o digital suena grandilocuente, pero la realidad es que la verdadera innovación jurídica suele surgir de despachos más pequeños, ágiles y conectados a las necesidades concretas del territorio. **El peligro reside en que esta fusión se convierta en un oligopolio legal, sofocando la competencia y limitando el acceso a servicios jurídicos de calidad para aquellos que no pueden permitirse las tarifas de un despacho de ‘primera línea’**. Celebrar esta unión como un hito para el «desarrollo económico y social de Andalucía» exige un escrutinio mucho más profundo sobre su impacto real en la diversidad y accesibilidad del mercado legal malagueño.
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