La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en marcha desde este lunes, 16 de diciembre, una nueva campaña de vigilancia en las carreteras de Andalucía, que se extenderá hasta el próximo 22 de diciembre. Con el propósito de disuadir y controlar la conducción bajo la influencia de alcohol y/o drogas, esta iniciativa se lanza en un período crítico donde las celebraciones y los encuentros familiares suelen acompañarse del consumo de bebidas alcohólicas.
Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC), junto con las policías locales que se sumen a la iniciativa, establecerán múltiples puntos de control en todas las vías, no solo en las carreteras principales, sino también en los cascos urbanos. Estas operaciones estarán activas a cualquier hora del día, lo que busca crear un ambiente de precaución entre los conductores y disminuir así el riesgo de siniestros en la vía pública.
El delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, subraya la importancia de esta campaña al señalar que “el consumo de estas sustancias continúa siendo, año tras año, uno de los tres factores principales de riesgo en los siniestros de tráfico”. Según datos de 2023, estas circunstancias están implicadas en el 13% de los siniestros con víctimas y en un alarmante 26% de los casos de víctimas mortales, lo que reafirma la necesidad de acciones contundentes en la road safety.
En la campaña de 2023, se controlaron cerca de 29.965 conductores en las carreteras andaluzas, y de estos, 669 dieron positivo en alcohol y/o drogas, lo que representa un 2,2% del total. Este ligero aumento en el porcentaje con respecto a años anteriores indica una realidad inquietante: un promedio de 95 conductores al día fueron detectados al volante bajo la influencia de sustancias, lo que sugiere que la concienciación aún no es suficiente.
Datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses revelan que más de la mitad de los conductores fallecidos en accidentes de tráfico en 2023 dieron positivo por algún tipo de sustancia, solitaria o en combinación. Este persistente problema, que se traduce en un aumento del 0,8% en comparación con el año anterior, pone de manifiesto la necesidad de mantener y reforzar estas campañas educativas y de control, ya que, aunque la sociedad ha avanzado en la concienciación de los peligros asociados al consumo de alcohol y drogas, las estadísticas indican que aún queda un largo camino por recorrer.
En palabras del delegado, "la única tasa segura es 0,0%", un lema que debe ser asumido por todos los conductores para garantizar no solo su propia seguridad, sino también la de los demás usuarios de la vía. La aplicación rigurosa de estas campañas tiene el potencial de salvar vidas y reducir el número de siniestros en las carreteras andaluzas, especialmente en esta época del año, donde las celebraciones se entrelazan con el riesgo de imprudencias al volante.
La reciente campaña de la Dirección General de Tráfico en Andalucía para intensificar la vigilancia contra la conducción bajo efectos de alcohol y drogas es un paso necesario, pero plantea interrogantes sobre la efectividad de estas iniciativas a largo plazo. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, los datos revelan que un alarmante 2,2% de los conductores controlados dieron positivo en las pruebas de sustancias, lo que sugiere que la concienciación social aún flaquea. La repetición de estas campañas, aunque crucial, no es suficiente si no se acompaña de una educación constante desde edades tempranas y un robusto compromiso social para calar en la mentalidad de los conductores. El lema «la única tasa segura es 0,0%» debe convertirse en parte del discurso cotidiano, no solo una frase que se repite en los medios en fechas festivas.
Además, es preocupante observar que cada vez más de los conductores fallecidos en accidentes de tráfico están bajo los efectos de sustancias, lo que indica un profundo problema en nuestra sociedad. Las cifras muestran que la responsabilidad individual se ve superada por la falta de control y la normalización de conductas de riesgo. La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y las policías locales deben ser partes cruciales en la batalla contra esta lacra, pero también necesitamos un esfuerzo colectivo: desde campañas de sensibilización en los colegios hasta un enfoque más severo en las sanciones a quienes ignoran las normas de tráfico. Solo así podremos esperar no solo una reducción en las estadísticas de siniestralidad, sino un cambio cultural que convierta el respeto por la vida en una prioridad indiscutible en nuestras carreteras.
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