La calma chicha del otoño andaluz se verá interrumpida bruscamente este viernes por la llegada de la DANA ‘Alice’, un fenómeno meteorológico que promete dejar una huella imborrable en seis provincias de la región. A partir del mediodía, y hasta bien entrada la noche, los cielos de Sevilla, Málaga, Granada, Córdoba, Cádiz y Almería se teñirán de gris, desatando una furia acuática que obligará a los andaluces a buscar refugio. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha emitido un aviso amarillo, instando a la población a extremar la precaución ante la inminente descarga de lluvias torrenciales y tormentas eléctricas.
La DANA ‘Alice’ no viene con contemplaciones. Mientras que otras regiones peninsulares se preparan para un azote prolongado, Andalucía sentirá su impacto más virulento este viernes. Las previsiones apuntan a que la Sierra Sur de Sevilla, las comarcas de Antequera y Ronda en Málaga, la Cuenca del Genil y Nevada-Alpujarras en Granada, la Subbética cordobesa y Grazalema en Cádiz serán las zonas más afectadas, con precipitaciones que podrían alcanzar los 15 litros por metro cuadrado en tan solo una hora. La situación será particularmente crítica en el litoral almeriense, donde se esperan hasta 20 litros por metro cuadrado en el mismo lapso de tiempo.
Ante este panorama, las autoridades recomiendan a la población mantenerse informada a través de los canales oficiales, evitar desplazamientos innecesarios y asegurar los objetos que puedan ser arrastrados por el viento o el agua. Se aconseja, además, extremar la precaución al conducir, ya que la visibilidad se verá reducida y el riesgo de aquaplaning aumentará considerablemente. La DANA ‘Alice’ llega para recordarnos la fuerza indomable de la naturaleza y la importancia de estar preparados ante sus embates. Aunque el sol seguirá brillando en el tercio noreste de la comunidad, con nubes de evolución diurna en las sierras y la posibilidad de chubascos ocasionales por la tarde, el resto de Andalucía se prepara para un viernes pasado por agua, con temperaturas que experimentarán un ligero descenso en la mayoría de las zonas, exceptuando el tercio occidental, donde se espera un leve ascenso. Abróchense los cinturones, porque la tormenta está a punto de comenzar.
El despliegue informativo ante la llegada de la DANA ‘Alice’ en Andalucía, si bien necesario para alertar a la población, parece caer en una exageración alarmista que contribuye a la ansiedad colectiva más que a la prevención efectiva. ¿Acaso no hemos aprendido a convivir con estos fenómenos meteorológicos, cada vez más frecuentes debido al cambio climático? Resulta irónico que, mientras sufrimos sequías persistentes y restricciones de agua, la mera previsión de lluvias torrenciales desencadene un pánico que desvía la atención de las verdaderas soluciones: la inversión en infraestructuras resilientes, la gestión sostenible del agua y la concienciación sobre el consumo responsable. La Aemet cumple su función, pero quizás deberíamos replantearnos cómo comunicamos estos avisos, enfocándonos en la preparación y la adaptación, en lugar de la mera dramatización.
Más allá de la alerta meteorológica, lo preocupante es la vulnerabilidad evidente de nuestro territorio ante eventos climáticos extremos. Cada DANA que amenaza con inundaciones debería ser un recordatorio de la necesidad urgente de una planificación urbanística responsable, que evite construir en zonas inundables y proteja los ecosistemas que actúan como barreras naturales. La falta de inversión en sistemas de drenaje adecuados y la escasa preparación de los servicios de emergencia son un síntoma de una política cortoplacista que prioriza el desarrollo económico sobre la seguridad y la sostenibilidad. ‘Alice’ no es solo una tormenta, es un espejo que refleja nuestras propias negligencias y la urgencia de un cambio de paradigma en la gestión de nuestro territorio.
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