Málaga, 3 de noviembre de 2025 – El cielo andaluz, hasta ahora complaciente con un otoño atípicamente cálido, se prepara para recibir un brusco revés. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha lanzado una advertencia contundente: una vaguada atlántica se aproxima con fuerza, amenazando con descargar lluvias torrenciales, tormentas eléctricas y vientos huracanados sobre la comunidad autónoma. Juan de Dios del Pino, delegado territorial de Aemet en Andalucía, Ceuta y Melilla, ha comparecido hoy en Sevilla para alertar sobre la situación, instando a la población a extremar la precaución.
Las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz se encuentran en el punto de mira, con avisos amarillos activados para el próximo miércoles 5 de noviembre. Se esperan precipitaciones que podrían alcanzar los 20 litros por metro cuadrado en tan solo una hora, acompañadas de ráfagas de viento que superarían los 70 kilómetros por hora. El panorama se torna especialmente preocupante en Sevilla, donde la alerta se extiende a toda la provincia, abarcando tanto las lluvias como las tormentas y el viento. En Huelva, la alerta se centra en los fuertes vientos del sur, mientras que en Cádiz, la Campiña Gaditana, Grazalema y el Litoral se preparan para soportar intensas ráfagas.
La llegada de esta vaguada supone un cambio radical en las condiciones meteorológicas que han predominado en Andalucía durante las últimas semanas. Según Del Pino, las temperaturas han estado "por encima de los valores medios en septiembre, octubre y noviembre", una situación anómala que ha mantenido los termómetros en niveles inusualmente altos para esta época del año. Sin embargo, este episodio de calor se verá interrumpido bruscamente por la llegada de la borrasca, que traerá consigo un descenso en las temperaturas y la amenaza de fenómenos meteorológicos adversos.
El miércoles, se esperan cielos nubosos que irán cubriéndose a lo largo del día, con precipitaciones que se extenderán de oeste a este a partir del mediodía. Las lluvias serán más intensas en la mitad occidental de la región, donde podrían ser localmente fuertes y acompañadas de tormentas. A pesar del descenso generalizado, las temperaturas máximas se mantendrán relativamente suaves, oscilando entre los 23 grados de Málaga y Huelva, y los 26 grados de Sevilla y Granada. Las mínimas, por su parte, se situarán entre los 12 y 18 grados.
Ante esta situación, las autoridades recomiendan a la población mantenerse informada a través de los canales oficiales, evitar desplazamientos innecesarios durante el miércoles y tomar las precauciones necesarias para protegerse de las lluvias y el viento. Se aconseja revisar los tejados y canalones, retirar objetos que puedan caer a la vía pública y alejarse de zonas arboladas. Andalucía se prepara para una jornada de incertidumbre, con la esperanza de que la vaguada atlántica no cause daños significativos.
La recurrente imagen de Andalucía braceando contra los elementos empieza a ser, lamentablemente, un cliché previsible. Más allá de la mera alerta meteorológica, que cumple su función informativa, este anuncio de vaguada atlántica debería servir como un **toque de atención sobre nuestra vulnerabilidad creciente ante fenómenos extremos**. Si bien la Aemet hace su trabajo, echamos en falta un debate más profundo y sostenido sobre la planificación urbana y la gestión de recursos hídricos, especialmente en zonas históricamente sensibles. La improvisación, después de cada episodio de lluvias torrenciales, ya no es una opción viable. La pregunta no es si volverá a llover con intensidad, sino cuándo, y si estaremos preparados para afrontarlo de manera efectiva.
Es crucial, por tanto, que la Junta de Andalucía, junto con los ayuntamientos afectados, no se limiten a la coordinación de emergencias. **La verdadera prevención reside en la inversión a largo plazo en infraestructuras resilientes**, capaces de mitigar el impacto de estas borrascas. ¿Dónde están los planes integrales de adaptación al cambio climático a nivel local? ¿Se están revisando los planes de urbanismo para evitar la construcción en zonas inundables? La ciudadanía tiene derecho a exigir respuestas concretas y a participar activamente en la búsqueda de soluciones que garanticen su seguridad y bienestar. La retórica del «tiempo loco» ya no sirve como excusa; la ciencia nos está advirtiendo desde hace tiempo y es hora de actuar con determinación.
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