El panorama del trigo andaluz está en medio de una transformación crucial que podría marcar un hito en la producción agrícola de la región. Mientras muchos agricultores han priorizado históricamente el volumen de producción en lugar de la calidad del grano, la reciente iniciativa del Grupo Operativo Tricabland se erige como un faro de esperanza. Este grupo, lanzado en octubre de 2023, tiene como objetivo audaz hacer de Andalucía un referente en la producción de un pan cien por cien andaluz, elevando el estándar de calidad del trigo local y reduciendo la dependencia de importaciones externas.
La creación de Tricabland, que une a empresas agrícolas, cooperativas y la Universidad de Córdoba, se basa en la identificación de variedades de trigo blando que se adapten a las condiciones extremas del clima andaluz. Este esfuerzo no solo busca mejorar la calidad del grano, sino también la sostenibilidad del sector cooperativista. De esta manera, se espera que los agricultores puedan cultivar trigos capaces de competir en el exigente mercado actual, donde la calidad es un factor determinante para las panificadoras.
A medida que el proyecto avanza y ya ha alcanzado el ecuador de la experiencia, los resultados comienzan a ofrecer un panorama alentador. Con la finalización de la primera campaña de ensayos y un análisis exhaustivo de calidad, se han evaluado diez variedades de trigo en diversas localidades de Andalucía. Este enfoque no solo permite entender las particularidades de cada variedad, sino también su idoneidad para las diferentes condiciones de cultivo, ya sea en secano o en regadío.
Los hallazgos indican que las variedades Conil y Acorazado destacan por su notable calidad, logrando clasificaciones en el Grupo 1 por sus características de fuerza y contenido proteico. Asimismo, otras variedades como Tujena, Rota y Setenil no se quedan atrás, mostrando potencial para conquistar a los productores que buscan un trigo de media fuerza. A través de estos estudios, se plantean nuevas oportunidades para aquellos agricultores dispuestos a diversificar sus cultivos y apostar por la calidad.
El futuro del trigo en Andalucía no solo depende de la producción de grano de alta calidad, sino que también está intrínsecamente ligado a la colaboración y cohesión del sector agrícola. Tricabland simboliza un esfuerzo compartido que busca integrar la investigación científica, el conocimiento agrícola y las prácticas sostenibles. Gracias al apoyo de instituciones como el Ifapa, el proyecto se consolida como un modelo de referencia que podría ser replicado en otras regiones geográficas que enfrentan desafíos similares.
Si se logra un trigo andaluz de alta calidad, la provincia no solo podría satisfacer la demanda local de las panificadoras, sino que podría emerger como un competidor en el mercado nacional e internacional. Con el enfoque en la sostenibilidad y la reducción de la huella de carbono, el proyecto Tricabland podría ser una pieza clave en la construcción de un futuro agrícola más resiliente para Andalucía, fomentando una economía circular donde el productor, el consumidor y el medio ambiente coexistan en armonía.
El proyecto Tricabland emerge como una iniciativa revitalizadora en el panorama agrícola andaluz, reconociendo la necesidad urgente de alinearse con las demandas de un mercado que prioriza la calidad sobre la cantidad. Sin embargo, este esfuerzo es, en el mejor de los casos, un paso en la dirección correcta. Es esencial entender que, más allá de la identificación de variedades de trigo de alta calidad, el verdadero desafío radica en si los agricultores estarán dispuestos a cambiar su mentalidad y adoptar prácticas sostenibles a largo plazo. La tradición agrícola andaluza ha estado marcada por la búsqueda de rendimiento inmediato, y es crucial que los agricultores no solo reciban incentivos económicos, sino que también se les ofrezca formación y apoyo en la transición hacia un modelo más sostenible y de calidad.
Además, aunque el enfoque de Tricabland es encomiable, se debe tener en cuenta que la interdependencia del sector no se limita a la producción de trigo, sino que engloba toda la cadena de suministro, desde los productores hasta las panaderías y los consumidores finales. La colaboración entre estos actores es vital para garantizar que el futuro del trigo andaluz no solo sea viable, sino también próspero. La visión de un pan cien por cien andaluz debe ser acompañada de estrategias que permitan a todos los involucrados beneficiarse de esta transición, incluyendo la educación sobre los beneficios de consumir productos locales. Solo así se podrá consolidar un modelo agrícola que no solo sea rentable, sino que también contribuya a la sostenibilidad del medio ambiente y el fortalecimiento de la identidad regional.
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